A lo largo de la gestación, el médico indica al menos 3 ultrasonidos con el fin de valorar el crecimiento y el desarrollo del bebé, así como también el estado de los tejidos uterinos de la mamá. La ecografía del tercer trimestre es, por lo general, la última que se realiza y se enfoca en corroborar el bienestar fetal en la recta final.
Conoce qué otros parámetros se valoran en este estudio, en qué semana se realiza y por qué es clave que te lo practiques. ¡No dejes de leer!
¿En qué semana se practica la ecografía del tercer trimestre?
Como siempre remarcamos, la ecografía o ultrasonido es un estudio diagnóstico no invasivo, rápido, sencillo e indoloro. Sirve para observar el estado de las estructuras internas a través de la emisión de ondas de radiofrecuencia.
En cuanto a las ecografías prenatales, la principal ventaja que ofrecen que permiten hacer un seguimiento visual del embarazo, a fin de detectar oportunamente algunas complicaciones gestacionales.
A lo largo de los 9 meses, el ginecólogo indica varias ecografías para constatar el correcto crecimiento y desarrollo del bebé, así como también la adaptación de los tejidos maternos a este nuevo estado.
Si bien todos los ultrasonidos son importantes, el que se practica en el tercer trimestre resulta fundamental para anticipar conductas relacionadas con el nacimiento del bebé. Por este motivo, habitualmente se practica entre la semana 32 y 36 del embarazo.
¿Qué se valora en la ecografía del tercer trimestre?
La ecografía del tercer trimestre tiene como objetivo la observación de los siguientes parámetros de salud materno fetales:
- Crecimiento fetal: la última etapa del embarazo se caracteriza por el “engorde” del feto. Por eso, uno de los principales datos a recabar con este estudio es conocer si el tamaño del pequeño es acorde a su edad gestacional. Cuando resulta más pequeño de lo esperable, es necesario completar la evaluación con otros estudios a fin de descartar un retraso de crecimiento intrauterino.
- Perfil biofísico del bebé: además del tamaño, el médico valora la frecuencia cardíaca, los movimientos respiratorios, la actividad y el tono fetal. Toda esta información es muy relevante para evaluar si el bebé está listo para abandonar el útero y si las condiciones ahí dentro son las adecuadas.
- Estática fetal: es decir, la posición relativa del bebé dentro del útero. Si está de cabeza (presentación cefálica), de nalgas o en transversa.
- Anatomía fetal: si bien este punto se evalúa en detalle en la ecografía morfológica, se vuelve a valorar en esta instancia a fin de detectar anomalías congénitas de aparición tardía.
- Estado de la placenta: además de corroborar la salud del bebé, también se determina el grado de madurez placentaria. Pues cuando hay una placenta envejecida o con riesgo de envejecimiento prematuro, lo mejor es hacer un seguimiento estrecho del embarazo. También, se corrobora la localización de la misma y se define la vía más adecuada de nacimiento en caso de una placenta previa.
- Cantidad de líquido amniótico: este parámetro informa el volumen de líquido que rodea al bebé, que debe mantenerse dentro de márgenes estrictos para evitar complicaciones gestacionales.
- Funcionalidad del cordón umbilical: esta estructura garantiza la llegada de oxígeno y de nutrientes al bebé, por lo que en cada ecografía se evalúa su anatomía, su posición y se descartan las circulares de cordón. Para completar su evaluación, el médico puede solicitar una ecografía Doppler que permite valorar el flujo de sangre a través de esta estructura.
- Longitud cervical: consiste en medir la longitud del cuello uterino, a fin de descartar el riesgo de partos prematuros.
- Posición de los fetos en el embarazo gemelar: la posición que adopten los dos o más bebés en un embarazo múltiple permitirá definir la vía de parto más adecuada.
Otros parámetros que se pueden evaluar en esta ecografía
Es posible que en este encuentro se realice una visualización del bebé con la técnica de 4D. De esta manera, el médico podrá detallar los rasgos faciales con mayor precisión, así como también la anatomía cardíaca y cerebral del pequeño.
En cuanto a la madre, en caso de tumoraciones pélvicas, como los miomas de gran tamaño, en esta ecografía se realiza su última evaluación. Se define la localización y el tamaño adquirido a lo largo de la gestación y se evalúa la vía de parto más conveniente.
¿Cómo se realiza la ecografía del tercer trimestre?
Para practicar la ecografía del tercer trimestre no se necesita ninguna preparación. Pero sí conviene acudir a la clínica con ropa holgada y cómoda, que facilite la exposición de la barriga. También, es recomendable no colocarse cremas hidratantes en la piel del vientre, para no interferir con la captación de imágenes del ultrasonido.
Este estudio se realiza por vía abdominal, así que es necesario vaciar la vejiga antes de comenzar para facilitar la visualización. En general, suele durar entre 15 y 30 minutos.
Ten presente que debido al tamaño del bebé solo se podrá observar zonas puntuales de su cuerpo. Por otra parte, si el especialista desea evaluar con detenimiento la longitud del cuello uterino o las características de la placenta, es posible que complemente el estudio con una ecografía transvaginal.
No dejes de realizarte los estudios prenatales
Las ecografías prenatales constituyen un método práctico para evaluar el bienestar de tu bebé a lo largo del embarazo y no representa ningún peligro para la salud. Por lo general, se indica una por trimestre, pero esto dependerá de los hallazgos o de las patologías de base de la mamá.
Aprovecha todas las ventajas de los ultrasonidos y no dejes de realizarte ningún estudio prenatal. Así, le brindarás los mejores cuidados a tu hijo desde el primer momento.
Bibliografía
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