La fecundación humana es un proceso complejo en el que entran en juego muchos elementos y factores. Es la fusión de un óvulo y un espermatozoide para crear un nuevo ser, único y diferente a todos los que existen. De esta unión surge el embrión y, si se implanta correctamente, se dará el embarazo.
¿Cómo se produce la fecundación?
En los seres humanos, este proceso es interno. Es decir, tiene lugar en el interior del cuerpo de la mujer, concretamente en las trompas de Falopio. Esta es la llamada fecundación natural o in vivo.
Sin embargo, este tipo de fecundación no siempre es posible. Por ese motivo, se ha desarrollado la reproducción asistida, en la que la fecundación se realiza en un laboratorio. También se conoce como fecundación artificial o fecundación in vitro.
A continuación, desarrollaremos las etapas de este complejo proceso. Desde la existencia separada de los gametos —células sexuales— hasta su unión y la implantación del embrión, podemos distinguir cuatro fases.
1. Los espermatozoides se dirigen al óvulo
Durante el coito, los espermatozoides penetran en la vagina. Este es un medio ácido perjudicial para ellos, por lo que emigran. A través del cuello uterino, llegan al útero y de ahí a las trompas de Falopio, donde se encontrará el óvulo.
En las trompas, los espermatozoides pueden sobrevivir entre 48 y 72 horas. Por el contrario, fuera del cuerpo femenino, su vida se reduce a menos de 24 horas. Esto supone que la fecundación pueda producirse incluso dos o tres días después del encuentro sexual.
El semen contiene cientos de millones de espermatozoides. Sin embargo, apenas un centenar de ellos lograrán llegar al óvulo; el resto se agota y muere. Y entre estos “supervivientes”, solo uno conseguirá entrar en el gameto femenino y fecundarlo.
2. Unión del óvulo y el espermatozoide
Al entrar en el óvulo, el espermatozoide pierde la cola y fusiona su núcleo con el de la célula femenina. De esta unión nace la primera célula del embrión: el huevo fecundado o cigoto. Aquí está ya contenida toda su información genética única: desde su sexo hasta el color de ojos o de pelo.
Respecto al óvulo, al producirse la fecundación, este altera su estructura química. La membrana que lo rodea, hasta entonces permeable, cierra ahora el paso al resto de espermatozoides. Si más de un gameto masculino entrara, la fecundación sería inviable.
De entre cientos de millones de espermatozoides, sólo uno logrará entrar en el óvulo y fecundarlo
3. Viaje del cigoto al útero
En las trompas de Falopio hay una especie de pelillos llamados cilios vibrátiles. Gracias al movimiento de estos y los impulsos musculares de la trompa, se mueve el huevo fecundado. El desplazamiento hasta el útero durará unos tres o cuatro días.
Durante este viaje, el cigoto comenzará su desarrollo y evolución. A las pocas horas de la fecundación, se dividirá en dos células y continuará desdoblándose en partes iguales. Cuando llega a la cavidad uterina, consta ya de 16 células.
Sin embargo, al llegar al útero no anida de inmediato, ya que aún no ha alcanzado el desarrollo necesario. Permanecerá libre dos o tres días y sufrirá nuevas modificaciones antes de implantarse en la mucosa uterina.
4. Implantación
La implantación tiene lugar siete días después de la fecundación. Normalmente, ocurrirá alrededor de 21 o 22 días después del inicio de la última regla. El cigoto se sitúa sobre el endometrio y se adhiere fuertemente, como una ventosa.
La capa exterior del huevo crea una especie de nido y forma el trofoblasto, una membrana que luego dará origen a la placenta. Esta nutrirá y protegerá al bebé durante la gestación. A partir de este momento, el desarrollo del embrión es constante.
Solo el 30 % de los embriones logra implantarse con éxito en el útero materno
La fecundación de gemelos y mellizos
Al contrario de lo que indican las creencias populares, los gemelos no surgen por la fecundación de un óvulo por dos espermatozoides. Los mecanismos de la fecundación impiden esto, ya que el embrión resultante sería inviable.
Para que puedan originarse gemelos, el proceso es idéntico al que da lugar a un único embrión. Sin embargo, en ocasiones y por causas aún desconocidas, el embrión se divide en dos, dando lugar a dos bebés genéticamente idénticos. Esto implica que también serán, obligatoriamente, del mismo sexo.
Por otra parte, el origen de los mellizos es distinto. En este caso, se produce la fecundación de dos óvulos diferentes, cada uno por un espermatozoide. Por tanto, el desarrollo de los embriones sería el habitual. Los mellizos no serán genéticamente idénticos ni tampoco tienen por qué ser del mismo sexo.
Como vemos, la fecundación es uno de los tantos actos perfectos que la naturaleza le ha proveído al ser humano. Todo está perfectamente creado para que la reproducción humana sea posible y se concrete el maravilloso acto de la procreación.