Qué hacer ante una rabieta violenta

Los problemas de crianza pueden presentarse en cualquier momento de la vida, y hay que estar preparados para manejarlos. ¡Descubre cómo hacerlo justo aquí!

No es ningún secreto que una rabieta de cinco minutos se siente como si fuesen un millar de horas para un padre o para una madre. Las rabietas pueden ocurrir en el peor momento posible y en ocasiones, cuando los padres no se esperan esas rabietas están con la guardia baja y provoca un aumento de estrés en los adultos. Incluso en la vida privada dentro del hogar, las rabietas también pueden ser abrumadoras. Las rabietas son, sin embargo, una parte normal del desarrollo de todos los niños del mundo.

La mayoría de los padres esperan que las rabietas que surgen durante los primeros años se acaben, y si bien es cierto que pueden disminuir de cantidad, es deber de los padres saber cómo manejarlas para que las rabietas no se conviertan en un habitual en las familias o en la forma de comunicarse. 
Los gritos, el llanto, las pataletas… todo esto es bastante común en los niños pequeños (y no tan pequeños) son bastante comunes cuando la frustración aparece. Las rabietas violentas sin embargo, no es lo más común en todos los casos pero pueden ocurrir.

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Las rabietas violentas

Son muchos los padres que tienen que lidiar con las rabietas violentas, pero, ¿qué es lo que deben hacer los padres cuando los niños son agresivos hacia los padres, los hermanos u otras personas que se involucran? ¿O qué hacer cuando los niños se autolesionan en las rabietas? ¿Qué pasa si las rabietas son demasiado largas? ¿Qué pasa si los niños tiran cosas, las rompen o corren para que no les cojan? ¿Es necesaria la ayuda de un profesional? En ocasiones sí, pero no siempre.

En su mayor parte, las rabietas se remontan a desencadenantes específicos, es necesario que los padres activen su ‘rastreador’ para saber qué es lo que ocasiona esas rabietas y así, encontrar un patrón de conducta. Al saber cuáles son las circunstancias que provocan esta conducta en los pequeños.

Señales de rabietas violentas

Los berrinches violentos o agresivos pueden ser una señal de que el niño necesita ayuda emocional urgente. Si uno de cada diez rabietas se vuelven violentas, es probable que quizá solo sea un día malo. En cambio, si el niño se involucra en las siguientes conductas, entonces hay que alzar la bandera roja y llamar al pediatra para encontrar una evaluación.

  • Agresión hacia los padres, cuidadores, hermanos u objetos.
  • Rabietas frecuentes.
  • Las rabietas duran unos 30 minutos.
  • Se autolesiona.
  • Incapacidad para calmarse o regular las emociones.

Cómo ayudar a un niño a encontrar la calma

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Mantén la calma

Lo más importante es que mantengas la calma y controles esas ganas de gritar o de otras cosas. Si tu hijo está golpeando las cosas, tira los juguetes contra el suelo, grita todo tipo de cosas horribles… es muy importante que recuerdes que no se puede calmar la ira con rabia. Mantén la calma y sé su mejor ejemplo de saber estar.

Repite frases calmantes

Una y otra vez, es buena idea que repitas frases calmantes una y otra vez para que tu hijo las pueda ir interiorizando. Serán como sus mantras y tú le ayudarás a crearlos para que así, una vez que vaya creciendo sea capaz de calmarse con sus propios pensamientos. 

Limpia el desorden

Cuando las cosas se vuelven violentas, lo último que debe haber es desorden. El desorden hace que la mente se vuelva caótica y esto, solo será perjudicial para los niños que están enfadados y que les cuesta concentrarse.

Pero al mismo tiempo, es peligroso tener desorden porque pueden hacerse daño los niños o que estos se lo hagan a los demás. Si un niño está teniendo una rabieta violenta es necesario mover a las mascotas o a los hermanos a otro lugar hasta que las cosas mejoren.

Ayúdale a volver en sí

Cuando una rabieta se vuelve violenta es porque los niños han perdido por completo el control. Incluso se sienten que están fuera de control, pero que no pueden hacer nada para remediarlo. Para conseguir que vuelva en sí, abrázale y susurra en su oído frases que le ayuden a calmarse y a que se sienta seguro y protegido. Hay niños que prefieren el movimiento oscilante y otros que tan solo necesitan llorar y desahogarse.

Hablar de lo que ha pasado

Es muy importante que después de lo ocurrido habléis de lo que ha pasado. ¿Sería que tenía hambre, que estaba cansado, enfermo o que algo le molestó? Ten en cuenta los factores desencadenantes para que en el futuro puedas controlar mejor el momento y si es posible, evitar que ocurra. Las rutinas, dormir lo suficiente, tener buenos hábitos alimenticios son adecuados para evitar las rabietas, pero si son frecuentes y agresivas, entonces será mejor que sea evaluado por un profesional.

Bibliografía

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