Cuando llega el verano, resulta indispensable utilizar una protección solar puesto que la incidencia del sol es aún más directa. En aquellos casos en los que la piel es propensa a tener lunares y pecas, esto es más que obligatorio. De hecho, los dermatólogos recomiendan aumentar el factor de protección 2 meses antes de las vacaciones, a modo de prevención.
La protección solar constituye más un beneficio que en una ‘tarea’ más a realizar, por ello, es importante darle la prioridad que amerita. La piel es el órgano más extenso de la piel y cuidarlo, reporta no solo salud sino bienestar en el día a día, ya sea que se esté en la playa, la montaña o en la piscina.
Las pecas y los lunares
Cuando los melanocitos se dañan, aparecen las pecas y los lunares. Estas manchas pueden ser benignas o malignas y su extensión puede variar. Por lo general, tienen una pigmentación más oscura que el tono de la propia piel, por ello, son fáciles de evidenciar. Por ejemplo, en aquellas personas de piel blanca tienen un color marrón.
Ahora bien, existen ciertas diferencias entre pecas y lunares que vale la pena repasar:
- Los lunares pueden presentar relieve y crecimiento de vello.
- Las pecas no tienen ningún tipo de relieve y tampoco vello.
- El tamaño de los lunares puede aumentar con el paso del tiempo.
- Las pecas se hacen más notorias durante el verano, ya que la exposición solar es mayor. En cambio, en invierno, suelen atenuarse o, incluso, desaparecer, según sea el caso.
Tanto las pecas como los lunares pueden aparecer por falta de protección solar y por exposiciones prolongadas. También pueden aparecer por factores genéticos. Es importante que, cuando se presente alguna variación significativa en un lunar o en las pecas, consultar con el dermatólogo para evaluar qué puede estar sucediendo y cómo se puede cuidar.
La importancia de la protección solar
El uso de la protección solar diaria es una de las mejores medidas que se pueden tomar a la hora de evitar que el sol deje rastros indeseados sobre la piel. Recordemos que estamos expuestos a los rayos ultravioleta todo el año, no solo durante una época determinada.
Por otra parte, los dermatólogos recomiendan exponer la piel al sol de forma progresiva durante el verano. En otras palabras, no pretender un bronceado en un día sino exponerse varias veces, por períodos cortos de tiempo, al sol, hasta lograr el tono deseado. Por supuesto, siempre utilizando un factor de protección solar apropiado y el resto de la indumentaria apropiada (sombreros y gafas de sol).
Otros productos para lunares y pecas
El dermatólogo será la persona más indicada para pautar el uso de otros productos para el cuidado de los lunares y pecas, según sea el caso. No obstante resulta conveniente utilizar cremas hidratantes neutras y evitar ciertos productos que puedan conllevar a la producción de manchas.
Cabe destacar que, aunque muchos remedios caseros prometen la eliminación de todo tipo de manchas (incluyendo las pecas), hay que tener mucho cuidado con ellos puesto que suelen tener un efecto ‘rebote’ con consecuencias graves para la piel.
Por ejemplo, los remedios que tienen zumo de limón consiguen aclarar la piel, pero esta ha de lavarse muy bien y, bajo ningún motivo, puede exponerse al sol de forma directa o la mancha se acentuará aún más y hasta puede tener un peor aspecto.
En cuanto a los cosméticos, muchos ya tienen factores de protección incorporados, por lo que vale la pena incluirlos entre nuestros productos. Por supuesto, esto no debe excluir el uso de protector solar diario.
Los lunares y las pecas en los niños
La piel de los niños necesita protegerse muy bien de los rayos del sol para evitar la aparición de lunares y pecas. Sobre todo de lunares, puesto que muchos pueden aumentar progresivamente de tamaño hasta convertirse en un verdadero problema en edades mayores. Una vez que aparece un lunar y comienza a crecer, hay que acudir al dermatólogo.
Siempre que supongan un riesgo para la salud, el dermatólogo indicará la eliminación de los lunares mediante diversos tipos de tecnología. La más popular es el láser, puesto que su acción es indolora, inmediata y también, sumamente eficaz.
Hay que evitar la sobreexposición solar y estar pendientes de retocar el protector solar de los niños cada cierto tiempo, sobre todo si van a estar en contacto con un medio acuático como el mar, el río, el lago o la piscina. Y aunque el producto indique que es resistente al agua, no hay que confiarse y retocar la aplicación cada 2- 3 horas.