La gastroenteritis es una infección gastrointestinal producida por un virus. Se caracteriza por la aparición de náuseas, vómitos y diarrea. Dados los síntomas producidos, se reduce el apetito y se suelen comer alimentos de fácil digestión. Es lo que se conoce como dieta blanda. Sin embargo, la mayoría suele cometer errores respecto a la dieta durante la gastroenteritis.
Se trata de un problema de salud que puede ser habitual. Por lo tanto es interesante saber las precauciones que permiten evitar su aparición y qué hacer en caso de padecerla. Te contamos más a continuación.
Gastroenteritis: causas y síntomas más comunes
También denominada gripe estomacal, se trata de una infección viral que afecta el intestino. Suele contraerse por el consumo de alimentos en mal estado o por el contacto con alguna persona que la padece.
Los principales síntomas de la gastroenteritis son los siguientes:
- Diarrea acuosa.
- Náuseas y vómitos.
- Calambres y dolores estomacales.
- Fiebre baja.
- Dolor de cabeza o muscular leve.
En general se puede decir que estamos delante de un problema de salud leve y en muchas ocasiones no existe ningún tratamiento específico. En cambio, es básico la aplicación de algunas medidas de cuidado personal (como la dieta) y que detallaremos más adelante.
No obstante las personas con el sistema inmune débil, los ancianos y los bebés son más susceptibles y podría complicarse. Por ello es imprescindible estar alerta ante el estado de los pequeños y la aparición de fiebre y otros signos. Lo mejor es consultar en seguida con el equipo de pediatría.
En el caso de los adultos es recomendable consultar con el médico si la situación no mejora en 2 días, si no se puede retener el líquido durante más de 24 horas, aparece sangre en el vómito o las heces o se sufre un dolor estomacal intenso.
Dieta durante la gastroenteritis
La deshidratación es uno de los riesgos más severos ligados a la aparición de la gripe estomacal. También suele ser común la pérdida del apetito y el malestar digestivo. Por este motivo es imprescindible tomar algunas medidas a nivel alimentario para sentirse mejor y disminuir la posible pérdida excesiva de líquidos.
Reposición de líquidos, el primer objetivo de la dieta durante la gastroenteritis
En primer lugar, es importante reponer los líquidos perdidos por la diarrea y los vómitos frecuentes. ¿Cómo se hace? Mediante el agua, las infusiones, el agua de arroz o el caldo desgrasado, por ejemplo.
Si las personas afectadas tienen problemas para retener estas bebidas en el estómago se aconseja beber en pequeños sorbos y hacerlo a través de bebidas muy claras.
También se recomienda consumir los electrolitos a través de una solución de rehidratación oral, sobre todo en los casos más severos o de población con el sistema inmune debilitado. La razón es que aporta potasio, el mineral que eliminamos en mayor cantidad y bajas cantidades de sodio y glucosa.
Estos pueden adquirirse en las farmacias o ser recomendados por el médico. Por el contrario hay que evitar el error común de usar bebidas isotónicas para este fin.
Aunque contengan electrolitos, estas poseen un alto contenido en sodio y azúcar. De esta manera, la diarrea empeora, ya que se altera el equilibrio sodio-potasio del organismo y se estimula el tracto digestivo. Por esta razón, las bebidas isotónicas como el Aquarius, entre otras, no son recomendables.
Si no se realiza la reposición de forma adecuada se puede sufrir deshidratación con facilidad. Esto puede poner en peligro el funcionamiento del cuerpo y resultar grave si no se detecta a tiempo.
Alimentación
La recomendación por excelencia es comer en cuanto nos sintamos mejor y tengamos hambre. Por norma general, se realiza una dieta en la que apenas se secreten jugos gástricos y se reduzca la velocidad de paso de los alimentos a lo largo de todo el tubo digestivo.
Por lo tanto, incluye alimentos bajos en fibra, sin lactosa ni grasas. Incluso, se evitan los alimentos ácidos y picantes que irritan la mucosa digestiva.
Algunos de los alimentos aconsejados son:
- Los cereales refinados: arroz, patata y pasta cocidos y el pan.
