11 consejos para crear un ambiente más positivo en el aula

Crear un ambiente más positivo en el aula es una forma de llegar a las respuestas emocionales de los alumnos y lograr que su proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrolle mejor.

Profesora saludando a los alumnos en la puerta para crear un ambiente más positivo en el aula.

Las emociones y los sentimientos de los alumnos en clase son algo que hay que tener muy en cuenta. Cómo se sientan en un día concreto puede influir en cómo ese día estén de motivados, en su concentración y en su capacidad de razonar, incluso. Por ello, crear un ambiente más positivo en el aula es fundamental.

Algunos días los docentes se encontrarán con alumnos que parecen apáticos, que parecen un poco tristes y, probablemente, esto no tendrá nada que ver con ellos. Será algo relacionado con su entorno más cercano, amigos, familia, compañeros, etc.

Para empezar, podemos cuestionarnos algunas cosas. ¿Parecen los alumnos contentos de estar en clase? Cuando termina una sesión ¿los vemos irse sonriendo? ¿Han tenido una experiencia positiva? Una dinámica positiva puede cambiar por completo un aula.

Pensemos, por ejemplo, en nosotros mismos asistiendo como alumnos a un curso. O en algún orador que hayamos escuchado que recordemos de forma especial. En la mayoría de los casos, estaremos pensando en personas que nos transmitieron un mensaje positivo y coherente.

Los docentes intentarán hacer de esto algo normalizado en sus clases. Algunas formas de crear un ambiente más positivo en el aula son las siguientes.

Alumnos levantando la mano en clase muy participativos debido al buen ambiente que hay en el aula.

11 consejos para crear un ambiente más positivo en el aula

Un ambiente es un organismo vivo y complejo, compuesto de elementos físicos, sociales, psicológicos, culturales, biológicos, químicos y claro está, históricos, interrelacionados y que facilitan o dificultan la interacción, las relaciones, la construcción de la identidad y el sentido de pertenencia.

Poner en equilibrio dinámico todos estos elementos para construir un lugar acogedor y cargado de energías positivas, es un arte. Veamos cómo lograrlo.

1. Saludar a los alumnos en la puerta del aula

Muchas veces, los docentes se encuentran con miles de tareas que hacer y olvidan este punto tan importante. Es muy importante empezar la clase con un mensaje positivo. Saludar a los alumnos con atención en el aula transmite muchos mensajes, entre ellos el de “me importas”.

Los estudiantes serán conscientes de que el profesor o maestro se preocupa por ellos, se interesa por sus vidas. Todos nos sentimos bien cuando los demás nos hacen caso, cuando nos demuestran su respeto.

Un simple “hola” o un “¿qué tal están?” puede crear un tipo de conexión especial y positiva con los alumnos que hará que durante la sesión a desarrollar estos se muestren más atentos, concentrados y con ganas de aprender.

2. Un aula dinámica

Si nos parásemos a hacer una pregunta simple a los alumnos sobre cómo se sienten en el aula, la mayoría de las veces, al estar sentados en casi todas las clases, gran parte de ellos nos contestaría que preferirían levantarse más a menudo, moverse.

No se trata de levantar a los alumnos de forma aleatoria y hacer que caminen o se desplacen. Se trata de dejarles claro que pueden moverse libremente en el aula cuando lo necesiten. Ya sea para hablar con un compañero que está lejos o porque necesiten acercarse a la mesa del profesor.

El permitir a los alumnos moverse de una forma libre por el aula los hará sentirse bien, más positivos y, por lo tanto, influirá de una forma práctica en el desarrollo de toda la sesión.

3. Ser un modelo a seguir

Si el maestro no es puntual, no puede exigir puntualidad. Si no es prolijo, amable y respetuoso, no podrá pedirle esas condiciones a sus estudiantes sin contradecirse en la práctica. De modo que, para enseñar hay que ser.

No basta con predicar de palabra sino dar ejemplo.

4. Reglas claras, buenas relaciones

La improvisación es un signo de buena salud, de energía y vitalidad. Y en un salón de clases, estudiantes y maestros deben estar preparados para la novedad y la sorpresa. Pero esto es muy distinto a dejarlo todo al azar, o a imponer disposiciones sin previo acuerdo.

Hay cosas que no pueden quedar sujetas al acaso. Las evaluaciones, los baremos y parámetros, los horarios de trabajo, las fechas de entregas de asignaciones, los contenidos curriculares, etc., deben formar parte de una lista visible de arreglos que también enseñan responsabilidad y puntualidad.

5. Actuar con equidad y justicia

La tendencia en los salones de clases es a considerar al grupo como una tabla rasa, pero la realidad dice que no es así y que todos los estudiantes tienen grados de aprendizaje distintos.

En ese sentido, un ambiente positivo en el aula propicia que se hagan distinciones, que se observen las diferencias y se atiendan de modo particular, hasta donde lo permitan las condiciones.

