¿Cómo construir una relación mágica entre padre e hija?

Una buena relación entre padre e hija afecta positivamente al desarrollo del autoconcepto, la autoestima y los vínculos futuros de la menor. ¿Sabes cómo fomentarla?
¿Cómo construir una relación mágica entre padre e hija?
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 18 enero, 2022

Con frecuencia se eleva y alaba a la figura materna durante la infancia, como la más influyente y preponderante. Y aunque, sin dudas, las madres juegan un papel fundamental en el desarrollo de los pequeños, los padres no se quedan atrás. Para una niña, su padre es un referente sólido, que aporta soporte y dirección a su vida y la persona a la que ella buscará cuando necesite apoyo y soluciones. Por este motivo, queremos animarte a construir una mágica relación entre padre e hija.

Especialmente durante los primeros meses y años de vida de un bebé, los padres suelen sentirse desplazados de la diada que conforman la madre y el pequeño. No saben bien cuál es su lugar, su papel y su función. Esto puede ser muy relevante en el caso de las niñas, ya que muchos hombres consideran que, por compartir género con su madre, ella es la que debe ejercer las principales funciones y con quien la pequeña debe relacionarse más.

Muy por el contrario, la presencia, el afecto y el apoyo del padre resultan determinantes para el correcto desarrollo de la hija.

Según sea este vínculo, la niña generará una autoimagen positiva o negativa de sí misma como mujer, una mayor o menor autoestima y unos vínculos de pareja sanos o perjudiciales en el futuro.

Incluso, la figura del padre presente y emocionalmente disponible puede reducir el riesgo de aparición de ciertas patologías, como los trastornos alimentarios. Entonces, es fundamental cuidar esta relación desde el inicio.

¿Cómo construir una buena relación entre padre e hija?

La relación entre padre e hija demandará acciones diferentes en cada momento del crecimiento.

Durante los primeros meses se centrará, principalmente, en los cuidados básicos. Pero más adelante, dará paso al juego y a la exigencia de un intercambio más maduro durante la adolescencia. En cualquier caso, las siguientes pautas serán de gran utilidad durante todo el proceso.

Pasa tiempo a su lado

Por supuesto que la calidad del tiempo que pasáis juntos es importante, pero la cantidad también lo es. No estamos diciendo que debas dejar tu trabajo para estar con tu pequeña, pues sabemos que tienes obligaciones. Pero es importante que cada día encuentres un momento para compartir con ella, que le dediques tu tiempo libre y que lo disfrutes.

Leer un cuento antes de dormir, pedirle que te ayude a preparar la cena o dedicar la tarde del sábado a un divertido plan en familia son pequeños gestos que marcan la diferencia. Porque para tu hija, saber que su papá la escoge como su mejor plan, la hará sentir válida y especial.

Expresa abiertamente tus sentimientos

Si aún consideras que la expresión emocional es algo privativo de las mujeres, destierra esta idea de tu cabeza. Tu pequeña necesita escuchar cuánto la quieres, lo orgulloso que estás de ella y lo feliz que eres cuando pasas tiempo a su lado. No reprimas tus palabras ni limites el contacto físico, pues el amor es un alimento fundamental durante la infancia.

Dale besos y abrazos, deja que se acurruque a tu lado en el sofá, dedícale un “te quiero” cada mañana antes de entrar al colegio. Incluso, puedes optar por escribirle una bonita nota y dejarla de sorpresa en su mochila, ¡le encantará encontrarla!

Escúchala y valida sus emociones

Ser padre no siempre significa dirigir, controlar y resolver. A veces, consiste simplemente en escuchar.

Presta atención cuando tu hija te hable de su día a día, aunque repita la anécdota por tercera vez. Si se siente triste o preocupada, en lugar de juzgarla o criticarla, escúchala y trata de comprender sus emociones. Acógelas sin juicios.

De este modo, le demostrarás a tu pequeña que tiene derecho a enfadarse y a entristecerse y la ayudarás a desarrollar una buena gestión emocional. A muchas niñas se les obliga a reprimir sus emociones para cumplir el rol de dóciles y buenas. Libera a tu hija de esta carga.

