Los mordiscos de los niños son hechos ocasionales que no suponen un problema grave, pues suelen utilizarse como modo de expresión por pequeños que aún no desarrollaron un rico lenguaje con el que manifestar sus sentimientos.
Esta actitud se debe generalmente a una razón válida o a un propósito específico en sus mentes. Es posible que esta forma de agresión se deba a un sentimiento de frustración, soledad o impotencia, a celos, a una necesidad de afecto o autonomía. Puede además estar poniendo a prueba la ley de causa y efecto o imitando a otro nene.
Si bien es una conducta que daña a los compañeros de tu hijo y suele generar mucho malestar al interior de la familia, evita centrarte sólo en el acto del menor e intenta averiguar las causas subyacentes para satisfacer sus necesidades y dar fin a esa actitud infantil.
Para evitar que esta conducta se convierta en hábito, es fundamental ofrecerle al chico otras formas de expresarse y relacionarse con sus compañeros. Pues si solo se lo regaña y castiga, continuamos castrando su expresión emocional.
¿Cuándo empiezan a morder los niños?
Las mordeduras de los niños suelen aparecer y tornarse frecuentes en el inicio del ciclo escolar de los infantes, aunque en la mayoría de los casos, esta actitud desaparece al superar el período de adaptación.
Ten en cuenta que antes de acudir a la escuela infantil, el pequeño solo tenía contacto con otros niños en los encuentros entre amigos y familiares, y siempre bajo la atención de sus padres o de adultos pertenecientes a su círculo íntimo.
No obstante, la verdadera relación social con iguales solo empieza con la escolarización del chico, en la cual tendrá que olvidar aquellos días en que era el centro de atención y aprender a compartir no sólo la mirada del adulto, sino también el espacio y los juguetes.
¿Se pueden prevenir los mordiscos de los niños?
Si el menor se siente querido, en paz y a gusto con su entorno, raramente muerda a sus compañeros. Por este motivo, siempre se sugiere crear un ambiente que favorezca el desarrollo de estos sentimientos para evitar posibles mordeduras.
Un punto fundamental para desterrar este recurso del niño es observar con atención su comportamiento. Asimismo, otra forma de prevenir las mordidas es reducir el estrés y llevar un estilo de vida más tranquilo que permita dedicarle más tiempo a los pequeños.
¿Por qué muerden algunos niños?
Los motivos por los cuales se producen los mordiscos de los niños varían de acuerdo a la edad del infante. Por ejemplo, entre el primer y segundo año de vida es normal que el chico llore o muerda para conseguir la atención del educador, es decir que morder es el modo de expresión del que dispone.
En etapas de desarrollo anteriores, es posible que muerdan todo sin la intención de hacer daño alguno, sino para aliviar la molestia que le genera la salida de algún diente. Además, al encontrarse en la fase oral, esta criatura suele llevarse todo a la boca como una manera de conocer el mundo.
Sin embargo, algunos niños muerden porque se sienten infelices, ansiosos o celosos. Otros nenes pueden morder como consecuencia de una disciplina excesiva o severa e, incluso, por estar expuesto a la violencia física intra-familiar.
Si las mordeduras en los niños persisten a los 3 años de edad, debes enseñarle a reflexionar y a pedir perdón, pero sin gritarle, pegarle o castigarlo. Recuerda siempre que la mejor forma de evitar que los chicos peguen o muerdan es la prevención, que se construye con el ejemplo del mayor.
¿Cómo actuar ante los mordisco de los niños?
- Inmediatamente, dile “NO” con un tono calmado pero firme. De forma contundente, sin chillar o enfadarse, desaprueba su acción: “Eso no se hace. Mira como llora el pequeño que dañaste. Con la boca se dan besos solamente, ve a darle uno para curarlo”.
- Al bebé que comienza a caminar (de 1 a 2 años), apártalo de los demás nenes para que comprenda así que su actitud no agrada.
- Al niño pequeño (entre 2 y 3 años) explícale que morder hace daño a las personas.
- En todos los casos, ofrécele al menor -con voz reconciliadora- algunas alternativas para poder expresarse sin necesidad de incurrir en esa actitud agresiva: “¿Querías que te de su juguete? Pues simplemente debes pedirle por favor”.
- Una buena idea es elogiar al chico cuando resuelve sin mordeduras: “Muy bien, has cogido el juguete del nene sin hacerle daño”.
- Si el niño no depone su actitud, ignórelo durante cinco minutos luego de la mordida. De esta manera, aprenderá que acude a una forma equivocada de llamar la atención.
- Prohibido gritar u ofender. Evita pegarle en la boca o etiquetarlo de niño/a difícil, malo/a o conflictivo/a. De esta manera sólo lo expones y humillas cuando él simplemente necesita la misma actitud de respeto y amor que cualquier criatura.
- Bajo ningún concepto muerda a tu hijo para que experimente en carne propia las mordidas de los niños. Esto solo logra la reproducción de comportamientos agresivos.
Bibliografía
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