Para ser una buena madre tengo que cambiar

Los sentimientos de una futura madre pueden ser diversos. En la mayoría de los casos, podemos no sentirnos preparadas y querer cambiar muchas cosas antes de que llegue nuestro bebé. Mira estos sentimientos relatados por una madre, quizá alguna vez te hayas sentido igual.

Desde que conocí a tu papá, mi vida cambió. Aunque debo admitir que empezó a cambiar un poco antes de unirme a él y que ese proceso de transformación me ayudó a encontrar al hombre que amo, con quien estoy formando una familia y quien hará realidad mi ardiente deseo de ser mamá, tu mamá.


Lo admito, deseo como la mayoría de las mujeres del planeta ser madre. Quiero tener a mi hijo en mis brazos y amarlo como nadie lo hará en este mundo, sueño con amamantarlo, con bañarlo, besarlo, con observar cómo duerme, con ver su sonrisa cada mañana y hasta con secar sus lágrimas con mis besos.

Anhelo ser madre, y no solo eso, deseo ser las mejor madre del mundo, la mejor madre para mi hijo, una que lo pueda guiar con suficiente claridad, temple y ternura. Una madre que pueda hacer que él desarrolle todas sus potencialidades, para que él aprenda el significado y el real valor de la libertad, de la belleza, del trabajo honrado, de la sonrisa sincera, de la honestidad, del tiempo en familia, del tiempo para sí mismo y del amor verdadero.

Quiero que mi hijo además de ejemplar, sea feliz. Y cada día, a pasos agigantados comprendo que los seres humanos aprendemos más con el ejemplo que con la palabra. Así que mis reflexiones me motivan a convertirme en un buen ejemplo, por eso es que ahora más que nunca sé que para ser una buena madre tengo que cambiar.

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Para ser mejor persona hay que cambiar

Honestamente pienso que soy una buena persona, pero mi sinceridad también me permite ver que estoy llena de defectos y que debo mejorar. Estoy convencida de que todos los días nos brindan una oportunidad para mejorar como seres humanos, para corregir nuestras fallas y para llegar a ser esa persona que deseamos ser y que aún está en construcción.

Una de las mejores lecciones que he aprendido es que la vida es sinónimo de cambio. Las circunstancias siempre van a cambiar y el mundo en sí constantemente se está transformando, nosotros también debemos hacerlo porque de lo contrario los cambios nos arrastrarán con su fuerza así no lo queramos.

El mejor proceso de cambio es que el que concebimos de manera consciente, ese que nosotros mismos motivamos y llevamos poco a poco, a nuestro ritmo y con alegría.

Estoy convencida de que debo cultivar en mí virtudes como la  dulzura y la suavidad, pues me temo que he perdido un poco de ambas por el contacto recio que he tenido en este mundo dominando por hombres y mujeres que compiten ferozmente en el mercado laboral en donde he incursionado desde que me gradué con mucho éxito, pero que me hizo volverme algo seca sino no habría podido dejar a tantas personas atrás para seguir subiendo y avanzando.

Pero ahora, ahora que estoy fundando una familia y que ha aflorado más que nunca el deseo de ser madre y no solo de ser madre sino una excelente madre, de nuevo me replanteo a mí misma y hallo cientos de aspectos que debo moldear.
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Estoy preparando un hogar para recibirte

Siento que tu padre ha hecho que afloren en mí cientos de aspectos que había olvidado y aunque su amor hace que renazca la ternura, también me doy cuenta de que me falta mucha firmeza en muchos aspectos y que la firmeza no tiene y ni debe ser brusca, se puede ser dulce, amable.

Tengo muchas lecciones que aprender y también siento que tengo mucho que enseñarte, hijo mío. Estoy guardando miles de momentos dulces para tener siempre una sonrisa para ti, y también estoy reesculpiendo mi personalidad para que te encuentres con una madre virtuosa y sabia, una que por ahora es una mujer en proceso de transformación, una que se prepara para acunarte en sus brazos.

Me preparo para recibirte en un hogar digno de ti, porque estoy convencida de que las almas eligen a quienes serán sus padres antes de nacer y mientras más amorosos son los hogares, mientras más deseados son los hijos más elevadas son las almas que encarnan en los bebés que han de venir. Eso lo leí en un libro y de verdad lo creo fielmente, así como creo que la vida es cambio; y por eso hijo me transformo antes de tu llegada en una mejor mujer para en consecuencia ser la mejor madre para ti, para acompañarte en este proceso de aprendizaje que se llama vida.

Bibliografía

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