En líneas generales, se trata de niños poco o nada conflictivos. Tienen una actitud relajada, que no siempre implica pasividad por su parte. Simplemente, los niños tranquilos saben que, para la gran mayoría de las cuestiones, no es necesario el enfrentamiento ni dar pie a las emociones negativas.
La calma con la que se desenvuelven y su paciencia los hacen seres muy agradables. Aunque no suelen ser extrovertidos.
Acercarse a ellos puede ser un tanto difícil, puesto que su calma puede dar la impresión de que no desean interactuar, pero todo lo contrario, sí les interesa relacionarse y comunicarse con otros. Recordemos que la efusividad no siempre es la manifestación más clara de interés.
Si tu hijo es tranquilo te recomendamos que le eduques, sin caer en la protección, que le animes a expresar sus emociones, que no le presiones y que, sobre todo, le proporciones el cariño que necesita. De esta manera, le ayudarás a tener todas las herramientas necesarias para alcanzar un desarrollo integral que le proporcione ventajas a lo largo de su vida.
Características del comportamiento de los niños tranquilos
1. No son necesariamente tímidos
El hecho de ser tranquilo y la timidez no van siempre de la mano. En el caso de los niños tranquilos, lo que sucede es que tienden a ser un poco más reservados pero, una vez que se encuentran en un entorno de confianza, se manejan con total espontaneidad.
Por otra parte, los niños tranquilos tienen una actitud precavida. Atienden a las situaciones nuevas para ver qué va a pasar antes de afrontarlas directamente, pero una vez que tienen el control de las situaciones, no hay quien les pare.
2. Siempre están escuchando y asimilando la información
No debes confundir la naturaleza tranquila de los niños con el hecho de que no te presten atención cuando hablas con ellos. Se trata de personas muy observadoras, las cuales tienden a parar atención a todo lo que les rodea y, en consecuencia, a interiorizar muchos sentimientos y pensamientos.
3. No suelen hablar con extraños
Si observas que tu hijo tiene dificultades para hablar con extraños es mejor que no le fuerces a enfrentarse a estas situaciones, ya que puede resultarle realmente incómodo.
Ayúdale, de una forma sutil y empática, a superar esta dificultad y hacer que, poco a poco, salga de su zona de confort. A pesar de que hablar con una persona al azar no sea la prioridad, debes tratar de alentarle a que intervenga en situaciones cotidianas, como puede ser pedir la comida en un restaurante o golosinas en una tienda de comestibles.
4. Pasan muchas cosas tras ese exterior silencioso
A medida que los pequeños crecen y comienzan a leer y escribir, es un buen momento para entender que dentro de la cabeza de los niños tranquilos suceden y sienten muchas cosas.
Los niños tranquilos no siempre van a hablar acerca de todos sus pensamientos y sentimientos con los padres. Esto no es malo pero hay que mantener cierta atención. Para ayudarles a sentirse más cómodos, puedes animarles a que escriban un diario o a que creen sus propias historias, para darte cuenta de que, tal vez, tienen más conocimiento del que esperabas.
“Cuanto más tranquilo se vuelve un hombre, mayor es su éxito, sus influencias, su poder. La tranquilidad de la mente es una de las bellas joyas de la sabiduría”
—James Allen—
5. No sienten la necesidad de ser el centro de atención
Los niños tranquilos no tienen la necesidad de acaparar la atención. Ellos prosperan más con la interacción personal. En consecuencia, no se sienten atraídos por la idea de ser el centro de las situaciones sociales.
6. Necesitan contarte sobre sus esperanzas y sueños
Los niños tranquilos desean que alguien les escuche de verdad, sin juzgarlos a la primera ni recriminaciones y consejos. Quieren tener una relación con sus maestros, entrenadores y otros adultos en sus vidas. Así que no debes dejar pasar la oportunidad de acercarte a ellos y escuchar qué tiene que decir.
Trata de hablar con ellos sobre las cosas que les importan, no solo sobre aquellas que te importan a ti. Lo mejor que puedes llevar a cabo con los niños tranquilos es descubrir qué los motiva e invitarles a conversar sobre ello.