La maternidad les supone a muchas mujeres nacer de nuevo, es como renovarse en fortalezas que no sabían que tenían, es curar heridas del pasado para hallar aliento en el presente a través de ese ser frágil pero a la vez perfecto, que alivia soledades, que nos empuja a ser cada día mejores, más valientes.
Existe un hecho del que no siempre se habla. Hay muchas mujeres que se quedan embarazadas sin esperarlo ni desearlo, sin que entrara en la agenda de sus vidas o simplemente, porque a atraviesan el momento más inoportuno y la época más complicada. Son esos instantes en que una misma no puede siquiera con su propio cuerpo y su propia alma, porque la existencia, en ocasiones no es nada fácil.
Pueden ser problemas económicos, afectivos o simplemente, la plena creencia de que una no está hecha para eso llamado “maternidad”. Y sin embargo, la magia acontece de pronto. Sin saber cómo ni porqué dicen “sí” a ese embarazo, y “sí” al dolor del parto. Porque el sufrimiento ya no importa, y porque cuando esa nueva vida toma contacto con su piel, todo cambia y acontece una auténtica revolución personal y emocional.
Los bebés también curan a sus madres, y lo hacen de muy diversas y maravillosas formas. Te las explicamos.
La maternidad es como reflejarse en un espejo
Todos nosotros somos como un mapa lleno de historias personales, de heridas, de cicatrices y de rincones preciosos a los que nos asomamos de vez en cuando. Sin embargo, el momento vital en que tomamos más conciencia de todo lo vivido, es cuando somos madres por primera vez.
- Ser madre supone replantearnos cómo fue nuestra infancia y qué herencia emocional recibimos de nuestra propia madre.
- Si a día de hoy existen posibles heridas de ese pasado, estamos obligadas a sanarlas para dar lo mejor a nuestros hijos.
- Por su parte, si lo que recibimos fue hermoso, pleno y satisfactorio, transmitiremos ese mismo legado emocional a nuestros niños.
Ser madre es como mirarnos a un espejo para advertir nuestras carencias y superarlas. Es ser valiente a pesar de que nos hayamos pasado media vida teniendo miedo.
Todos tus agujeros negros quedan de pronto escampados por la luz de una mirada
Solo tú conoces todos los agujeros negros a los que te has enfrentado. Solo tú tienes constancia de tus batallas personales, de esos espacios privados donde esconder penas del ayer, pérdidas que ya no volverán y decepciones que dejaron huella. Sin embargo, con el nacimiento de tu bebé, todos esos monstruos de hojalata han dejado de existir.
Es algo más que “borrón y cuenta nueva”. Es ser capaz de asumir la mujer que fuiste ayer para celebrar la madre que eres hoy, y ese cambio te hermana aún más con la vida y con ese niño que tanto depende de ti.
Descubrir lo que es el amor incondicional
Y de pronto lo haces, descubres al amor de tu vida, ese que está por encima de todas las cosas, que es incondicional, que no sabe de tiempo, de espacio y al que le dedicarías mil vidas si dispusieras de ellas. Porque pocos sentimientos son tan arrolladores y profundos como el que una madre siente por su hijo.
Es por ello que el nacimiento de un hijo cura las posibles heridas de una madre, y es por ello también que en un parto, son dos personas las que nacen: una lo hace por primera vez y la otra renace con una nueva piel más fuerte y con un corazón mucho más grande.
La maternidad no te quita cosas, te las da libremente y las aceptas con orgullo
En nuestra actualidad, no faltan las madres que se quejan de cómo sus hijos les han cambiado la vida, de que eso de la maternidad no es como esperaban, de que no tienen tiempo, ni intimidad ni aún menos espacios personales.
- Día a día leemos artículos, libros y blogs personales de muchas famosas para llegar casi a la conclusión de que tener hijos te quita más que te ofrece.
- ¿Es esto cierto? Desde luego que no. No al menos para el 90% de las mujeres. No para aquellas a las que el nacimiento de sus hijos las ha sanado por dentro para descubrir cuánto les ofrece el ser madres, cuánto les ha hecho crecer y a la vez, aprender.
Pocos vínculos nos acercan más al autoconocimiento que la propia maternidad. De hecho, algo que sin duda te habrás dado cuenta es que en eso de la aventura de criar un niño ningún día es igual. ¿Puede haber algo más maravilloso que crecer con ellos? ¿Que afrontar nuevos desafíos de la mano de ese niño que solo ansía comerse el mundo de tu lado?
Eres una mujer nueva y valiente, alguien que ha mirado frente a frente a sus miedos para derribarlos. Alguien que ve el futuro con ilusión y que cuenta ya con una historia personal excepcional. Sigue construyendo tu camino creando el mejor legado para tu hijo.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Bowlby, J. (1986). Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida. Madrid: Morata.
- Bowlby, J. (1995). Teoría del apego. Lebovici, Weil-HalpernF.
- Garrido-Rojas, L. (2006). Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud. Revista latinoamericana de psicología, 38(3), 493-507. https://www.redalyc.org/pdf/805/80538304.pdf
- Marrone, M., Diamond, N., Juri, L., & Bleichmar, H. (2001). La teoría del apego: un enfoque actual. Madrid: Psimática.
- Moneta, M. (2003). El Apego. Aspectos clínicos y psicobiológicos de la díada madre-hijo. Santiago: Cuatro Vientos.