7 consejos para padres de niños muy selectivos con las comidas

Algunos niños son muy selectivos con la comida: rechazan grandes grupos de alimentos, comen poco y mal. Si este es el caso de tu hijo, te contamos cómo actuar para lograr revertir la situación.

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La alimentación infantil es uno de los aspectos que más preocupa a los padres. Por eso, cuando un niño se niega a comer, lo hace en cantidades muy pequeñas o rechaza una gran mayoría de alimentos, saltan las alarmas. El miedo a las carencias nutricionales lleva a los padres de niños muy selectivos con las comidas a cometer algunos errores que empeoran o perpetúan la situación.

En otros artículos hemos hablado acerca de las características de los comedores selectivos y nos explayaremos mucho en esto. Sin embargo, a modo de resumen, podemos decir que esta puede ser una fase normal y transitoria en un momento dado del desarrollo o derivar en un trastorno severo, si no se toman a tiempo las medidas adecuadas.

Entonces, si tu pequeño restringe grandes grupos de alimentos, se niega a probar sabores y texturas nuevos, come muy poco y cada comida se convierte en una batalla, ¡no te aflijas! A continuación, te ofreceremos algunas pautas que te pueden ser de gran utilidad.

1. No presiones a los niños muy selectivos con las comidas

Es natural que cuando los padres ven que su hijo apenas come o que come “mal” sientan preocupación y traten de solucionar el problema por cualquier medio.

Sin embargo, poner un excesivo enfoque en la alimentación del niño y darle demasiada importancia puede perpetuar el problema en el tiempo.

Así, te recomendamos adoptar las siguientes actitudes positivas y constructivas:

  • Mantén la calma. Recuerda que puede ser una fase transitoria y que, en cualquier caso, toda situación se aborda mejor en un entorno tranquilo.
  • No hables con otras personas sobre lo mal o lo poco que come tu hijo cuando él esté delante.
  • Evita que todas las conversaciones familiares o las interacciones con tu hijo giren en torno a la comida. Esto hará que el pequeño genere una asociación negativa con la alimentación, así que procura no darle importancia.
  • Al momento de comer, no generes expectativas ni te dediques a mirar con ansiedad cuánto y qué come tu hijo. De nuevo, esto solo añade presión y sentimientos desagradables al momento de alimentarse. Trata de actuar con naturalidad y no hagas de la alimentación el centro de la dinámica.
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Si tu hijo rechaza los alimentos, come poco o mal, no busques presionarlo. Pues el objetivo es modificar los hábitos y esto no se consigue de la noche a la mañana.

2. Permite la autorregulación y respeta las preferencias

En ocasiones ejercemos un excesivo control sobre la alimentación infantil y queremos determinar exactamente cuánto y qué deben comer los hijos en cada momento.

Sin embargo, los niños son muy capaces de autorregularse, ya que saben percibir con facilidad sus señales de hambre y de saciedad. Así, si tu pequeño no quiere comer más, no lo obligues ni lo presiones a terminarse el plato. Confía en que comerá lo que necesite.

Por otro lado, también es importante respetar (en la medida de lo posible) las preferencias alimentarias de los niños. Esto no implica dejarles comer únicamente golosinas, pero sí darles un cierto margen de elección dentro de los alimentos saludables.

Permitir que el pequeño escoja entre varios tipos de pescado o entre varias formas de preparar una verdura lo hará sentir más autónomo, escuchado y tenido en cuenta, y esto mejorará su disposición a comer. Especialmente, puede resultar útil hacia los dos años de edad, cuando la negativa a comer es el resultado del deseo del niño de reafirmarse y de expresar su individualidad.

3. Fomenta una relación sana y natural con la comida

La mejor medida que podemos tomar para evitar que los niños sean muy selectivos con la comida es la prevención. Y, para esto, es importante ayudarles a desarrollar una relación sana y natural con los alimentos desde el inicio.

