Cuando te vas a trabajar sin despedirte de tu bebé, él se siente desconcertado. No entiende por qué hace poco estaba con su mamá y de repente, como por arte de magia, ha desaparecido. Esta situación le genera un gran desconcierto y por eso empieza a preguntar por mamá sin entender si volverá o no, por cuánto tiempo y por qué se ha ido sin siquiera decir ¡chao!
Cuando nuestros niños están pequeños y nosotras necesitamos salir de casa, con frecuencia solemos aprovechar algún momento de distracción para abrir la puerta y desaparecer como por arte de magia.
Lo hacemos para evitar que el niño nos vea y comience a llorar. Incluso a veces le pedimos a algún familiar que entretenga al bebé para poder salir de casa antes de qué se dé cuenta, sin embargo esto es un craso error, pues lo ideal es que aprendamos a despedirnos del niño antes de marcharnos.
A tu bebé le costará despegarse de ti durante los tres primeros años de su vida, luego de esa etapa irá comprendiendo que tu partida será breve y que pronto estarás en casa para seguirlo mimando.
Despedirte es más que necesario
Es muy probable que al bebé no le agrade la idea de que te vayas y seguramente llore; pero esta expresión además de normal es sana ya que está demostrando sus sentimientos.
¡No sucumbas ante el llanto! O al menos inténtalo, la idea es ir implementando maneras de despedirte hasta dar con la adecuada, con la que te puedas comunicar, con la que el bebé pueda entender que aunque te vas, volverás pronto.
Cuando creas el hábito de la despedida, tu hijo puede asociar que te vas pero que luego vuelves, con lo cual evitarás que el bebé se quede en casa llorando. Despedirte es importante pues ayuda al bebé a asimilar mejor el proceso de separación.
Generalmente hay niños que ante la mínima separación de su mamá, lloran desesperados. Si tu hijo llora cada vez que lo dejas al cuidado de un familiar, te sentirás tan mal que al final optarás por no separarte nunca de él, pero así solo lograrás empeorar la situación.
Tienes que conseguir, gradualmente y con paciencia, que se acostumbre a estar lejos de ti. Y aunque no lo creas despedirte también resultará menos angustiante para ti, pues te irás de casa sabiendo que no has utilizado artimañas para engañar a tu bebé.
La despedida es un ritual
Trata de no angustiarte por su “sufrimiento”, comprende que su llanto forma parte de una etapa normal de su desarrollo, una por la que pasa la mayoría de los niños. Tampoco pienses que será así toda la vida, un día de repente se soltará de ti y estará encantado de conocer gente nueva. La idea es que esto ocurra de manera natural, sin que represente un trauma en el niño.
También es bueno intentar que todos los días pase un rato con otras personas del entorno familiar como abuelos, tíos, amigos, este proceso será menos drástico si al principio estás presente. Cuando tome confianza con otras personas y se divierta a su lado, le será más sencillo quedarse solo con ellos ya que recordará los buenos ratos que pasa a su lado.
No solo debe acostumbrarse a estar con otras personas, sino también a estar solo, así que el siguiente paso para que esto ocurra es que no estés presente.
Déjale en el parque o en la cuna con juguetes y abandona por unos instantes la habitación; y claro quédate cerca por si llora o le pasa algo. Al principio quizá llore un poco, pero acabará por encontrar sus juguetes y verás cómo rápido se pone a jugar con ellos.
¡Mamá, aunque sea di chao!
Vete con una sonrisa, que no te vea angustiada ni preocupada por su reacción. Y, sobre todo, no te eches atrás. Aunque le oigas llorar, vete y no alargues la despedida, ten confianza de que lo dejas en buenas manos y que nada malo le va a pasar.
Trata de establecer límites y de hacer entender al bebé que hay momentos en los que debe dejarte sola. Por ejemplo, cuando vas al baño o cocinas.
Y sobre todo, no te vayas nunca a escondidas ni le mientas diciéndole que vuelves enseguida si no lo vas a poder cumplir, con esto solo lograrás que desconfíe de ti y que viva angustiado.
Muchas madres suelen irse de casa a escondidas de sus hijos para que ellos no sufran mientras las ven partir pero esta actitud no es buena para el niño. En estas ocasiones conviene explicarle al bebé, por más chiquito que sea, que mamá se va, por ejemplo a trabajar, y decirle un “chao”.
De lo contrario, la situación para el chico es confusa y puede interpretar que la mamá se va, desaparece, no existe, pues tu bebé todavía no tiene la capacidad mental de simbolizar que estás en otro lugar, por lo tanto hay que enseñárselo.
Un juego muy apropiado es ese en que la mamá se tapa y se destapa y le preguntas: “¿dónde está mamá?”. Este simple juego puede servir para simbolizar la ausencia.
El bebé entiende la intención de las cosas que se le dicen, el tono y la sensación que se le transmite, aunque no lo pueda poner en palabras. Por eso es importante hablarle con tranquilidad, explicarle que te vas, pero que vas a volver. De a poco va a ir entendiendo y la separación va a ser menos traumática.
Bibliografía
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- Guerra, V. (2007). Papel de la triadificación-terceridad en el proceso de separación durante el primer año de vida. Revista de la APPIA, 16.
- Kimelman, M., & González, L. (2013). Psicopatología del bebé. Psiquiatría del Niño y del Adolescente, 2, 337-432.