Una escuela inclusiva es por definición un aula inclusiva, pues es ahí en el hecho concreto del salón de clases, donde se da el encuentro más estrecho del estudiante con la institución y el sistema escolar en general.

6. Comunicación fluida

Un ambiente positivo está marcado por una buena comunicación. Y esta es positiva cuando se alimenta del diálogo. Las voces impositivas, que inquieren sin ánimo de estimular el pensamiento y la reflexión, crean un clima tenso y hosco. En un salón de clases ha de gobernar la alegría y no el miedo.

7. Empatía y estímulo al aprendizaje

Todos los estudiantes son distintos, pero en muchos salones de clase no parece que esto sea tan obvio. Hay grados diversos de desarrollo lector, cognitivo, de conocimiento, información y habilidades. Y no se trata de que todos sean iguales o que se pretenda unifomidad; a todas luces esto es imposible.

Es más bien, comprender que los alumnos aprenderán a ritmos distintos, distinas cosas incluso del mismo contenido. Que lo que el maestro dice o dicta es una cosa, y lo que los estudiantes comprenden y procesan, otra.

Y que eso es natural porque se trata de cotejar y sopesar con experiencias y realidades diversas, que se ponen en contacto dialéctico con los planteamientos del maestro.

Empatía y respeto son pues, las claves de una educación abierta, flexible, más cónsona con los tiempos que vivimos.

8. Fomentar el trabajo en equipo para crear un ambiente positivo en el aula

Cuenta una historia que un maestro occidental fue invitado a dar clases a un grupo de indígenas, y que éstos le pidieron ser evaluados a la usanza de su país de origen. El maestro entonces, procedió a un examen clásico, de preguntas y respuestas.

Pero cuál fue su sorpresa, cuando vio que el grupo de estudiantes se reunió en un círculo para resolver las cuestiones planteadas.

El maestro les dijo que no era así, que la prueba era individual, a lo que aquellos respondieron que no entendían, porque sin duda era mucho más fácil resolver el examen en grupo.

Algo de esa intuición de que el conocimiento es algo colectivo y no un hecho individual, necesitamos para crear un ambiente más positivo en el aula.

9. Decisiones unilaterales al mínimo necesario

Cierto que el docente ha de tomar decisiones unilaterales, pero estas no deben excederse ni ocupar el espacio de otras que perfectamente pueden ser consensuadas. Esto es, sometidas a criterios de grupo o a debate.

En un ambiente más positivo, el aula es un espacio en el que fluye el intercambio de ideas, donde los criterios de todos son escuchados, y prevalece la escucha y el respeto.

10. Hacer el aula un lugar agradable

El aula es el lugar donde pasarán muchas horas y días y entre todos hay que lograr que sea agradable y se parezca a lo que consideren algo digno, especial para aprender.

Para ello, el maestro necesita organizar previo diseño, jornadas de ambientación y ornato, desde pintar y colocar dispositivos, como mapas, carteleras, infografías, para dar cuenta de los procesos que se viven en su interior.

Cuando los estudiantes participan en el cuidado y mantenimiento del aula, estarán mucho más atentos de su cuidado además de que se verá acrecentado el sentido de pertenencia.

11. El final de la clase es importante para crear un ambiente más positivo en el aula

Lo que mejor suele recordarse de una sesión en clase es el principio y el final de la misma. Una buena idea, buscando crear un ambiente más positivo en el aula, es hacer que al final de cada día o sesión los alumnos hagan en un cuaderno una pequeña reflexión positiva sobre lo que han experimentado.Alumnos felices gracias al ambiente positivo que hay en el aula.

Puede hacerse también por parejas, como debate. Los alumnos se colocarán de dos en dos e irán contando a su compañero la parte positiva del día o sesión. Después, cada uno lo anotará en su cuaderno.

Para evitar que las parejas siempre sean las mismas, es posible poner normas. Por ejemplo, pedir que no elijan más de dos veces seguidas a la misma pareja para trabajar. Así, los alumnos irán rotando y conociéndose más entre ellos.

Un ambiente positivo es parte de una enseñanza eficaz

Hemos visto la importancia de factores como la comodidad del aula, la preparación de clases por parte del docente, el uso adecuado del tiempo, la evaluación pero también el estímulo y el seguimiento, para lograr el mejor desempeño de los estudiantes.

Las ideas esbozadas son una forma sencilla de lograr que un alumno termine una sesión o jornada un poco más contento y se sienta preparado para empezar lo siguiente a lo que tenga que enfrentarse. Si los docentes se animan a hacer esto también y, una o dos veces por semana se comparten las ideas, el proceso resultará mucho más completo y funcionará mejor.

Crear una energía positiva para cada alumno en clase puede lograr que haya una gran diferencia en la forma en la que ven su aventura educativa. Es posible crear una experiencia que recuerden para siempre.

Bibliografía

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