“Los padres son para criar y los abuelos para consentir”, reza un dicho popular. Hay mucho de cierto en él y también lo hay en el hecho de que tus padres son una ayuda invaluable para ti. Es necesario tener presente que “ayuda” no tiene que ser “obligación” y que los abuelos tienen derecho a negarse sin sentirse culpables.
Muchos abuelos de jóvenes pensaban en el retiro, en su momento de jubilación… Cuando al fin podrían dejar de trabajar y dedicarse a cuidarse plenamente. Lo piensan como un momento despreocupado donde poder vivir tranquilos el resto de su vida. Aunque no todos los abuelos pueden cumplir esto porque se les asignan responsabilidades inesperadas.
Muchos abuelos deseosos de poder hacerse cargo de sus propios asuntos y poder disfrutar de su tiempo libre, ven mermados estos deseos. Ellos, como padres, siempre querrán ayudar a sus hijos… Pero no es lo mismo hacerlo desde el corazón que hacerlo con un sentimiento de imposición.
Estos abuelos durante el retiro dedican buena parte de sus días a cuidar a sus nietos, muchas veces resultan más acertados en el método de crianza con sus nietos que con sus hijos. Esto puede ocurrir porque ya han comprendido y meditado muchos asuntos de la vida en general y también porque se liberaron de la presión de tener que conciliar trabajo, hogar y crianza de los hijos.
Existen otros casos en los que los métodos de crianza de los abuelos contrarian mucho al de los padres y surgen algunas diferencias entre padres e hijos, sobre todo porque el niño no sabe qué normas obedecer y, naturalmente, prefiere las más complacientes. Esto puede generar problemas en la relación entre abuelos y nietos.
La ayuda del abuelo tiene límites
Tus padres siempre te van ayudar y, tú, evidentemente, cuando necesites de su tiempo y dedicación “vas a tirar de los abuelos”, el tema es ¿hay un límite? El límite se encuentra en la empatía, la moralidad y sobre todo, en entender que los abuelos no tienen la obligación de cuidar de sus nietos todo el día porque los padres trabajen.
“Algunos acaban convirtiéndose en algo más que abuelos: canguros, secretarios de sus atareados hijos, recaderos, taxistas…. No hay límites. Y empieza el abuso, sobre todo con las abuelas, que además de recoger al niño en el colegio, tienen que darle de comer o merendar, llevarle al médico, a baloncesto, a inglés, y si se tercia al zapatero”
-Joaquín Ibarra
pediatra y autor de “Mis abuelos me cuidan: Guía para los canguros del siglo XXI-
En un artículo publicado por El País, se evidencia que la tendencia de que el abuelo sea el canguro del niño se incrementa cada vez más, y es posible que las razones económicas tengan algo que ver con el hecho de que cada vez más personas dejen a sus hijos al cuidado de sus padres.
“En general, las abuelas cuidadoras abundan más en el nivel sociocultural medio-bajo, porque en el nivel medio-alto las abuelas tienen más proyectos propios y los hijos más recursos para cuidar a los niños, así que esas abuelas se implican menos, solo atienden a los nietos de forma ocasional”, resume la catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad de Barcelona Carme Triadó
“Lejos de confesar que la tarea les supera, hasta justifican a sus hijos. Pero no es lo mismo tener 60 años que 75, ni atender a uno o a tres“, añade Joaquín Ibarra, quien afirma que la mayoría empieza con un niño, pero un 26% asume cuidar de dos.
¿Quién establece los límites?
Hay quienes piensan que los límites lo establecen los abuelos, y en cierto modo, en parte debe ser así. Pero muchos de ellos, con una gran bondad y un mayor corazón no sabrán decir que no a sus hijos para no generarles un problema añadido o que se piensen que no quieren pasar tiempo con sus nietos.
La realidad es que sí quieren pasar tiempo con ellos, simplemente quieren hacerlo en momentos de tranquilidad, donde sus padres se encarguen de la educación de sus hijos y no ellos tengan que criar de nuevo, además, cumpliendo posibles requisitos de los padres, para que los abuelos sigan la misma línea educativa que ellos cuando estén con sus nietos.
Por lo tanto, el límite real, deben ponerlo los padres de los niños. Deben pensar en sus padres como personas que pueden contar para momentos puntuales como para recoger al nieto de la escuela si ellos no llegan del trabajo, pero no para algo habitual si no quieren hacerlo. Aunque por supuesto, cada familia tendrá que valorar sus propios intereses
Llegar a un acuerdo donde todos estén contentos
Ahora respecto al aspecto de los límites lo más sensato es hablar las condiciones y términos con tus padres, pues se trata de su tiempo libre, su tiempo de retiro del que desean disfrutar después de haber trabajado muchos años y de haber criado a sus hijos. Lo más sano es que tus padres te digan con toda honestidad qué tanto y en qué te pueden ayudar a cuidar a tu hijo.
También es preciso que tomes en cuenta la capacidad, la salud y la disposición que tienen tus padres para cuidar a sus nietos. Recuerda que ellos lo hacen como un favor, lo hacen porque quieren pero no es su deber… Y tienen todo el derecho del mundo a negarse, sin sentirse culpables.
Hay consenso entre sociólogos, gerontólogos, psicólogos, geriatras y los representantes de mayores en que el límite para no abusar de los abuelos está en tener en cuenta sus aspiraciones y capacidades, que encargarse de los nietos sea para ellos una actividad placentera y no una carga.