Yo también lo hago, despierto a mi hijo con besos

Despertar a nuestros hijos a besos es un ritual emocional y social del que todo niño puede verse beneficiado desde edades muy tempranas. No es solo un modo de ayudarlos a abrir los ojos de forma afectuosa, es también un mecanismo excepcional con el  que celebrar el nuevo día reforzando el vínculo “madre-hijo” o “padre-hijo”.

Si hay algo que no podemos olvidar es que todo nuestro universo social está cargado de ritos y costumbres cotidianas que edifican nuestra realidad, cargándola de significados más o menos positivos. Las costumbres que se llevan a cabo en un hogar influirán también en la forma en que los niños entiendan el mundo.

Si un niño carece de este tipo de refuerzos emocionales basados en un abrazo de buenas noches, en un beso de buenos días, en un “¿cómo ha ido el día?” después del colegio o en esos detalles inesperados con los que transmitirle alegrías y sorpresas de forma periódica, ese pequeño crecerá pensando que en el mundo, las emociones positivas no tienen valor.

Un beso por las mañanas es un regalo para ambos que conviene practicar a diario. Algo que en un principio puede parecernos una tontería, encierra en realidad muchas dinámicas psicológicas y emocionales que es interesante conocer. En “Eres Mamá” te hablamos de la importancia de este tipo de rituales cotidianos.

“Comernos” a besos a nuestros hijos por las mañanas es muy saludable

Sabemos que crecerán, somos muy conscientes de que llegará un día en que se escabullirán, en que nos digan aquello de “ay mamá, qué pesada eres”. No importa. Lo ideal es empezar desde el primer día en que llegan al mundo a regalarles esas muestras de afecto con las alimentaremos el desarrollo de su cerebro, gracias a ese cariño que reconforta y que al fin y al cabo, da forma a una crianza sabia y presente.

Empieza un nuevo día y mamá te quiere

Es muy posible que tu bebé te haya dejado dormir muy poco, puede que te hayas levantado cada tres horas a darle el pecho o el biberón en esos sus primeros meses de vida. Sin embargo, cuando llega el nuevo día y toca levantarlos lo haces “comiéndotelos” a besos.

  • Este acto tan natural es un modo sensacional de estar “presente”, de dar forma a ese aquí y ahora donde la transmisión de emociones reconforta al niño y lo hace sentirse seguro y amado.
  • Un beso es una muestra de amor y un lenguaje que nuestros hijos aprenderán de inmediato.
  • A su vez, a pesar de que hay muchos modos de decir “te quiero” , ese que se inscribe en los abrazos, besos y caricias que conforman el lenguaje no verbal, es el que más poder encierra.

Practicar este sano ejercicio de “comer” niños a besos por las mañanas es realmente saludable.

El abrazo de buenas noches y el beso de buenos días

Sabemos ya que un beso de buenos días es muy positivo para desarrollar en nuestro hijo ese lazo afectivo donde adentrarlo ya en los rituales sociales que caracterizan a nuestra familia. Sin embargo, no podemos olvidar que el acto de ir a la cama, necesita también de ese pequeño refuerzo emocional que muchos niños agradecen.

  • A medida que nuestros hijos crecen van dormir más horas seguidas sin necesitarnos. No obstante, no podemos olvidar que de media, un niño necesita dormir entre 10 y 13 horas.
  • Es sin duda mucho tiempo y un modo de alentar un descanso profundo, seguro y feliz es favoreciendo una adecuada despedida.
  • En nuestro espacio ya te hemos hablado en numerosas ocasiones sobre lo adecuado que resulta leer un cuento a nuestros hijos aunque aún sean muy pequeños. Tras la lectura del cuento, algo tan sencillo como darles un profundo y largo abrazo hará que se sientan más tranquilos y relajados.

Para que un niño se sienta amado es necesario que cuidemos de este tipo de rituales cotidianos. Si levantamos a nuestros hijos con prisas, vistiéndolos rápido para llevarlos a la guardería o a casa de nuestros padres, o si los acostamos rápido por la noche con la idea de poder hacer otras cosas en casa, descuidaremos lo más importante: el mundo emocional y psicológico de los propios niños.

La crianza a fuego lento

besos por las mañanas
La crianza a fuego lento constituye ese enfoque en el cual aprender a estar más presentes. No hay prisas, respetamos los tiempos de los niños y los atendemos en todas sus necesidades: biológicas, psicológicas y afectivas.

  • Algo tan simple como despertarlos a besos, dedicándoles unos preciosos momentos donde abrazarlos, hablarles y hacerles reír conforma en ellos esos instantes significativos que dejan un impacto muy positivo en su cerebro.
  • Ayudarlos a levantarse al nuevo día con una sonrisa y con una mamá y un papá que les demuestra cuánto les quiere, les permitirá crecer con seguridad teniéndonos siempre como a su principal referencia.

A medida que se hagan mayores es posible que ya les incomode un poco estas muestras efusivas de cariño, pero en su interior, aunque no lo creas, las seguirán agradeciendo.

Bibliografía

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  • Moneta, M. (2003). El Apego. Aspectos clínicos y psicobiológicos de la díada madre-hijo. Santiago: Cuatro Vientos
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