Proceso legal por una denuncia por abuso infantil

El proceso legal que sigue a una denuncia por abuso infantil trata de castigar a los culpables. Es muy importante denunciar los hechos y aportar confianza al menor para afrontar los diferentes pasos. Aquí te contamos un poco más.
Proceso legal por una denuncia por abuso infantil
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 09 marzo, 2021

Las secuelas del abuso infantil son terribles, y las sanciones pocas si no se dan los pasos correctos. El proceso legal por una denuncia por abuso infantil es la manera de buscar castigo para los culpables.

En muchos casos, se trata de agresiones que dejan terribles traumas que ameritan tratamiento psicológico.  Lo importante es estar atentos a los síntomas que pueda presentar el niño y actuar en consecuencia. Es prioritario buscar ayuda de especialistas y denunciar el caso ante las autoridades.

El abuso infantil y la cárcel

El abuso infantil está tipificado en el Código Penal como una acción que atenta contra la libertad e intimidad sexuales. Está sujeto a penas que van entre uno y tres años de prisión si no hay violencia e intimidación. Si el menor no supera los 16 años, el castigo irá de dos a seis años.

En los casos de estos abusos intolerables en que haya violencia e intimidación, el hecho se califica como agresión sexual, y la pena de prisión oscilará entre cinco y 10 años. La cantidad de años aumenta a entre ocho y 15 años cuando hay penetración o acceso carnal.

También hay sanciones para quienes contacten a menores a través de internet, teléfonos o cualquier otra tecnología de la información. Las penas serán de entre uno y tres años. Si hay intimidación, engaño o coacción, aumentarán en la mitad.

Niña desolada tras sufrir abuso infantil.

El abuso o la agresión sexual tienen agravantes. Si el niño tiene bajo desarrollo físico o intelectual o cuando participan dos o más personas, la sanción aumenta. También cuando haya parentesco con la víctima, se trate de funcionarios públicos o cuando haya estado en riesgo la vida del menor.

Formas de abuso o agresión

No siempre el abuso o agresión sexual implica tocamiento de órganos genitales. En algunos casos, el agresor pide al menor que se desnude o le observe desnudo o manteniendo relaciones sexuales. En algunos casos se obliga al menor a ver películas o escuchar conversaciones sexuales.

Los casos más severos ocurren cuando hay penetración. La prostitución o explotación infantil, una forma de abuso sexual, persigue un beneficio económico. La pornografía infantil es otra realidad grave.

Todo proceso legal por una denuncia por abuso infantil exige la versión de la víctima. Frente al agresor o no, es un paso al que se debe someter al pequeño. La razón es que en estos delitos suele haber un agresor y una víctima, únicos testigos del hecho. Así, el menor pasa a tener relevancia probatoria en el proceso penal.

La dificultad de este tipo de procesos es que, por lo general, el abuso o la agresión no se denuncian. Muchas veces son familiares directos o muy cercanos los que incurren en el delito. En algunos casos, al menor de edad no se le da la suficiente credibilidad. Los procesos suelen ser lentos debido a estrategias de la defensa.

También inciden las amenazas del agresor hacia la víctima o los sentimientos de culpa o vergüenza de esta última. Incluso, en algunos casos, existe la lealtad hacia quien agrede, muchas veces alguien de su entorno.

Cómo identificar un abuso o agresión sexual infantil

Si un menor llora con frecuencia, tiene pesadillas o miedo a la oscuridad, podemos estar en presencia de un caso de abuso infantil. La pérdida del apetito es otro posible síntoma. También puede retomar comportamientos de bebés, como orinar en la cama o chuparse el dedo. En algunos casos, los niños, incluso, dibujan los abusos.

Se debe estar atento al miedo de los niños a algún adulto, sangre, inflamación o infección de sus órganos genitales. La agresividad poco común, el rechazo total a ir a la escuela, autolesiones o conductas suicidas, obligan a investigar en profundidad lo que está ocurriendo.

Niño con un cartel de stop para que pare el abuso infantil.

La confianza al agredido

Si se detecta alguno de estos síntomas, es conveniente propiciar el acercamiento del pequeño con alguien de su confianza sin vínculos con el agresor. Si el abuso proviene de algún familiar, un profesor cercano puede ser ese confidente. Si la agresión se suscitó en la escuela, el padre o la madre son los indicados.

Lo importante es que los adultos apoyen al menor, que no se alarmen ni duden de su testimonio. Que exalten su valentía al contar lo ocurrido y que insistan en que no es su culpa. También deben denunciar el caso y propiciar que el menor reciba atención psicológica.

Lo importante en todo proceso legal por una denuncia de abuso infantil es entender que el delito no debe silenciarse. Cada país tiene sus leyes de protección al menor. Además, la Convención Internacional de los Derechos del Niño y la Carta Europea de Derechos del Niño de 1986 les dan seguridad.

También hay acuerdos marcos de la Unión Europea sobre pornografía y abuso sexual infantil. En cualquiera de los casos, siempre hay que recordar que es necesario denunciar, nunca quedarse callados.


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