- La carne y el pescado blancos, como el pollo, el conejo, la dorada, la lubina, el lenguado, etc.
- Puedes probar la tolerancia al huevo empezando por la clara y luego entero.
- Los yogures naturales, el requesón y el queso fresco (entero o batido).
- Las verduras y hortalizas cocidas y bajas en fibra, como la zanahoria, la calabaza y el calabacín.
- La manzana o la pera cocidas, asadas o en compota, o el plátano bien maduro.
- Aceite de oliva en pequeñas cantidades para aliñar.
En cuanto remitan las molestias en el estómago, probar con pequeñas cantidades de legumbres cocidas, trituradas y peladas, como las lentejas y los guisantes. O bien el tofu blanco y sin condimentos.
Es recomendable hacer pequeñas ingestas y más seguidas. Este tipo de dieta debe seguirse mientras duren los síntomas más notorios ya que a largo plazo podría conllevar falta de nutrientes y empeorar la introducción posterior de la alimentación habitual.
Alimentos a evitar
Mientras dure el malestar es preferible evitar todo aquello que pueda dificultar la digestión o acelerar el tránsito intestinal. Estos son los alimentos más comunes que conviene evitar, si bien cada persona puede tener una reacción diferente a cada uno de ellos:
- Cereales integrales.
- Pescado azul.
- Carne roja, embutidos y procesados cárnicos.
- Quesos curados, nata y leche.
- Verduras crucíferas (col, coliflor, berro, alcachofas, etc.) y crudas en forma de ensalada.
- Frutas ácidas, verdes y crudas.
- Legumbres enteras.
- Alcohol, jugos de frutas azucarados, refrescos.
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Otras medidas investigadas: probióticos y prebióticos
Tanto la Academia Americana de Pediatría como la ESPGHAN (Sociedad Europea Gastroenterología y Hepatología Pediátrica y Nutrición) coinciden en evitar el uso de probióticos de manera rutinaria.
Además, existe controversia en los estudios por la cepa, la dosis y la duración, por lo que no es extrapolable salvo en los casos producidos por tomar antibióticos. En este último caso, Saccharomyces boulardii NCM I-745 y Lactobacillus rhamnosus GG son los que han mostrado buenos resultados y se han estudiado en profundidad.
Cómo prevenir las gastroenteritis
Dado que no existe ningún tratamiento para la gripe estomacal una de las mejores formas de hacerle frente es minimizando el riesgo de contraerla. Si bien no suele ser un problema grave sí que puede llegar a causar malestar y cansancio durante algunos días, por lo que es preferible reducir al máximo su riesgo.
Para ello tan solo es necesario poner en práctica algunas medidas sencillas:
- Lavarse bien las manos con agua y jabón después de usar el baño, cambiar pañales, cocinar y manipular alimentos.
- Preparar los alimentos de manera segura: lavar bien las frutas y verduras así como las superficies y utensilios de cocina. Los alimentos deben ser sometidos a una cocción suficiente.
- En caso de estar enfermo hay que evitar cocinar para otras personas y lavar toda la ropa y utensilios que puedan haber entrado en contacto con vómitos o heces.
- La vacuna contra la gripe no protege de la gastroenteritis viral. En cambio sí que se dispone de una vacuna contra el rotavirus que podría ser eficaz para minimizar los síntomas más graves en niños. Para resolver dudas y evaluar su administración lo mejor es consultar con el/a pediatra.
Sigue esta dieta durante la gastroenteritis para mejorar los síntomas
Llegados a este punto, recuerda que la reposición líquida y electrolítica son claves para la recuperación, sobre todo en bebés, niños, embarazadas y ancianos. Además es aconsejable permanecer en reposo mientras te sientas cansado y la frecuencia en ir al baño sea elevada.
La dieta durante la gastroenteritis ayuda a reducir los síntomas y aporta nutrientes, pero no es un plan alimentario curativo. Recuerda que en caso de no mejorar con la aplicación de estas medidas es recomendable acudir a un centro de salud.
Bibliografía
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