Anomalías en el ombligo del recién nacido

Las anomalías en el ombligo del recién nacido abarcan desde un problema de cicatrización, hasta una infección potencialmente grave. Conoce de qué se tratan para atenderlas oportunamente.

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El cordón umbilical es la estructura que une al bebé con su madre durante el embarazo y la que le permite nutrirse y oxigenarse dentro del útero. Al nacer, esta unión física es cortada y más adelante, su cicatriz dará lugar al ombligo que todos conocemos.

Durante el período de secado y de caída del remanente del cordón pueden surgir inconvenientes, algunos de ellos potencialmente graves. Por eso, hoy queremos hablarte de las anomalías en el ombligo del recién nacido, para que las conozcas y sepas cómo actuar cuando las detectes.

1. Caída tardía del cordón umbilical

Habitualmente, el muñón (o remanente) del cordón umbilical se seca y se cae entre los 7 y 10 días posteriores al nacimiento. Sin embargo, si este proceso se prolonga y tarda más de 15 días en desprenderse, se habla de una caída tardía del cordón.

En aquellos bebés sin ninguna enfermedad base, este fenómeno puede relacionarse con algunas prácticas de higiene inadecuadas o con una alteración en la adhesión de los glóbulos blancos. Esto último no constituye un problema en sí mismo, no obstante, la evaluación del pediatra es fundamental.

Otras veces, la caída tardía del cordón forma parte de un abanico de manifestaciones clínicas de una enfermedad, como el hipotiroidismo congénito.

2. Hernia Umbilical

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Las hernias umbilicales pueden verse todo el tiempo o ante los cambios de posición o los esfuerzos. En general, no traen complicaciones para la salud del bebé.

La hernia de ombligo es una abertura en la pared abdominal que surge como resultado de un defecto en el cierre del anillo umbilical. Esto provoca que algunos órganos y tejidos abdominales protruyan hacia afuera de la cavidad, a través del orificio mencionado, y solo queden cubiertos por la piel.

El tamaño de las hernias es variable y en algunos bebés el bulto se hace visible ante los esfuerzos (al toser, al llorar o al defecar). Suele detectarse entre la segunda y la tercera semana de vida, luego de que el muñón se cae.

Cuando la hernia es muy grande y está recubierta solo por una capa muy fina y transparente de tejido, se le conoce como onfalocele.

Se estima que 8 de cada 10 hernias umbilicales cierran por sí solas antes de los 4 años. Si esto no ocurre, puede ser necesario el cierre quirúrgico, según el caso.

3. Onfalitis

La onfalitis es la infección del cordón umbilical y es una condición de salud potencialmente grave, que suele afectar a los neonatos en la primera semana de vida. Generalmente cursa con síntomas leves, pero de no ser tratada a tiempo puede empeorar. Esto ocurre porque el recién nacido no cuenta con las defensas necesarias como para enfrentarse a los microbios.

La primera causa de la onfalitis es la colonización de bacterias en el muñón del cordón, producto de una mala higiene durante el cambiado del pañal o el cuidado umbilical. Los gérmenes más frecuentemente implicados son el Staphylococcus aureus (que vive en la piel) y la Escherichia coli (que constituye la flora intestinal).

Los signos y síntomas de esta enfermedad incluyen el enrojecimiento y la inflamación de la piel que rodea el ombligo, el dolor y el calor al tacto y la eliminación de una secreción amarillenta y maloliente a través del cordón.

El tratamiento de la onfalitis se basa en el uso de antibióticos para eliminar a las bacterias que la producen, además de medidas para controlar los síntomas, como analgésicos y antifebriles.

4. Granuloma Umbilical

El granuloma umbilical es otra de las anomalías que pueden presentarse en el ombligo del recién nacido. Este se forma como consecuencia de crecimiento excesivo del tejido de cicatrización luego de la caída del cordón umbilical.

Se pone de manifiesto como un bulto pequeño, rojizo y brillante en la zona de la cicatriz. En general, mide entre 0.5 y 1 cm de diámetro y no duele.

Para tratar esta condición se puede recurrir a la aplicación de nitrato de plata, una solución que favorece a la recuperación del tejido afectado. Luego de este procedimiento, se realiza la curación diaria de la herida con una solución con alcohol al 70 % durante una semana.

5. Ombligo cutáneo y probóscide

Esta anomalía del ombligo del recién nacido consiste en un colgajo de piel de 1 a 3 cm, que sobresale a través de la cicatriz luego de la caída del cordón remanente.

Cuando el segmento es corto, el defecto se reduce con el tiempo y pasa a formar parte de la misma cicatriz. Esto de conoce como ombligo cutáneo. Por el contrario, cuando el colgajo de piel es largo y forma una especie de trompa que no desaparece, se denomina ombligo probóscide y requiere una corrección quirúrgica.

6. Pólipo umbilical

Esta condición suele confundirse con el granuloma umbilical, aunque en este caso hay una persistencia del conducto onfalomesentérico dentro del defecto. Debido a que dicha estructura debe cerrarse por completo luego del nacimiento, el pólipo umbilical suele requerir una cirugía.

El cordón umbilical infectado es común.
El cordón umbilical suele ser blanquecino al principio y luego, tornarse oscuro y reseco. La piel que lo rodea debe mantener el mismo aspecto que la del resto del abdomen.

Revisa el estado del cordón todos los días

Como hemos visto, el cordón del recién nacido también puede enfermarse. Por eso, es importante valorarlo a diario, en cada cambio de pañal, a fin de detectar cualquier rasgo atípico.

Por otro lado, es fundamental procurar una adecuada higiene al bañar al niño y al curar el cordón umbilical para prevenir complicaciones.

En caso de observar una cicatrización tardía del cordón, un enrojecimiento en la piel que lo rodea o un bulto en la cicatriz del ombligo, es recomendable la pronta valoración del pediatra.

Bibliografía

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