Evita sobreprotegerla

Para ti, tu hija siempre será tu pequeña y es posible que tiendas a sobreprotegerla inconscientemente.

Aunque albergues las mejores intenciones, es fundamental que la ayudes a valerse por sí misma y a convertirse, progresivamente, en una persona autónoma y resuelta. No hagas por ella lo que puede hacer por sí misma. Por el contrario, enséñale y anímala a intentarlo. Tu estarás a su lado si tropieza.

Jugad mucho juntos para fortalecer la relación entre padre e hija

Padre e hija bailando y aprendiendo buenos modales y cortesía.

El juego es el idioma de los niños y su actividad favorita en el mundo. Por lo mismo, para tu hija es un auténtico regalo que pases tu tiempo jugando a su lado. No importa si jugáis a los disfraces, a las muñecas, a los coches o al fútbol, pues con todas estas actividades podrás conocer mejor a tu pequeña y forjar un vínculo más profundo con ella.

Recuerda transmitirle que no hay juegos de niños o de niñas y que dispone de todas las posibilidades para elegir.

Estableced tradiciones conjuntas

Las tradiciones marcan nuestra infancia positivamente. Son esos momentos que se repiten los que aportan a los niños estabilidad e ilusión, a la vez que aumentan su sentido de pertenencia.

Crear una tradición con tu hija hará que esos momentos se graben de por vida en su memoria, como un recuerdo feliz al que siempre podrá acudir. Por ejemplo, el momento de hacer tortitas juntos para desayunar cada domingo, la película familiar de todos los viernes por la noche o el día de campo los sábados. ¡La elección es vuestra!

Realizad actividades divertidas

Pasar tiempo en casa está bien, pero proponer diversas actividades divertidas es una excelente manera de fortalecer la relación entre padre e hija. Podéis ir a jugar al parque, ir de acampada, al cine o de compras. También, visitar algunos museos interesantes, apuntaros juntos a clases de tenis o ir a la piscina.

Escogeros mutuamente para compartir el tiempo de ocio será la señal de que no solo sois padre e hija, sino también amigos y cómplices.

Cuida tu relación con su madre

Quizá pienses que tu relación con tu hija y con su madre son independientes y que no tienen nada que ver. Sin embargo, de poco sirve que seas amoroso, respetuoso y atento con tu pequeña si entre su madre y tú solo existen conflictos o una fría indiferencia.

De ti aprenderá tu hija qué tipo de hombre debe buscar y esperar para sí misma, pero lo hará a través de observar el trato que le profesas a su madre.

Tanto si sois pareja como si no, muéstrate siempre respetuoso y conciliador. No permitas que la niña presencia discusiones ni hables mal de su progenitora delante de ella. Si aún estáis juntos, sé afectuoso, comprensivo y tolerante. Recuerda que das el ejemplo de lo que para ella será el amor.

Hazla sentir valiosa y capaz

Por último, es importante remarcar que para ayudar a construir la autoestima de tu pequeña has de acompañarla para identificar sus puntos fuertes. Con frecuencia, a las niñas solo se les elogia por su belleza o su docilidad, pero ellas también necesitan escuchar que son inteligentes, divertidas, talentosas, valientes y carismáticas.

Se ha encontrado que ya a los seis años las niñas consideran que su género es menos inteligente que el opuesto. No contribuyas a perpetrar este dañino estereotipo.

Sentimientos hija y padre

La relación entre padre e hija ha de ser un refugio seguro

En definitiva, la magia de la relación entre padre e hija constituye un refugio seguro, un lugar a donde acudir en busca de apoyo, comprensión, consuelo y ánimo en cualquier momento de la vida.

Como padre, para construir este refugio habrás de invertir tiempo y afecto, dar y ofrecer confianza, aprender a comunicarte y, quizá, cambiar algunas de las ideas que tenías sobre la paternidad. No obstante, como recompensa, verás crecer a una mujer segura y feliz, que te demostrará el irrompible vínculo creado entre los dos.


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