En la crianza los días son largos y los años muy cortos

En la crianza los días son largos, las noches eternas y sin embargo, los años muy cortos. No sabemos muy bien cómo sucede, pero casi sin darnos cuenta nuestros pequeños descienden de nuestro regazo para empezar a andar, nuestro cuerpo deja de ser su refugio necesitado pero sin embargo, el propio corazón será siempre ese hogar que nunca les fallará, que bombeará cada día por ellos y su felicidad.

Los expertos nos dicen que nuestra percepción del tiempo suele cambiar a medida que crecemos y nos hacemos mayores. Para los niños, una tarde puede ser eterna. Para un adulto, un año puede ser un suspiro. ¿Por qué ocurre? El simple hecho de tener muchas responsabilidades, de tener una vida con un alto nivel de estrés hace muchas veces que el tiempo discurra muy rápido en nuestro cerebro.

Ahora bien, durante la crianza se da un fenómeno tan extraño como contradictorio. Por una parte, vivimos una de esas etapas de nuestra existencia donde el “aquí y ahora” no puede ser más físico, más intenso, emotivo y caótico a instantes. Los días pueden ser sin duda muy largos. Sin embargo, a pesar de lo complicado que pueda ser todo, esa felicidad hace que la percepción del tiempo también se diluya como un azucarillo en un vaso de agua.

A veces, basta con parpadear para descubrir que nuestro pequeño ya anda, ya corre, ya va al baño solo ya protesta cuando lo intentamos coger en brazos para darle un beso. Es como si la infancia de nuestros pequeños fuera poco más que un suspiro, y eso, a veces nos asusta, nos provoca cierta tristeza… Si estás percibiendo esto mismo en la actualidad, estamos seguros de que estas claves pueden ayudarte.

La crianza es dura, sí, pero es el reflejo de nuestro amor

 

mamá con bebé emociones
Pasaste miedos que solo tú entiendes. El miedo a que no pudieras darle la suficiente leche. Miedo a que le doliera algo y tú no lo supieras. Miedo a hacerle daño si elegías hacer colecho con él. Temor a no ser una madre a la altura, cuando te habían hablado tanto sobre lo complicado de la maternidad y de criar a un hijo.

Sin embargo, ahora, después de infinitos días e infinitas noches en vela te has dado cuenta de que todos esos miedos han sido tus motivadores para superarte cada día. Han sido tantos los retos conseguidos que aquellas horas de lágrimas, de inquietudes, de biberones, pañales, de termómetros y canciones de cuna son sin duda de los mejores recuerdos de tu vida.
¿Cómo ha podido pasar el tiempo tan rápido si hubo instantes que se me hicieron eternos? Esa concepción, esa idea de que los años discurren demasiado raudos se debe básicamente a la felicidad. Cuando las cosas van bien y vemos felices y preciosos a nuestros pequeños la sensación de calma no nos permite tener una conciencia fija del tiempo. Todo pasa volando porque todo está en equilibrio.

Sin embargo, el auténtico problema acontece cuando algo no va bien. Muchas mamás y muchos papás que hayan pasado un momento complicado con sus hijos, habrán percibido sin duda que el tiempo, se detiene. Es como una chincheta clavada en un panel de corcho, como una puerta que no se puede cerrar, como una página del libro que no puede pasarse. El dolor, la inquietud o la tristeza son los que hacen que el tiempo no pase.

Así que recuerda, si la crianza se pasa volando es porque todo va bien. Porque lo estáis haciendo bien.
bebe que pide atención

Tu pequeño caminará un día más rápido y deberás dejarlo ir…

Lo sabemos, pensar que nuestro pequeño crecerá y deberemos dejarlo ir nos asusta, nos entristece e incluso nos preocupa. Sin embargo, es ese el fin último de la crianza: dar al mundo niños autónomos, personas hermosas, valientes, libres, capaces y felices que puedan crear sus propios caminos.

Sin embargo, no debes tener miedo o anticipar cosas. Lo ideal es que disfrutes siempre del “aquí y ahora” de este presente donde nuestro principal objetivo es construir recuerdos imborrables, anclajes llenos de magia, de amor y de cariño que puedan pervivir para siempre e tu mente y en la de tu hijo.

Disfrútalo ahora que aún puedes llevarlo en brazos, aprecia estos momentos en que aún busca tu mano cada vez que vais a pasear, en que quiere dormir con mamá, en que ríe a carcajadas cuando lo besas y le haces cosquillas. Dibuja en su mente momentos inolvidables con tu cercanía y tu cariño, porque el amor de hoy será su inspiración del mañana.

La crianza que le das ahora basada en el apego y el afecto sabio e intutivo, será la luz que lo convierta dentro de poco en una persona excepcional, y ante todo, FELIZ.

Bibliografía

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