Una buena estrategia es la práctica del baby led weaning, pues a través de este método se permite que el bebé se acerque a los alimentos, que explore sus sabores y texturas y que los pruebe a su propio ritmo.

Igualmente, y aunque hablemos ya de niños más mayores, esta pauta sigue siendo válida. Por ejemplo, podemos involucrarles en la preparación de los alimentos de forma lúdica, para que puedan manipularlos, conocerlos y hacerlos suyos.

Igualmente, hemos de ser pacientes y ofrecer los alimentos nuevos o rechazados tantas veces como sea necesario, sin desesperar, hasta que el menor los vaya aceptando.

4. Fuera amenazas, chantajes y sobornos con los niños muy selectivos con las comidas

Muchos padres y madres recurren a tácticas de premios o castigos para lograr que sus hijos coman. Sin embargo, la alimentación debe ser un acto natural y placentero y no algo que el niño hace por miedo a una reprimenda o un castigo. Tampoco como un fin de conseguir un beneficio, como un postre rico.

Así, evita premiar a tu hijo con un juguete por comerse las lentejas, ni lo amenaces con enfadarte o retirarle tu afecto si no se termina el plato.

5. Procura no ceder a los caprichos infantiles

Sabemos que tener un hijo que apenas come o que rechaza los alimentos nutritivos resulta muy preocupante y que esto puede llevar a darle cualquier comestible con tal de que ingiera algo.

Sin embargo, es importante ser firmes y no ceder ante los caprichos. No te preocupes, no ocurre nada si se salta algunas comidas. A largo plazo, es más necesario que entienda que no se le va a ofrecer lo que quiere y que ha de tomar la comida que hay.

6. Ofrece los alimentos de forma adecuada

Como hemos comentado, es necesario ofrecer los alimentos varias veces y ser pacientes con el proceso de adaptación. Los malos hábitos alimenticios no se cambian de la noche a la mañana. Pero, además, para que sean más fácilmente aceptados podemos seguir tres pautas básicas:

  • Ofrecer el alimento nuevo o rechazado en pequeñas cantidades. Esto hace más probable que el niño se abra a comerlo, que si pretendemos que se termine un plato completo desde el inicio.
  • Combinarlo con una cantidad moderada de un alimento que sí le guste o que tolere. Por ejemplo, si a tu hijo le gustan los macarrones y rechaza la carne, puedes ponerle un pedacito de carne junto al plato de pasta.
  • Tratar de elaborar presentaciones atractivas y llamativas. Aunque no lo parezca, el aspecto visual es fundamental para llamar la atención de los niños e incentivar su deseo de probar los alimentos. Así, puedes hacer platos coloridos o crear formas y dibujos con los comestibles.
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El aspecto de las preparaciones es un factor clave para la aceptación de los más pequeños. Involúcralos en la elaboración de los platos y dales tiempo y oportunidades para relacionarse con los alimentos.

7. Haz de las comidas un momento agradable

Lo más importante es devolverles a las comidas ese aspecto de reunión social agradable que han de tener. En lugar de convertirlas en una batalla, en una lucha de poder, en una presión o en un regaño constante, procura que este momento sea para compartir en familia.

Comed juntos en torno a la mesa, apagad la televisión, alejad los teléfonos móviles y dedicad el tiempo a conversar sobre temas agradables.

No te centres en si tu hijo come o no come, ¡no lo presiones! Disfruta de la compañía mutua durante este rato.

En suma, ayudar a los niños muy selectivos con las comidas requiere paciencia, temple y comprensión. Si adoptas las medidas adecuadas, es probable que los cambios comiencen a verse en poco tiempo, pero los ritmos de cada niño son diferentes.

En el caso en el que sientas preocupación por el estado nutricional de tu pequeño, no dudes en consultar con su pediatra. Y, del mismo modo, si necesitas ayuda para manejar esta situación, recuerda que hay psicólogos especializados que pueden guiarte en la aplicación de las pautas apropiadas.

Bibliografía

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