¿Cuándo hablamos de adolescencia tardía?

Aunque la madurez nunca se alcanza en términos absolutos, la adolescencia tardía representa un momento clave de crecimiento y consolidación. ¡Descubre aquí las principales características de la antesala de la adultez!

La adolescencia es un período que incluye varios procesos que conllevan profundos cambios psicológicos y físicos. Se trata de una etapa particularmente intensa y sensible, necesaria para convertirnos en adultos. Por ejemplo, un joven de 12 años es un adolescente, mientras que uno de 19 o 20 también lo es. Ahora bien, cuán distinta es la vida a los 12 que a los 20, ¿cierto? 
Cuando hablamos de adolescencia tardía nos referimos al período previo a la adultez. O dicho de otro modo, a la última etapa de la adolescencia. Este momento se destaca por ser más estable y equilibrado que los anteriores. Además, los chicos comienzan a tomar decisiones relevantes y se ven en la necesidad de hacerse cargo de las mismas. 

Adolescencia tardía, ¿cuándo ocurre?

La adolescencia tardía ocurre justo antes del comienzo de la adultez. Podríamos decir que es su antesala. Como sabemos, la adolescencia es una etapa larga que consta de tres fases. Así es como la divide UNICEF:

  1. Adolescencia temprana: se da entre los 10 y los 13 años. Se destaca por la presencia de hormonas sexuales que derivan en cambios físicos característicos de la pubertad
  2. Adolescencia media: abarca desde los 14 a los 16 años. Ahora, comienzan a notarse cambios a nivel psicológico y en la construcción de la identidad.
  3. Adolescencia tardía: tiene lugar entre los 17 y los 21 años, aproximadamente. Según el caso, puede extenderse hasta los 24. 

Principales características de la adolescencia tardía

Cada uno de los momentos de la adolescencia supone una serie de procesos particulares y específicos. Los jóvenes se enfrentan a distintos desafíos conforme crecen y su vida cambia. En esta oportunidad, hablamos de las principales características de la última etapa de la adolescencia.

En la adolescencia tardía, los jóvenes son capaces de asumir un estilo propio, independientemente de que coincida o no con el de sus amistades.

Se reafirma la identidad

Sus valores, creencias y rasgos de personalidad se consolidan y generan una identidad más precisa aunque no inamovible. En este momento ya han atravesado una búsqueda intensa de su propia persona a partir del vínculo con sus pares.
Aunque es común que compartan valores, intereses, actitudes e incluso rasgos de apariencia, la influencia del resto se reduce considerablemente. Esto significa que la posibilidad de ser rechazado o cuestionado ya no es determinante a la hora de tomar decisiones personales. 

«Se ha alcanzado un mayor control de los impulsos y maduración de la identidad, inclusive en su vida sexual, por lo que está muy cerca de ser un adulto joven».

– Susana Pineda Pérez –

Se conquistan espacios independientes

En la adolescencia tardía se comienzan a realizar tareas vinculadas con la adultez mediante una actitud responsable y comprometida. De hecho, los estudios universitarios se convierten en uno de los aspectos más importantes de su vida, pues dedican gran parte de su tiempo y energía en él. 
La proyección del futuro personal, profesional y laboral asume protagonismo, lo que los hace plantearse objetivos de camino a la emancipación. La necesidad de independencia emocional y financiera los lleva a empezar a hacerse cargo de sus propias decisiones y a asumir las consecuencias de sus acciones. 

Los vínculos son selectivos

Los menores de 14 o 15 años suelen incluirse en grupos grandes de pares. El contexto familiar pierde prioridad y los vínculos exogámicos portan un significado valioso. Durante la temprana y media adolescencia es cuando los chicos se interesan por tener la mayor cantidad de amigos posible, aunque la intimidad emocional se dé con unos pocos. 
En cambio, los jóvenes que atraviesan la adolescencia tardía tienden a ser más selectivos a la hora de escoger sus amistades, pues priorizan la calidad por sobre la cantidad. Así, establecen relaciones más estrechas y optan por mantener solo aquellos vínculos que son fuente de bienestar, además de impartir confianza y cercanía. A su vez, se muestran más interesados en entablar relaciones de pareja.

En la adolescencia tardía, los jóvenes suelen estar más interesados en las relaciones de pareja. Además, son más selectivos con sus amistades.

Los padres durante la adolescencia tardía

La confrontación con los padres pierde fuerza durante la adolescencia tardía. Tampoco son percibidos como personas ideales y perfectas. Al contrario, en este momento los jóvenes son capaces de mirar a los adultos que los rodean con ojos más realistas: entienden que no son superhéroes ni villanos, sino seres humanos de carne y hueso.
Este cambio de perspectiva inaugura una relación con ellos más estable y serena. De hecho, se acercan a sus padres con una actitud más respetuosa y empática, al tener presentes sus errores, pero también sus aspectos valiosos. Ya no sienten la necesidad de desafiarlos. 

Bases sólidas y una autoimagen menos cruel

Habitualmente, la adolescencia tardía viene de la mano con un proceso de aceptación general de la persona. El autoconcepto adopta una forma más nítida y amable. A pesar de que igual pueden surgir malestares o inseguridades, los jóvenes se sienten más cómodos con su cuerpo y con su personalidad. 
Sin lugar a dudas, se trata de una etapa de la vida profundamente valiosa que se destaca por la maduración en varias aristas. Si bien puede experimentarse de una forma muy vertiginosa y ansiosa, las personas ya cuentan con una serie de habilidades y capacidades imprescindibles para continuar con su crecimiento.

Bibliografía

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