El complejo de Electra no supone un problema, siempre y cuando, al crecer, la niña no muestre un comportamiento poco saludable con respecto a su padre.
Por lo general, las niñas pequeñas, durante los tres o cuatro primeros años de edad, demuestran cierta predilección por la figura paterna. ¿En qué sentido? Las niñas prefieren la compañía, el cariño y la atención de su padre. Como una especie de enamoramiento.
Si la niña crece y continúa manifestando un apego exagerado hacia su padre, es posible que se trate de una fijación y, por ende, de un caso de complejo de Electra.
Las niñas tienden a ser celosas y posesivas con su padre durante los primeros años de edad. No obstante, esto suele ceder por sí solo con el tiempo. Lo normal es que tengan este tipo de comportamiento con ambos padres, en distintas etapas.
De acuerdo a la analogía realizada por el psicólogo suizo Carl Jung, el complejo de Electra viene a ser el equivalente femenino del complejo de Edipo, el cual consiste en la fijación del niño hacia su madre.
Ambos complejos están estrechamente relacionados con las historias del mundo clásico, en las cuales, sus protagonistas llegaron a realizar acciones extremistas inspiradas por diversos malentendidos y también por su obsesión o afecto malsano hacia sus progenitores.
¿Por qué se produce el complejo de Electra?
Se cree que cuando las niñas alcanzan los tres años comienzan a distinguir las principales características que identifican a ambos sexos, por lo cual es natural que se presente cierto tipo de atracción por el principal referente masculino que conoce: su padre.
En esta etapa del desarrollo, la niña puede llegar a centrar su atención exclusivamente sobre su padre. De tal manera que solo desea su compañía, atención, afecto y cuidados. En otra palabras, lo querrá como padre, amigo y compañero todo el tiempo.
Por otra parte, la curiosidad y la atracción hacen que las niñas busquen imitar a sus padres en diversos aspectos. Estas acciones las ayudan a descubrir la diferencia de sexos y a reconocerse a sí mismas como un ser individual, no una extensión de su padre.
Durante estos primeros años, es posible que las niñas sientan celos y demanden que su padre les preste atención solo a ellas. Por lo general, esto genera cierta rivalidad con su propia madre, a quien consideran como la ”competencia”.
A pesar de que sea un proceso normal en el desarrollo psicosexual de las niñas, es necesario no descuidar ciertos aspectos y hacer énfasis en la educación sexual.
Uno de los aspectos más importantes que deben aclararse son las diferencias entre los genitales masculino y femenino, así como poner límites claros en lo que respecta a la atención y al contacto con los mismos para garantizar un desarrollo sano.
Consejos para superar el complejo de Electra
En todo momento es importante poner en práctica nuestra comprensión, ser pacientes y claros a la hora de dar explicaciones. Tantas veces sea necesario.
Recordemos que nosotros somos una gran influencia para nuestros hijos y, sobre todo, en lo que respecta a su salud mental.
- Dar el ejemplo.
- Promover la educación femenina.
- Mantener una buena comunicación.
- Llevar las situaciones de celos con buen humor.
- Procurar dejar en claro el rol de cada miembro de la familia.
- Estimular a la niña para que desarrolle su autoestima y también su independencia.
- Siempre se pueden fomentar las actividades entre madre e hija, a fin de favorecer que la pequeña se identifique también con mamá y deje de verla como a una rival.
- Debemos ser amables, respetuosos y cariñosos en la manera de corregir a la niña cuando demuestre celos, hostilidad y otros comportamientos inapropiados.
- Asimismo, debemos enseñarle alternativas y procurar que centre su atención en otras cuestiones aparte de su padre. Por ejemplo, podemos invitarla a jugar con otros niños de su edad o con mamá, ir de paseo, realizar algún deporte o comenzar a desarrollar algún pasatiempo, etcétera.
- Si fuera necesario, no dudemos en consultar a un especialista en psicología infantil. Asegurémonos de aplicar todas las recomendaciones que este nos haga para evitar que el complejo de Electra persista en el tiempo y se convierta en un problema mayor el día de mañana.
- Tener paciencia, pues esta etapa pronto pasará.
Superación del complejo de Electra o cuándo acudir al psicólogo
El maquillaje o los tacones son una clara imitación de la madre y de cómo esta se proyecta frente a los otros, en particular frente al padre. Busca entonces la niña rivalizar, se acerca más al padre e inversamente, se aleja de la madre.
Llegados los siete u ocho años, la niña se volcará de nuevo hacia la madre y cuando se vista o hable como ella, lo hará definiendo su personalidad y femineidad, sin competencia y sin tensiones.
Pero si el complejo no fue superado, acaso surjan problemas en su relación con otras mujeres y más adelante, en la selección de la pareja. Suelen registrarse eventos de angustia y ansiedad y, en ocasiones una necesidad de atención que de forma inconsciente busca los cuidados del padre fantaseado.
En casos extremos, puede derivar en frigidez o anaorgasmia y, frente a la hija, la madre pudiera sentir que esta le disputa el afecto o la cercanía del esposo. La escena se complica o se torna muy grave cuando el padre abusa de la hija y la madre no lo evita ni la protege. O si el hijo es varón, se revela en la madre un sentido de posesión obsesivo.
Por eso es tan importante acudir al psicólogo cuando los síntomas se salen de control, pues como advertía Carl Jung: «Un complejo se vuelve enfermizo solo cuando se piensa que no se lo tiene».
Bibliografía
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