Mamá, gracias por no haber sido nunca mi mejor amiga. No sabes el tremendo favor que me hiciste. Gracias a ti soy como soy ahora, y creo que no pudiste haberlo hecho mejor. Olvida a los que te dicen que quieren ser amigos de sus hijos: no saben el tremendo error que están cometiendo.
Una madre debe imponer límites. Siempre buscaste lo mejor para mí, aunque a veces yo no estaba de acuerdo. En ocasiones hasta solía pensar que era por fastidiarme, pero era un error enorme: todo lo que hiciste, lo hiciste por amor. Criaste a una hija fuerte, que supo valerse por sí misma, y que hoy está muy orgullosa de su madre. Por eso, gracias.
Gracias por estar en las malas
Recuerdo cuando era pequeña y no tenía muchos amigos. Era muy tímida y los demás niños se burlaban de mi aspecto. Tú fuiste la primera en decirme que no les hiciera caso, que no tenían motivos para reírse de mí.
Me dijiste que yo era buena y especial, y que la gente que hace a los demás sentirse mal no merece la pena. Gracias por todas las noches en las que me leías cuentos antes de dormir, y no te olvidabas nunca de decirme lo mucho que me querías.
Tu apoyo era tan enorme, que un día te dije que tú serías mi mejor amiga. Pero tú me contestaste que no, que no podías ser mi amiga. Que podías hacerlo mucho mejor: podías ser mi madre. En aquel momento no lo entendí, pero tenías razón.
Gracias por todas las veces que me dijiste NO, me reñiste o me castigaste. Gracias, porque por tu fuerza he sabido aprender de mis errores. Por ti, sé lo que cuesta ese móvil tan caro y todo el trabajo que cuesta conseguirlo.
Gracias por todas esas horas en vela en los hospitales. Por todas las operaciones, caídas y sustos por los que te he hecho pasar. También por haberte pegado la varicela, la faringitis y por haberte hecho gastar una fortuna en pastillas para la tos.
Por haberme recogido el pelo mientras vomitaba y por haberme dicho que todo iba a ir bien. Por todas las vacunas que me obligaste a ponerme, porque aunque dolían, eran por mi bien.
Madre, la palabra más bella pronunciada por el ser humano
-Khalil Gibran-
Gracias por ser mi hombro para llorar con mis primeros desengaños amorosos. Por enseñarme a respetar a los demás y a respetarme. A no ser sumisa ni a conformarme con gente que finge quererme.
Gracias, porque muchas veces me merecí una bofetada, y no me las diste. Me hiciste confiar en ti y entender que hay cosas en el mundo que no pueden ser arregladas.
Gracias por los momentos buenos
Te agradezco los momentos geniales. Contigo no comparto solo las penas, sino también las alegrías. Has sido siempre mi mayor valedora. Tú me has enseñado a levantarme y a luchar contra los golpes de la vida, para luego celebrar mis triunfos como si fueran tuyos.
Has confiado en mi sin dudarlo ni un instante. Nunca has dudado de mi valor, aun sabiendo que soy humana y que cometo errores. Me has animado a ser independiente, a vivir y a relacionarme. Jamás me has mentido, ni te has ahorrado críticas constructivas. Y no sabes cuánto te lo agradezco.
Muchas madres creen que si son amigos de sus hijos, estos les querrán más. Que confiarán más en ellos y la relación irá mejor. Pero no es así. Los hijos ya tenemos amigos y amigas con los que crecemos, maduramos y nos equivocamos. Amigos que nos enseñan otra clase de lecciones vitales que nada tienen que ver con las de una madre.
Tú, mamá, siempre lo tuviste claro. Me criaste y me educaste, para luego dejarme ir. Lo hiciste con lágrimas en los ojos y sabiendo que la próxima vez que vieras a tu hija, ya sería una mujer.
Pero no estés triste, mamá. De no haber sido por tus sacrificios, nunca hubiera llegado tan lejos. Tú me convenciste para que pensara que era valiente. Gracias, otra vez más, por tu sabiduría. Porque si algún día soy madre, espero poder hacerlo igual de genial que tú. Te quiero, mamá.
Bibliografía
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