¿Por qué será que los jóvenes actúan sin medir las consecuencias? ¿No piensan en sus actos o no les importa? En este artículo, te contaremos sobre la impulsividad en la adolescencia, una etapa bastante vulnerable a las imprudencias.
Adolescencia: etapa de cambios e impulsividad
La adolescencia es una fase de la vida en la cual se abandona la niñez para poder ingresar a la adultez. Esto trae aparejados muchos cambios a nivel físico, hormonal y emocional. Por ello, el entorno en el que se desarrolle el joven será vital para delimitar su conducta o personalidad a futuro.
Si bien ser adolescente no comienza ni termina para todos por igual, se estima que esta etapa comprende entre los 12 y los 18 años. Aquellos que hemos dejado atrás esa época seguro la recordaremos repleta de emociones fuertes, rebeldía, relaciones ‘para siempre’ y discusiones con nuestros padres.
Todo esto se relaciona con la impulsividad; esa tendencia a actuar sin pensar, de forma rápida y desmedida ante cualquier estímulo externo. Al no medir las consecuencias de nuestros actos, podemos cometer muchos errores. Ejemplos de esto son las adicciones, tener un embarazo no deseado, hacernos un tatuaje o irnos de casa.
¿Por qué los adolescentes son impulsivos?
Si hay una palabra que puede definir a los adolescentes, sin dudas es: ‘impulsividad’. Viven el día a día sin prestar atención a las consecuencias de sus actos, parece que no son conscientes de los peligros y tienen problemas de autocontrol.
Por eso, se trata de la franja de la población más propensa a las imprudencias, a los accidentes o incluso a las conductas ‘no esperadas’ para una persona. La inmadurez puede ser uno de los principales motivos de impulsividad en la adolescencia, pero no el único.
Según un estudio de la Universidad Weill Cornell de Nueva York, el cerebro en los adolescentes tiene dificultades para frenar ciertos impulsos, en comparación con lo que sucede en otras etapas de la vida.
La investigación afirma que incluso los niños pequeños son más cautos que los jóvenes de entre 13 y 17 años. En el estudio, se analizó la actividad cerebral de la corteza prefrontal ventromedial, la cual está relacionada a la contención.
El descubrimiento fue más que interesante: los adolescentes tuvieron mucha dificultad para detectar amenazas o peligros —ya sea de personas o de situaciones— a su alrededor. Esto quiere decir que el cerebro debe hacer un esfuerzo adicional para poder identificar algo que pueda poner en riesgo la integridad de la persona.
Sin dudas, este hallazgo nos permitiría comprender un poco más la impulsividad en la adolescencia, aunque por supuesto, no es el único motivo de este tipo de conducta.
Otros motivos de impulsividad en la adolescencia
Además de lo que sucede a nivel cerebral —que no es para nada insignificante— existen otros motivos por los cuales los adolescentes son impulsivos:
1. Maduración
Hay muchos cambios a nivel madurativo, tanto en lo físico como en lo sexual, debido a un incremento en la producción de hormonas. Esto repercute en el campo emocional y conductual, influye en el estado de ánimo y les hace ser más impulsivos o agresivos.
“La adolescencia se relaciona con la impulsividad; esa tendencia a actuar sin pensar, de forma rápida y desmedida ante cualquier estímulo externo”
2. Cambio de roles y exigencias
Hasta hace un tiempo, el joven tenía menos obligaciones ‘por ser un niño’, pero ahora se exige más de él. No tiene que ver con el trabajo, sino con ciertos cánones de perfección y de roles que antes no le preocupaban. Desde cuidar a sus hermanos menores hasta quedarse solo en casa, todo influye.
3. Abuso de sustancias
De la mano de la impulsividad está también el uso —y el abuso— del alcohol y las drogas. En esta etapa, es más común que alguien empiece a fumar que cuando es adulto, por ejemplo. Las sustancias tóxicas, a su vez, condicionan el accionar y los hace sentirse más ‘libres’.
Ahora bien, ¿ser impulsivo es algo positivo o negativo? Todo depende del lugar al que nos lleve. No podemos negar que los jóvenes asumen más riesgos que los adultos, que hacen lo que quieren y que no se preocupan tanto por lo que pueda suceder. Y eso, a veces, puede ser bueno para ellos.
Como padres de adolescentes, deberíamos ayudarles para que puedan ver y entender el valor del futuro, de la planificación y de las consecuencias que tienen las decisiones que tomamos. Al fin y al cabo, con base en esa racionalidad es que maduramos y comprendemos la vida.
Bibliografía
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https://news.weill.cornell.edu/news/2013/11/teens-are-drawn-to-danger-study-shows
Iglesias Diz, J. L. (2013). Desarrollo del adolescente: Aspectos físicos, psicológicos y sociales. Pediatria Integral.