¿Se vuelve tenso el ambiente de tu hogar por los gritos de tu hijo? No te preocupes, esta situación es frecuente en muchas familias. Debido a que, en las primeras etapas de la infancia, los alaridos se convierten en un signo de expresión. Es un período donde las emociones están a flor de piel. Sin embargo, de seguro, te estás preguntando cómo actuar cuando tu hijo habla gritando. ¿Se puede evitar que grite? Descúbrelo a continuación.
¿Por qué gritan los niños?
Para comprender y manejar la situación, es necesario que conozcas las causas más frecuentes por las que gritan los niños.
Porque son niños
Los niños son muy activos. Pasan el día divirtiéndose con distintos juegos, exploran y hacen mucho ruido. Hablar alto y gritar surge de forma natural en la comunicación de muchos pequeños; especialmente, cuando hay varios reunidos. Cada día descubren algo nuevo y, en ocasiones, hablar alto y eufóricamente es su manera de expresarlo.
Por imitación a los padres u otros allegados
Tu hijo puede hablar gritando por imitación al tipo de comunicación que oye en su hogar. Recuerda que tú le educas con tu ejemplo en todos los sentidos. Por tanto, si sueles hablar muy alto, el niño, por imitación, también lo hará.
Para llamar la atención
Puede que el niño quiera llamar la atención de quienes lo acompañan en ese momento y lo hace mediante gritos. Los más pequeños necesitan ser escuchados. Como es de esperar, si tu hijo siente que no se le escucha o se siente reemplazado, gritará para hacerse notar.
Gestión de las emociones
Es posible que los gritos de tu hijo sean la respuesta a emociones desagradables como la frustración, los celos, el estrés e, incluso, la emoción. Por su edad, tienen menos capacidad para gestionar las energías a que dan lugar estas sensaciones. Así, la forma de liberarlas es gritar.
Etapa de la infancia
Durante el período comprendido entre los 2 y los 3 años de edad suelen presentarse las rabietas. Todo un desafío para la autoridad de los padres.
Dificultades del lenguaje
Si el niño padece algún trastorno del habla puede mostrarlo profiriendo gritos. Lo hace como expresión de sus estados de ánimo.
Problemas de audición
Los problemas auditivos como inflamación del tímpano y otras afecciones, no permiten que el niño se escuche a sí mismo al hablar. Ello hace que tenga que elevar el tono de voz. Solo así se escuchará.
¿Qué puedo hacer si mi hijo habla gritando?
Determinadas las causas de los gritos del pequeño, el segundo paso es qué puedes hacer para evitarlo. Pues bien, la respuesta es: cultivar la paciencia. Solo así podrás calmarle.
Reduce tu tono de voz
Esfuérzate por ser autocrítica y examina si hablar gritando es la costumbre habitual en tu hogar. Si fuera el caso, intenta ajustar tu tono de voz al hablar por teléfono o al dirigirte a otros miembros de la familia. Evita pensar que un mensaje queda más claro y es más firme si se acompaña con gritos.
No te dejes llevar ni cedas a las rabietas
Si tu hijo te habla con gritos, haz todo lo posible por no responderle de la misma manera. De hecho, si bajas el tono de tu voz, él hará lo mismo y será más fácil que te escuche. Sin embargo, es necesario que mantengas la firmeza y establezcas reglas para no ceder a las rabietas. Por ejemplo, hazle saber que si grita no lo escucharás. De lo contrario, el niño sabrá que, por medio de las rabietas, conseguirá lo que quiere.
Espera a que el niño se calme
No podrás razonar con él cuando se encuentra bajo el efecto de una emoción muy intensa como el enfado. Ten empatía y escúchalo cuando se haya calmado. Déjalo expresarse sin interrumpirlo. Además, debes enseñarlo a escuchar. Podrías hacerlo mediante la lectura. También, llevarlo a lugares donde el chico observe que el silencio es necesario en ocasiones. En este sentido, llevarlo a la biblioteca puede ser un buen recurso didáctico.
Consulta un logopeda
Habla con el maestro de tu hijo para saber si el pequeño también muestra esa tendencia en clase. Si se confirmaran esas sospechas, no dudes en consultar a un logopeda. Ese es el profesional indicado para ayudar al niño a reducir su tono de voz con ejercicios especializados.
En resumidas cuentas, el tormento que supone a veces que mi hijo habla gritando puede dejar de serlo si sigues estas sugerencias. Recuerda que lo primero es el ejemplo en casa.