Antes de proclamar con preocupación “a mi hijo no le gusta el fútbol”, lo ideal sería preguntarse: ¿qué cosas sí le gustan? Realmente no todos los niños son amantes de los deportes y las actividades físicas; es preciso indagar si se trata de los deportes en general o del fútbol en particular.
Si lo que no les gusta es el fútbol, quizá haya otro deporte que sea de su agrado: natación, baloncesto, tenis, béisbol, o cualquier otro. Lo importante es que el niño practique con regularidad alguna actividad física; entre otras cosas, por los efectos beneficiosos para la salud integral que reporta a los más pequeños.
Es una idea culturalmente aceptada que los niños deben, necesariamente, jugar al fútbol o practicar algún deporte. Actualmente, un niño que no juegue al fútbol es considerado por sus compañeros y entorno en general como un caso singular.
Generalmente, los padres temen mencionar a su hijo lo que lo hace diferente a los demás. En la mayoría de los casos, se aborda el tema de manera indirecta, al intentar alentarlos a practicar otros deportes.
Si se obliga al niño a hacer deportes que no le gustan, esto le llevará a continuos fracasos sucesivos. También puede suceder que los niños intenten descubrir por su cuenta sus verdaderos intereses; incluso se pueden enfrentar a entornos sociales, académicos, recreativos y familiares, a veces difíciles.
En la escuela sin jugar al fútbol
Si a nuestro hijo no le gusta el futbol ni ningún otro deporte, puede serle difícil enfrentar el día a día en el colegio. Se sentirá aislado y deprimido, incluso en muchas ocasiones será objeto de bullying por parte de sus compañeros. Esto, invariablemente, tendrá un efecto negativo en su personalidad, conducta y rendimiento académico.
Todos los seres humanos necesitamos integrarnos, sentir que pertenecemos a algo, sea un grupo o una comunidad. Esto es especialmente importante en el caso de los niños. Tener amigos en el colegio con quien compartir intereses y actividades desarrollará sus habilidades de socialización y adaptación.
Con seguridad, habrá otros pequeños con quien comparta intereses; con ellos, podrá jugar a otras cosas y pasar el tiempo del recreo.
Los profesores tienen un papel muy importante al promover juegos y actividades distintas al fútbol en la escuela. En definitiva, es una manera inteligente de integrar a los niños y minimizar las diferencias entre ellos por sus preferencias deportivas y recreativas.
“Si no le gusta el fútbol, quizá haya otro deporte que sea del agrado del niño: natación, baloncesto, tenis, béisbol, o cualquier otro”
A mi hijo no le gusta el fútbol: ¿cómo ayudarlo?
Para ayudar a integrarse a un niño que no le gusta el fútbol, es posible seguir algunos consejos:
- No hay que obligarle, cuestionarle ni criticarle.
- Indagaremos primero si el desagrado tiene las siguientes causas: no entiende cómo funciona, no conoce las reglas básicas, se aburre, u otros motivos.
- Descartaremos que hayan sufrido una experiencia negativa en el pasado, en la que se sintió estresado o presionado.
- Le haremos saber que no todos poseemos las mismas habilidades; los gustos, las preferencias y las capacidades varían de niño a niño. Algunos son ágiles, otros fuertes, otros tienen excelente puntería.
- Es preciso ayudarle a descubrir sus propias habilidades físicas; quizás no le gusten los deportes en equipo y prefiera deportes individuales. Descubrir eso es parte de la tarea de los padres.
- La natación, el submarinismo, correr, patinar, hacer gimnasia, el golf, el tenis, las artes marciales, son todos deportes individuales que le mantendrán activo.
Por otra parte, hay que considerar que hay muchas actividades que puede realizar y que lo ayudarán a evitar el sedentarismo y beneficiar su salud. Por ejemplo, jugar en el patio de la escuela, bailar, saltar, jugar a las escondidas, etc.
Entonces, debemos analizar con él la posibilidad de realizar actividades fuera de la escuela que no tengan que ver con el fútbol; esto le permitirá desarrollar sus habilidades y capacidades más allá del deporte. En otros entornos, el pequeño conocerá nuevos amigos con intereses similares, como la música, la pintura o el teatro.
Consejos para los padres
No solamente los niños deberán afrontar el desafío de no ceder ante la ‘presión’ de su entorno; también pueden sentirla los mayores. En esos casos, es conveniente:
- No ceder a la presión de los otros padres e ignorar los comentarios porque nuestro hijo no juega al fútbol.
- Reconoceremos que es normal que a nuestro pequeño no le guste el fútbol, o incluso ningún otro deporte.
- Los padres son los encargados de reforzar permanentemente la autoestima, la confianza y el respeto de sus hijos por sí mismos.
- El fútbol solo es un deporte; el niño puede tener muchas habilidades y capacidades, es preciso ayudarle a descubrirlas y a potenciarlas.
Finalmente, es una buena idea descubrir juntos una nueva actividad para poder compartir y divertirse en familia. Si cuenta con tu apoyo, será mucho más fácil para el pequeño hacer valer su postura y sus derechos sin ningún tipo de problema.