Se conoce como psicomotricidad fina a la secuencia de movimientos coordinados con un elevado nivel de precisión que dota al bebé de habilidades que le servirán para su desarrollo e independencia.
A medida que un niño alcanza un logro y lo domina esto le sirve para avanzar hacia una nueva etapa y hacer suya otras destrezas más complejas. Digamos, por ejemplo, que un pequeñín no nace con la capacidad de estirar los bracitos para agarrar los objetos, si en los primeros días de su vida lo logra solo es por instinto, porque su cerebro no está preparado para concientizar y detallar que quiere realizar esa acción.
Sin embargo, a medida que avanzan los meses el niño pequeño va logrando tomar los juguetes que mamá le pone a su lado y aunque todavía se le caen y no puede jugar bien con ellos, al menos hace suyo ese primer paso en el desarrollo de su psicomotricidad.
Luego de haber despegado desde este punto de partida el bebé es capaz de agarrar bien los muñecos y voltearlos para ver qué tienen por detrás. Toda vez que domine el agarre a esto le sucederá la importantísima y graciosa habilidad de tomar los objetos poniendo sus dedos índice y pulgar en forma de pinzas.
Como habrás analizado la psicomotricidad fina engloba un cúmulo de destrezas que el niño aprende a dominar una detrás de la otra y a medida que se hace grande, y como también habrás notado estas pericias pueden ser estimuladas con la ayuda de mamá. Teniendo esto en cuenta a continuación te ofrecemos algunos ejercicios para desarrollar la psicomotricidad fina de tu hijo.
Desarrolla la psicomotricidad fina en tu niño de 1 año
Con un año no es poco lo que se puede hacer como quizás piensan algunos, sino todo lo contrario. Para desarrollar la psicomotricidad fina en esta etapa mamá puede ayudar al niño a hacer palmas cuando canta o escuchan una canción, hacer pon pon, la manito quemada, (juegos tradicionales de algunos países).
También deberá enseñarle los movimientos coordinados que se realizan, digamos, en la gimnasia matutina: subir y bajar ambos brazos hacia adelante, luego hacia el lado; abrir y cerrar los dedos de las manos o de una sola si al principio no puede hacerlo con las dos.
Con un año deberá aprender, y esto le servirá mucho para el fortalecimiento de sus manos y dedos, a encajar y desencajar objetos, o introducir y sacarlos dentro de determinados recipientes más amplios.
Desarrolla la psicomotricidad fina en tu niño de 2 años
Al niño de 2 años hay que darle pinceles, crayones o lápices de colores para que haga trazos de forma libre, eso también ayudará a despertar su imaginación: ¡Mira mamá, pinté una cucaracha!
Otra importante actividad consiste en hacer moldeados con plastilina o arcilla, jugar en la playa a levantar castillos o a hacer trazos sobre la arena fresca.
Las palmitas ya no se ejecutarán de forma libre, sino siguiendo el ritmo de la música todo lo que se pueda. El niño practicará a enroscar y desenroscar tapas de botellas y a ojear un libro cuidando que sus hojas no se rompan.
Desarrolla la psicomotricidad fina en tu niño de 3 años
Si tu hijo tiene 3 añitos ya está preparado para avanzar hacia otras actividades más complejas.
La primera que te proponemos consiste en ofrecerle dos objetos iguales (recomendamos cubitos u objetos de plástico) para que los coloques en las palmas de sus manos y camine con ellos.
El niño deberá avanzar sin que ambos objetos se le caigan y debes velar porque los mismos queden sueltos sobre sus manos, es decir, que él no los esté sujetando con sus dedos. Este ejercicio le ayuda a conocer sobre el equilibrio y a fortalecer el control en sus manos.
La segunda actividad se encarga de brindarle al niño la posibilidad de conocer el mundo animal a la vez que desarrolla sus habilidades psicomotrices.
En esta oportunidad debes pedirle y hacerlo con él, que imite el movimiento de algunos animales solo con las manos, o que simule sus características.
Por ejemplo: si quieren imitar un toro fajador le ayudarás a subir un brazo hacia su frente poniendo su mano en forma de cuernos (dedos meñique e índice extendidos y del medio y anular sujetados por el pulgar) y embestir como si realmente se tratara de un toro bravo; o si quieren convertir su mano en un pato le ayudarás a unir todos dedos extendidos y abrir y cerrar el pulgar como si el pato estuviera hablando.
Con sus dedos el niño de 3 años aprenderá a abrir los de una mano mientras cierra los de la otra y gracias al juego de la puntería (tirar objetos hacia un blanco para dar en este) desarrollará la coordinación viso-manual.
Bibliografía
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