Los hermanos constituyen la primera interacción con un igual en la vida de un niño. Con ellos deben aprender a compartir y a ser tolerantes. Es común que durante este aprendizaje se produzcan choques y disputas, sin embargo, la actitud que tomen los padres al respecto puede ayudar a lograr una buena relación entre hermanos.
Nuestros hermanos son nuestros primeros amigos, confidentes y compañeros de vida. Con ellos experimentamos y damos forma a nuestros límites y a nuestra identidad social. Con ellos aprendemos a compartir nuestros juguetes, nuestros espacios, a nuestros padres, incluso.
Todos estos aprendizajes no son una tarea sencilla. Requiere tiempo desarrollar la empatía, la tolerancia, las habilidades de cooperación. Y son, precisamente, nuestros hermanos los encargados de acompañarnos en esta aventura. Por ello, no es de extrañar que surjan dificultades en el proceso.
Buena relación entre hermanos: es mejor prevenir
Si queremos fomentar una buena relación entre hermanos, la tarea comienza antes de la llegada del segundo hijo. Es necesario preparar a nuestro primogénito para abandonar su papel de hijo único. Si no le ayudamos en la transición, es posible que surjan celos y rivalidad respecto al nuevo bebe.
Para evitar esta situación, hemos de hacer partícipe al hermano mayor de todo el proceso de bienvenida al nuevo miembro de la familia. Hemos de explicarle lo que va a ocurrir y compartir con él la ilusión de imaginar cómo será el nuevo hermanito y todas las cosas que podrán hacer juntos.
Una vez que nuestro segundo hijo nazca, hemos de esforzarnos en integrar al mayor en la nueva dinámica familiar. Podemos pedirle que nos ayude acercándonos un pañal, escogiendo la ropa para el hermanito o cantándole para que se duerma.
Claves para fomentar una buena relación entre hermanos
Sé un ejemplo
A la hora de educar a un niño, tienen más valor nuestros actos que nuestras palabras. Si queremos que nuestros hijos establezcan una buena relación entre ellos, hemos de ser un modelo de conducta. Si nosotros tendemos a alzar la voz o a perder las formas, no podemos reprochar que nuestros hijos lo hagan. Tratemos de mostrarnos respetuosos y comprensivos con los demás.
También es importante la forma en que hablamos y actuamos con nuestros propios hermanos. Si los pequeños nos observan relacionarnos con ellos desde la amistad y el cariño, internalizarán ese modelo. Además, puede resultar de ayuda hacerles partícipes de historias de nuestra infancia en las que compartimos complicidad y apoyo con nuestros hermanos.
Evita comparar y hacer distinciones
Debemos aceptar y apreciar a nuestros hijos en su singularidad; cada niño tiene derecho a desarrollar su propia personalidad y ser amado por quien es. Por ello, no es en absoluto recomendable hacer comparaciones entre hermanos.
Es desagradable y desalentador sentir que tus padres no te valoran por ti mismo sino en relación a tu hermano. Trata, por tanto, de ensalzar las virtudes particulares de cada uno de tus hijos de forma independiente.
Por otro lado, es importante no hacer distinciones respecto al tiempo y la atención que dedicamos a cada pequeño. Es cierto que algunos niños son más demandantes que otros, y que en ciertos momentos vitales uno de ellos necesitará más de nosotros que sus hermanos.
Sin embargo, es importante esforzarnos por no olvidar que el niño independiente, el que no da problemas, también necesita nuestra atención y nuestro tiempo, y hemos de dárselo en la misma forma que al resto.
Mediar sin imponer
Ante un conflicto entre nuestros hijos es fácil caer en el papel de juez e imponer la solución a su dilema. Sin embargo, es mucho más útil para ellos guiarles para que lo resuelvan por sí mismos. Es importante que les enseñemos a dialogar, a respetar el turno de palabra y escuchar al otro. A negociar, a cooperar y a llegar a acuerdos.
Compartir experiencias
La mejor manera de establecer un vínculo afectivo entre hermanos es viviendo experiencias. Trata de encontrar momentos y actividades que tus hijos puedan compartir. Jugad en familia a juegos de mesa, aliéntales a que realicen juntos sus tareas del hogar o sus deberes escolares para que les resulte más ameno.
Si ellos están de acuerdo, compartir habitación es una buena forma de experimentar momentos de complicidad y confidencia que, sin duda, fortalecerán los lazos fraternos.
Bibliografía
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- Pérez, A. R. (2007). Principales modelos de socialización familiar. Foro de educación, 5(9), 91-97.
- Umaña Segura, L. A. (2019, julio). Empatía, la difícil y enriquecedora tarea de ponernos en los zapatos de los demás. Recuperado de https://lamenteesmaravillosa.com/empatia-la-dificil-y-enriquecedora-tarea-de-ponernos-en-los-zapatos-de-los-demas/