La vida de las madres se ilumina cuando dan a luz, pues llega a sus vidas una compañía incondicional que les brindará los mejores momentos. Es así como desde ese día todos sus planes favoritos comienzan a ser aquellos en los que está presente su bebé.
Por su parte, para ese pequeño los momentos más felices también son en los brazos de su madre. Pues, ella le brinda seguridad, amor y le hace sentir que nada malo va a pasar mientras estén juntos.
Es así como se configura un vínculo que crece sano y que se vuelve irrompible con el paso del tiempo. Esto debido a que durante los primeros años de vida el bebé necesita todo el tiempo de su madre para poder satisfacer sus necesidades.
Por esa razón, ese es el tiempo que más debe aprovechar una mamá y disfrutar de las muestras de amor de su bebé en todo momento. Además, esa interacción frecuente le permite aprender a conocerlo de la mejor manera.
De igual modo, en esa etapa la mamá puede jugar a toda hora con su hijo y ayudarle a estimular todos sus sentidos. Asimismo, en esos días el pequeño le devuelve los mejores regalos porque le permite ser la principal testigo de su desarrollo.
En ese tiempo, el niño siempre busca a su madre para contarle las cosas más importantes y resolver sus dudas. De esa manera, es vital dedicarle al pequeño el tiempo suficiente para guiarlo por el mejor camino y para transmitirle las mejores enseñanzas para su vida.
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Así, al prestarle al niño una atención especializada durante esos primeros años la madre no quedará con ningún remordimiento en el futuro. Pues habrá aprovechado la fortuna de seguir de cerca todos los acontecimientos importantes del crecimiento del su pequeño.
El momento del cambio
A medida que pasan los años, el niño se despega poco a poco de su madre y comienza a tener la capacidad de realizar algunas tareas por sí solo y potenciar así su independencia.
Debido a ello, es normal que en muchos casos prefieran los juegos individuales. Sin embargo, la mamá sabrá entender que es parte del crecimiento y lo afrontará de la mejor manera. Pues ella recordará que pudo disfrutar junto a él un buen tiempo.
Además, durante la adolescencia los niños van a querer pasar más tiempo junto a sus amigos y la realidad es que los padres no los van a tener en todo momento en casa.
Al prestarle al pequeño la atención correcta desde la niñez, los padres aprovecharán los momentos perfectos para compartir junto a él. De este modo, le brindarán libertad y cuidarán la convivencia de la mejor manera.
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Reflexión final sobre la atención que necesitan los hijos
El niño configura su personalidad desde la niñez a partir de la interacción con sus padres. Por eso, el acompañamiento estrecho de sus progenitores le da a entender al pequeño que ellos son las personas en la que más puede confiar. A raíz de ello, durante toda la vida acudirá a sus padres para desahogarse y encontrar los mejores consejos.
No obstante, si no se le presta atención al niño, este se va a acostumbrar a estar lejano. Por ende, va a esconder sus emociones y en las edades avanzadas será muy difícil acostumbrarlo a otra realidad.
Es así como la atención de una mamá en la niñez es ideal para que los niños fortalezcan su autoestima y su confianza. Así mismo, para que la reconozcan como la primera persona que los acompañará en cada decisión importante de su vida.
Por esa razón, es importante que las madres entiendan que esa etapa no vuelve atrás. A causa de ello, es fundamental brindarles a los hijos la atención que merecen para protagonizar sus mejores recuerdos, enseñarles los valores esenciales y educarlos con amor.
Bibliografía
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- Luciano Soriano, M. Carmen, Gómez Becerra, Inmaculada, Valdivia Salas, Sonsoles, Consideraciones acerca del desarrollo de la personalidad desde un marco funcional-contextual. International Journal of Psychology and Psychological Therapy [Internet]. 2002;2(2):173-197.