A un madre feliz se le ve en la cara el entusiasmo y las ganas de disfrutar de un nuevo día junto con su familia. No importa si es una madre que trabaja todo el día, mitad de jornada o si trabaja como ama de casa en su hogar… una madre feliz disfruta de los días como vienen porque se siente afortunada de vivir la vida junto con los suyos. Las madres felices tienen una forma diferente de ver el mundo y se ve reflejado en las cosas que hacen diariamente.
Pero hay madres de todo tipo, también hay mujeres que amenazan, gritan, degradan e ignoran a sus hijos porque ellas no son felices. ¿Eres una madre feliz o infeliz? Existen algunas diferencias muy claras para saberlo y hoy quiero hablarte de esto para que puedas valorarlo y que de ese modo puedas modificar tu conducta en caso de que no te sientas bien con tu forma de actuar diariamente y te des cuenta que necesitas otro enfoque.
1. No piensan en la perfección
Las madres felices saben que la perfección no existe y no se obsesionan con esto. No ponen expectativas poco realistas sobre sus hijos, sobre la limpieza o sobre cualquier otro aspecto de la vida. No son de las madres que comparan a sus hijos con otros porque saben que cada niño tiene un ritmo de desarrollo diferente y no pasa nada. Las madres felices no compiten con nadie, saben que la perfección no existe y que de los errores se aprende… porque la vida es un continúo aprendizaje.
2. Saben escoger sus batallas
Las madres felices no discuten por cualquier cosa ni se enfadan por tonterías. Además no critican a sus hijos porque saben que puede dañar gravemente la autoestima, por eso prefieren ayudar a sus hijos y guiarles en lo que necesiten elogiando el esfuerzo sin mirar tanto los resultados. Las madres felices pueden sentirse frustradas cuando ven a otras madres en el parque gritar a sus hijos para darles órdenes, ellas prefieren guiar a sus hijos para que aprendan, sin órdenes sólo con instrucciones.
3. Son honestas
Una madre que se considera feliz es honesta y los niños saben que si mamá dice algo, lo dice en serio. Es posible que tenga momentos de broma, pero si dice o promete algo, siempre se cumplirá rigurosamente. Cuando una madre no es honesta es peligroso porque podría haber una falta de confianza entre la madre y el niño. Es necesario que las madres creen esa confianza para que los niños sientan la seguridad en ellas. Aunque no siempre es fácil hacer lo que se dice una madre feliz lo intentará por lo menos.
4. Escuchan de verdad
Las madres felices escuchan realmente a sus hijos cuando les cuentan las cosas, sea lo que sea lo que quieren explicarle. Además, es necesario diferenciar que escuchar debe hacerse con la intención de comprender en lugar de responder rápidamente cualquier cosa. No hay nada más bonito que ver a una madre que tiene a su hijo o hija en brazos y está escuchando todo lo que su pequeño/a tiene que decirle. Una madre feliz sabe que debe escuchar, reír, comprender y aconsejar siempre en los momentos adecuados.
5. Enseñan cada día algo nuevo
Una mamá que enseña a sus hijos cada día cosas nuevas es una mamá que sabe que cada día es una oportunidad para aprender. Una madre feliz sabe que ninguna pregunta que le puedan hacer sus hijos es una pregunta tonta y que todas ellas son igual de importantes y deben ser contestadas desde el respeto y el amor. Una madre sabe que debe enseñar todas las cosas a sus hijos, desde por qué el cielo es azul hasta por qué deben callar en algunos momentos para mostrar respeto a los demás.
Una madre feliz hace estas 5 cosas cada día pero además, se despierta con una sonrisa y es capaz de sacar energía en los días más grises. La felicidad no es una meta que se deba conseguir, es un camino que se deben recorrer cada día para poder disfrutarlo y esto es lo que les enseñan las madres felices a sus hijos. ¡Es muy importante estar feliz para que los niños entiendan qué es la felicidad!