Resentimiento de los niños hacia los padres: ¿cómo manejarlo?

El resentimiento es una emoción dañina y dolorosa que puede perdurar con los años. Te contamos cómo evitar que se produzca.
Resentimiento de los niños hacia los padres: ¿cómo manejarlo?
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 16 enero, 2021

La relación con los progenitores es una de las más importantes en la vida de toda persona. Y las experiencias vividas con ellos pueden seguir afectando incluso décadas más adelante. Muchos adultos guardan aún rencores y heridas abiertas que les impiden ser plenamente felices, por ello, es importante evitar la aparición de resentimiento de los niños hacia los padres.

Es preferible prevenir que curar y, por lo mismo, resulta más sencillo atajar este tipo de emociones negativas en el momento en el que surgen. Ningún padre es perfecto y todos cometemos errores en la crianza de los pequeños; errores que pueden llegar a herir emocionalmente. Sin embargo, podemos actuar para que ese dolor no les acompañe durante años.

Niño pensativo y triste en su habitación porque siente resentimiento hacia sus padres.

¿De dónde surge el resentimiento de los niños hacia los padres?

El resentimiento es una sensación de rencor, ira, enojo o impotencia que surge cuando los niños perciben que se les ha dañado, ofendido o faltado al respeto. En definitiva, aparece cuando sienten que determinadas palabras o actos les han causado un mal que no pueden olvidar.

Esto puede deteriorar de forma importante el vínculo entre padres e hijos si no se aborda de una manera adecuada. Los menores pueden comenzar a sentir recelo, desconfianza e incluso deseo de venganza hacia los adultos, por lo que el respeto y la confianza entre ellos se habrán perdido.

El resentimiento puede aparecer cuando les negamos a los niños sus deseos, sin ofrecerles una explicación apropiada. Por ejemplo, si la respuesta es: “no, porque yo lo digo”. También puede surgir si ellos se sienten humillados o ignorados de forma sistemática. Es humano perder las formas en algún momento, pero si el trato hacia nuestros hijos es irrespetuoso de manera frecuente, el vínculo se resentirá.

¿Cómo manejar el resentimiento de los niños hacia los padres?

No podemos pretender ser padres ni madres perfectos, y tampoco podemos esperar que nuestros hijos no reaccionen emocionalmente, pues tienen derecho a sentirse ofendidos si les herimos. Entonces, el trabajo pasa por gestionar esa situación para que el rencor no se instale en ellos. Las siguientes son algunas pautas que pueden ayudarnos a lograrlo.

Permíteles sentir

Las emociones negativas no son agradables para nadie; tampoco para los niños, y menos aún cuando se experimentan hacia los padres, las personas más relevantes de su pequeño mundo. Muchos menores pueden sentirse culpables o avergonzados por sentir resentimiento hacia sus progenitores. Incluso, pueden sentir temor de perder el afecto y la protección de los padres al enfadarse con ellos.

Para gestionar una emoción, es imprescindible sentirla. Por ello, recuérdales a tus hijos que tienen derecho a enfadarse o a sentirse ofendidos contigo y que esto no afectará a tu amor por ellos.

Acepta tus errores

Cuando alguien nos daña, muchas veces el rencor aparece y permanece porque no sentimos que el otro esté reconociendo sus errores. Una disculpa sincera es, con frecuencia, suficiente para aliviar el malestar. Y, en el caso de los niños, su perdón suele llegar de una forma rápida y natural si tenemos el coraje de disculparnos con ellos.

Entonces, si has cometido un fallo con él, no dudes en pedirle perdón de corazón. Esto no te restará autoridad, sino que te hará más humana y más cercana a tu hijo.

Realiza cambios

Toda disculpa debe ir acompañada de una intención por hacerlo mejor la próxima vez, de lo contrario, son solo palabras vacías. Así, además de reconocer los errores, es importante trabajar para no volver a cometerlos.

El resentimiento de los niños hacia los padres no surge en un día, sino que es el resultado de repetidas veces en las que se han sentido abandonados, juzgados o tratados inadecuadamente. Si vamos aprendiendo juntos a construir un vínculo más sano, el rencor no aparecerá.

Niño llorando triste de la mano de su padre.

El resentimiento de los niños hacia los padres perdura en el tiempo

La frustración, el enfado o la tristeza son emociones momentáneas que no tardan es desaparecer. Pero cuando estas se repiten cada día, terminan calando en los niños y convirtiéndose en recuerdos difíciles de borrar.

Si el resentimiento se asienta, los acompañará también durante la adolescencia y la edad adulta, no solo complicando el vínculo con sus padres, sino haciéndoles cargar con ese dolor del pasado. Por el contrario, si les ayudamos a gestionar las emociones desde un principio y nos hacemos cargo de nuestra parte de responsabilidad, les estaremos liberando de esas cargas.


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