Cómo manejar el jet lag en niños y bebés

Al igual que en los adultos, el jet lag en bebés y niños afecta el ritmo circadiano. En este post, te contamos cómo manejarlo.
Cómo manejar el jet lag en niños y bebés
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 24 agosto, 2022

Generalmente, al planificar un viaje en familia pensamos en los boletos, en los destinos, en las actividades para todas las edades y en los menús infantiles. Sin embargo, rara vez tenemos en cuenta un factor crucial cuando se atraviesan diferentes husos horarios: los efectos del jet lag en niños y bebés.

Este fenómeno, que se expresa en el cuerpo como una desregulación, requiere ser tenido en cuenta, especialmente en los primeros días de viaje. Veamos entonces cómo prepararnos.



Qué es el jet lag y cómo se expresa en niños y bebés

El jet lag se refiere a ese fenómeno que vive nuestro cuerpo a partir de cambiar de husos horarios. Es así como nuestro reloj interno se desregula, el ritmo circadiano -que regula el sueño y la vigilia- se ve afectado y el cuerpo no termina de asimilar el cambio.

Con el jet lag, hay una confusión entre lo que el cuerpo entiende que debe hacer (permanecer despierto, aunque ya es hora de dormir) y lo que realmente queremos hacer, como salir a descubrir el nuevo destino. De manera más visible, se manifiesta en la confusión respecto a los momentos del sueño y de la comida.

Si bien no afecta a todas las personas de la misma manera, algunos de los síntomas comunes son los siguientes:

  • Cambios en el sueño.
  • Desgano, fatiga o cansancio.
  • Cambios en el humor: irritabilidad y fastidio.
  • Dolores de cabeza.
  • Cambios en el apetito.
  • Dolores o malestar estomacal.
El jet lag altera el ritmo circadiano, por lo que se advierten cambios en el sueño y en el estado de ánimo. Normalmente, los bebés y los niños se ven más afectados que los adultos.

Cómo sobrellevar el jet lag

Quizás, para los adultos es más fácil sobrellevar el jet lag porque entendemos qué es lo que nos está pasando y qué necesitamos para sentirnos mejor. Pero para los bebés y los niños puede resultar difícil controlar las emociones de malestar y expresar qué es lo que precisan. En este punto, es crucial que los responsables sean capaces de estar atentos a cómo ayudarlos.

Además, resulta útil informarse sobre el tema, ya que, por ejemplo, cuando se viaja en dirección al este, el jet lag se acentúa. Este tipo de datos también nos orientan sobre los posibles cambios y sobre cómo suavizar sus efectos.

Si tienes alguna duda, no dejes de consultar con el profesional de pediatría para que pueda darte algunos consejos.

Recomendaciones para reducir los efectos del jet lag en niños y bebés

Si vas a realizar un viaje con bebés y niños, es conveniente que tengas en cuenta algunas recomendaciones para reducir los efectos del jet lag. Entre ellas, encontramos las siguientes:

  • Es conveniente que tanto los bebés como los niños se mantengan hidratados. Tengamos al alcance de la mano mamaderas o botellitas con agua.
  • Es importante que los preparemos para el viaje. Debemos contarles qué va a suceder, que vamos a subirnos a un tren o un avión por varias horas, que vamos a visitar a los abuelos o a conocer un lugar nuevo. A los niños les resulta muy útil contar con ese tipo de información y les da mayor seguridad.
  • Si es posible, se recomienda realizar el viaje por la noche, especialmente para los tramos de larga distancia o duración. En general, los bebés y los niños consiguen dormir y también les evitamos el aburrimiento y el cansancio de permanecer quietos durante varias horas.
  • Al llegar al destino, es imprescindible poder tomar un momento de descanso. Si el viaje fue de noche, está bien exponerse un poco a la luz del sol. De este modo, ayudamos a que el cuerpo se acostumbre al nuevo horario. También, darse un baño, alimentarse y hacer un cambio de muda de ropa contribuye a hacer más cómoda esa transición.
  • También es conveniente que los primeros días nos reservemos las actividades más livianas hasta que podamos habituarnos a las nuevas condiciones.
  • Durante los primeros días de viaje, resulta muy útil intentar mantener una rutina. Por ejemplo, cenar y acostarse a la misma hora para que el cuerpo se adapte a los cambios en forma gradual.
  • Dado que es probable que se vea afectado el sueño, si el bebé o el niño se despierta durante la noche y se le dificulta dormirse de nuevo, no lo forcemos a hacerlo. En lugar de eso, podemos promover alguna actividad tranquila y relajante según lo permita la edad. Puede ser contar cuentos en voz baja, practicarle algunos masajes, hacer ejercicios de respiración o conversar, entre otras cosas.
  • Es importante evitar el uso de pantallas y los juegos de gran estimulación y movimiento.


Viajar por la noche es una buena opción para que los niños puedan dormir durante el trayecto.

Alinear las expectativas del viaje con la realidad de quienes viajan

Por último, especialmente si es tu primer viaje con bebés y niños, es muy importante poder calibrar las expectativas. Hay que entender que los pequeños tienen otros ritmos y necesidades y que demandan más cuidados y atenciones. En este sentido, es importante que antes del paseo aceptemos que será diferente al último que hiciste solo con tu pareja o con tus amistades. Quizás no puedas recorrer todos los hitos turísticos recomendados en esta oportunidad y eso no debe impedirte disfrutar de otro tipo de viaje.

También, es necesario que tengamos paciencia y que tratemos de adecuarnos a los tiempos de los más pequeños para evitar que la pasen mal y nosotros con ellos.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.