El Efecto Mozart es la teoría que establece que la música compuesta Wolfgang Amadeus Mozart genera una serie de beneficios para el ser humano y, en este caso, para los bebés.
Pero contrario a lo que algunos piensan el Efecto Mozart no aumenta la inteligencia en los niños.
Desde el mismo comienzo de este artículo pretendemos que entiendas que el efecto Mozart es solo un mito: no posee influencia sobre la mente de los pequeños.
Sin embargo, sí deseamos que conozcas los restantes beneficios que tiene el que tu bebé escuche piezas de este compositor y pianista austriaco.
¿Por qué la música de Mozart?
Wolfgang Amadeus Mozart fue un niño superdotado que con solo 5 años componía obras musicales y era diestro en las interpretaciones, sobre todo, en la ejecución del violín y algunos instrumentos de tecla.
En su corta, pero fructífera vida (1756-1791) este genio de la música creó más de 600 piezas sumamente apreciables en su época y sobre todo hoy día.
Pero estudios científicos practicados a lo largo de algunos años quisieron atribuirle a las creaciones de dicho compositor cualidades más allá de su valor musical. Así nació el Efecto Mozart una teoría “científica”, durante mucho tiempo y hasta la actualidad, defendida por incontables investigadores.
El efecto Mozart para estimular a los bebés
Al final de todo el conglomerado de opiniones de expertos, investigaciones y especulaciones que tuvieron su inicio en 1991 a raíz de la publicación de un libro, se llegó a la conclusión de que las características de la música analizada es única en cantidad de pulsaciones por minuto, alta frecuencia y muchas otras especificaciones.
Siendo así, y encontrándonos al margen de una ola de detractores y defensores, es vital aclarar que la música de Mozart sí genera una serie de estímulos favorables para el desarrollo emocional de los bebés.
Las piezas de Mozart y, en especial, algunas de sus creaciones como la popular K488 (Sonata para Dos Pianos en Re Mayor) otorgan beneficios terapéuticos en los primeros meses y años de vida.
El escuchar a Mozart activa varias áreas del cerebro, transmite ánimo, alegría, positivismo… y sirve para despertar el gusto temprano por la música y sobre todo, por este tipo de melodías.
Concluyendo:
Más que una información viral que debe ser difundida y acatada por todos, el efecto Mozart se convirtió en un engaño masivo amparado por la idea que de algo tan sublime como la música pudiera tener efectos sobre la inteligencia o el coeficiente intelectual de los niños.
Amparado quizás por el deseo de que así fuera o por la siempre en aumento necesidad que tenemos los humanos de convertir en mercancía cualquier idea nueva, el Efecto Mozart se trasladó de boca en boca y los discos con la música de este compositor entraron a cada una de las casas.
El efecto Mozart ¿mito o realidad?
El que la música de Wolfgang Amadeus Mozart o cualquier otro compositor incremente la inteligencia, la concentración, active las áreas cerebrales que se encargan de la coordinación motora, o facilite el proceso de aprendizaje en los bebés… no es real.
Si deseas tener un bebé inteligente, sano y feliz potencia tu relación con él. Háblale, cántale, participa en sus juegos.
Te recomendamos que lo saques a pasear para que descubra el mundo, le des objetos y juguetes nuevos con colores llamativos.
Léele cuentos, hazle historias, acarícialo, bésalo y demuéstrale que lo amas.
No obstante, para potenciar los beneficios antes citados, mientras duerme y siempre con un volumen bajo que le facilite, permítele que escuche la obra de Mozart.
Bibliografía
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- Campbell, D. (1999). Efecto Mozart. Ediciones Urano.
- Ordoñez Morales, E., Sánchez Reinoso, J. S., Sánchez Maldonado, M. M., Romero Haro, C. E., & Bernal Iñiguez, J. D. (2011). Análisis del Efecto Mozart en el desarrollo intelectual de las personas adultas y niños. https://dspace.ups.edu.ec/handle/123456789/8378
- Mata Calderón, M. G., & Polanco Bravo, C. P. (2016). Efecto Mozart en Prematuros (Bachelor's thesis, Universidad del Azuay). http://201.159.222.99/handle/datos/4999