Para muchos, es una gran verdad que el perro es el mejor amigo del hombre. Su compañía y lealtad casi siempre son bien recibidas. Sin embargo, no todos piensan igual. Diversas situaciones pueden generar miedo a los perros en los niños.
De todos modos, es una situación remediable, aquí te damos algunos consejos para revertir este sentimiento.
Los niños temen a lo que creen que puede hacerles mal. Muchas veces este miedo es infundado. Es decir, se basa en cosas que los niños no conocen pero que interpretan como una amenaza.
Para ser más concretos, si tu hijo nunca estuvo en contacto con perros, es muy probable que les tema cuando se tope con ellos. Este miedo, no obstante, es más sencillo de superar que los demás, arraigados en factores más complejos.
Un ejemplo de esto último son las situaciones traumáticas. Si un niño presenta miedo a los perros de repente, puede haber atravesado una situación desagradable que desembocó en este temor.
Quizás tú no la hayas presenciado o incluso puede haberse tratado de algo menor, pero los pequeños todavía no saben dimensionar el peligro. Por este motivo su miedo tiene un argumento.
¿Miedo a los perros o fobia?
Este es un aspecto esencial que deberemos diferenciar desde un comienzo. No es lo mismo que un niño tenga temor a algo a que siente fobia por ello.
Los perros, como muchas otras cosas, pueden ser un desencadenante de una fobia, denominada cinofobia. Estas producen miedo desmedido en situaciones que lo merecen o no, como podría ser ver una fotografía o imagen en la televisión.
“Un perro es la única cosa en la Tierra que te ama más de lo que se ama a sí mismo”
–Josh Billings–
La cinofobia puede causar que una persona, sea niño o adulto, busque por todos los medios evitar el contacto con estos animales. Incluso en casos graves lo llevaría a evitar salir a la calle con tal de evitar cruzarse con uno, por más inofensivo que parezca.
Según los especialistas, entre un 12% o 13% de la población padece una fobia específica en algún momento de su vida. Las fobias se tratan con asistencia psicológica, ya que son trastornos mentales que no se van de un día para el otro.
¿Qué hacer para evitar que un niño tenga miedo a los perros?
El momento de enseñar cómo relacionarse con los animales es la niñez. Esto se debe a que es la etapa de la vida donde la curiosidad de los niños los lleva a acercarse a los perros. En ciertas ocasiones, esto puede terminar mal.
¿Qué podemos hacer al respecto? Aquí van algunos consejos para prevenir malas experiencias:
Acercarse lentamente
Un perro reacciona ante los estímulos. Si ve a un niño frenético que corre despavorido hacia él con la intención de tocarlo, es muy probable que desconfié y actué de manera defensiva.
Por eso, lo mejor es aproximarse de a poco y con la mano extendida, para que él pueda oler e identificar a la persona.
No tocar a los perros callejeros
Es un error en el que cae la mayoría de los pequeños. Muchas veces, el miedo a los perros se basa en malas experiencias con canes callejeros, que por su estilo de vida pueden ser reacios a la interacción con humanos.
Debemos recordar que muchos son maltratados por las personas y buscarán defenderse de inmediato.
Pedir permiso al dueño
Si visitas a alguien que tiene un perro, deberías enseñarle a tu hijo a preguntarle antes de tocarlo. Así, él podrá actuar de “mediador” y advertirte sobre qué no hacer en el territorio del animal.
Algunos caninos suelen ser muy protectores y no les gusta para nada que invadan su espacio.
¿Cómo vencer el miedo ya generado?
Si el miedo a los perros se origina por un acontecimiento pasado o tiene una causa mental, debemos buscar la forma de superarlo. Para esto, lo primero que hay que hacer es cambiar la imagen que el niño tiene en su mente.
Debemos eliminar los prejuicios de que todos “los perros son malos” o “me odian”. Puede servir mirar vídeos de especialistas en el tema o incluso experimentar con mascotas de amigos.
Es fundamental, además, acompañarlo para darle seguridad y descomprimir la tensión.
Asimismo, debes procurar que enfrente su miedo. Trata de no evitarlos en la calle y dile al niño que actúe de modo natural. Verás que poco a poco la sensación de temor desaparecerá al verlos.
Si una persona mantiene la calma y no invade su espacio, es muy extraño que un perro le haga daño. Por lo general, atacan cuando se sienten amenazados o agredidos.
Cuidado: tampoco se trata de exponer al niño a situaciones desagradables. Si simplemente no le gusta estar con perros, no adoptes uno. En la medida de lo posible, tampoco realices comentarios negativos sobre ellos en su presencia, ya que solo reforzarás su desagrado.
“Si a tu hijo simplemente no le gusta estar con perros, no adoptes uno”
Finalmente, recomendamos fuertemente no dejar nunca a un niño a solas con un perro. Ya sea cercano o no, los pequeños no conocen bien los límites y pueden llegar a sobrepasarse en la búsqueda de contacto y amistad.
Para no lamentar inconvenientes, es mejor vigilarlos mientras se divierten con estos hermosos y leales compañeros de vida.
Bibliografía
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