Actualmente, muy pocas parejas se atreven a tener una familia numerosa. Esto se da debido a la dinámica y las exigencias de la vida diaria, además del desafío que implicaría tener más de un hijo. Sin embargo, hay quienes sí lo tienen proyectado y no les atemoriza proponerse ir a por el tercer hijo.
Todas las experiencias de paternidad resultan diferentes, incluso dentro del mismo núcleo familiar. Una vez que ya se tienen dos hijos, darle la bienvenida a un tercero puede ser una experiencia un poco complicada.
Primero, porque su llegada puede resultar inesperada para sus hermanos, quienes ya se habían ‘acostumbrado’ a ser solo ellos dos junto a papá y mamá.
Lo mejor es estar preparados para cualquier escenario y contemplar todas las consecuencias que podría generar en la familia la llegada de un quinto miembro. Hay que considerar que, en el mejor de los casos, se producirá una alegría y euforia colectiva; por el contrario podría ser el punto de partida para un comportamiento diferente y extraño en la conmovida pareja de hermanos.
La rivalidad con un nuevo hermano
Por lo general, los niños suelen ser egoístas y egocéntricos. Los padres son para ellos quienes ejecutan sus deseos, satisfacen sus necesidades, los protegen de los peligros, les prodigan una ternura que les hace únicos y los convierte en el centro de atracción.
En muchos casos, para los dos primeros hijos la madre es un ser que quieren exclusivamente para ellos; lógicamente, entonces, empezarán a disputar su atención tras la llegada de un nuevo hermano. Son muchísimos los cuidados que requiere un bebé y, por ello, los otros pequeños podrían sentirse un poco relegados.
Una de las reacciones a través de las cuales los niños manifiestan sus celos tras la llegada de un nuevo hermano es la falta de apetito, un comportamiento huraño y un malhumor frecuente. Además, algunas otras de sus conductas se ven alteradas; por ejemplo, comienzan a chuparse el dedo y a orinarse en la cama.
El sufrimiento de los niños puede ser enorme. Por lo tanto, reprenderles por sus celos o abrumarles con reproches por la llegada de un tercer hijo no hace más que contribuir a su desorientación.
Lo mejor en estos casos es involucrarlos en los cuidados del nuevo bebé y otorgarles pequeñas responsabilidades para que se sientan parte de esta etapa de la familia. Así, su perspectiva acerca de la nueva situación tomará un giro positivo.
Lo que implica para los padres tener un tercer hijo
La llegada de otro integrante a la familia implica retomar una serie de responsabilidades o tareas que quizás los padres ya habían dado por superadas. Por fortuna, la experiencia hará de esta una etapa mucho más llevadera, sin contar que, si todo se da con naturalidad, el apoyo de los otros hijos impactará positivamente en las nuevas rutinas.
Hay algunas actividades que volverán a la vida de los padres; otras, en tanto, sufrirán alteraciones como consecuencia de la llegada del tercer hijo. Aunque la paternidad no sea una cosa nueva para la pareja, es importante tener en cuenta que la dinámica familiar y personal de sus integrantes tendrá modificaciones importantes, entre las que destacan:
- Noches en vela: Habrá que levantarse cada dos o tres horas para alimentar al nuevo integrante de la familia.
- Emplear un poco más de tiempo en actividades de lavandería.
- Habilitar otro dormitorio, dependiendo de la capacidad del ya existente: Será necesario acondicionar otra habitación donde se pueda acomodar al nuevo bebé y ubicar todos los implementos que se utilizan para su cuidado.
“Lo mejor es involucrar a los niños en los cuidados del nuevo bebé y otorgarles pequeñas responsabilidades para que se sientan parte de esta etapa de la familia”
- Aplazar algunos proyectos personales: El recién nacido amerita tiempo y dedicación.
- Olvidarse del silencio y la calma: Ya no son dos hijos jugando por los alrededores o dentro de la casa, sino también un tercero que llorará para demandar atención.
- Aumentan los artículos para el cuidado de niños en el hogar: Además, la preparación de alimentos consumirá más tiempo y recursos.
- Es probable que se vea la necesidad de cambiar de coche a uno más amplio para familias numerosas.
Es indiscutible la felicidad que reina en el hogar tras conocida la noticia de la llegada de un tercer hijo. Naturalmente, todo lo que ello implica, sin importar lo cuesta arriba que resulte, será superado fácilmente con mucho apoyo familiar.
A lo que concierne la llegada de otro hijo y ya teniendo dos, no queda más que prepararse con mucha energía para los retos que, por triplicado, estarán siempre a la vuelta de la esquina. Más allá de eventuales incomodidades o sentimientos encontrados, será una alegría inconmensurable para todos.