5 cosas que pasan cuando tus hijos crecen al lado de primos

¿Qué es lo que sientes cuando observas que tus hijos crecen al lado de primos? Pues muchas madres experimentan una gran satisfacción. No están haciendo otra cosa que desarrollarse a la par de los que se convertirán en sus mejores amigos. Y no hablamos solo de la infancia, sino de la vida misma.

¿Acaso hay una infancia más bella que aquella compartida entre primos? Claro que nada se compara con ese valioso regalo eterno que los hermanos podemos darle a nuestros hijos. Por eso, los padres vivimos esa relación con un dejo de nostalgia si se focaliza en el pasado.

Sin embargo, cuando uno ve que los hijos crecen al lado de primos, experimenta un mix de emociones y sensaciones. En primer lugar, una ternura inexplicable. En segundo lugar, tranquilidad y mucho -pero mucho- orgullo. Es que no habrá compañero que se equipare con un primito, ese fiel amigo con el que se comparte hasta la sangre.

Desde luego, el vínculo que un hijo tiene con un hermano o un amigo es de gran valía. Pero nadie ha mencionado -hasta ahora- la enorme importancia que reviste este tipo de lazo, ciertamente inmaculado. Pues conlleva grandes beneficios en el aprendizaje y en el desarrollo de los más pequeños.

Por eso, en este artículo de Eres Mamá, te contamos el inmenso valor de esta profunda y especial amistad. Cuando termines de leerla, comprenderás que vas por buen camino. Y, especialmente, te dispondrás a alimentar y fomentar esta liga tan bonita para que perdure por la eternidad.

Los primos son importantes para tus hijos

Definitivamente, los primos son sumamente importantes en la vida de tus hijos. Desde que son muy chicos hasta llegar a la edad adulta. Ya sea compartiendo travesuras, juegos, aventuras y secretos, se convierten en un espejo en el cual mirarse. Un claro modelo a seguir.

Naturalmente, un primo tiene mucho significado en la vida de los niños. Por eso, es notorio el impacto y la marca imborrable que dejan en sus almas y corazones esos tesoros de la vida. Ahora bien, cabe preguntarse, ¿cuáles son los demás puntos a favor de los primos? Entonces presta atención y toma apuntes:

  • Algo más que un lazo sanguíneo. Porque los primos, además de familiares, son amigos con todas las letras. Incluso, se pueden convertir en los más fieles y leales, que siempre los querrán conservar por su incondicionalidad.
  • Mucho que compartir. Como bien dijimos, juegos, juguetes, monerías y confidencias son las perlitas de este vínculo. Es esto mismo lo que hace mecha en estos pequeños seres, por lo que los primos se convierten en esas personas inolvidables y siempre entrañables.
  • Demasiado por aprender. Realmente es mucho que lo se aprende de la mano de los primos. Conocimientos de edades más avanzados y, fundamentalmente, valores. Estos pequeños son capaces de enseñarle -como nadie- a tu hijo a compartir, a ser solidarios y a perdonar. Por otro lado, inician a los niños en el arte de la negociación y en la resolución de conflictos varios. Todo ello, desde muy corta edad.                                                                                                  
  • Momentos e instantes especialmente únicos. Nada como tener un par en la familia para compartir de cerca bromas y risas. Puede que solo ellos lo entiendan, mientras los demás se sienten desconcertados frente a esos locos códigos infantiles.
  • Los recuerdos más bonitos, un souvenir para toda la vida. Los primos tienen el inmenso poder de llenar nuestros anecdotarios con las más enternecedoras y espeluznantes remembranzas de la infancia. Tienen el don de instalarse en la memoria y marcar a fuego el corazón. Es así como permanecen de por vida abrazados a nuestras almas. Por ello, estos primeros mejores amigos de la infancia, tienen la posibilidad de permanecer para siempre en nuestros pensamientos.

Ya no tienes que pensarlo más. Permite que tu hijo exprima y saque todo el jugo a una experiencia única como lo es crecer junto a sus primos. Créeme que no existirá en el mundo una relación más cercana y plagada de confianza que esta.

Y qué más da si de vez en cuando pelean como los peores enemigos sobre la tierra. Si después de todo pueden percibirse las más genuinas muestras de amor y afecto en el mundo. No importa cuántas peleas tengan a diario, pues la intensidad de estas riñas pasajeras son directamente proporcionales al cariño que se tienen.

Bibliografía

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  • Palacios, J., & Rodrigo, M. J. (1998). Familia y desarrollo humano (pp. 333-349). Alianza.
  • Suarez, O., & Moreno, J. (2002). La familia como eje fundamental en la formación de valores en el niño. Carabobo: Universidad de Carabobo.
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