A muchos niños les cuesta levantarse para ir al colegio, esto convierte las mañanas en el momento más difícil del día; algunas madres libran grandes batallas para levantar a sus hijos, pero no siempre es así. Tal como hay niños a los que les cuesta ir al colegio, hay otros que lo hacen con todo gusto; por eso es importante conocer el porqué de su negativa.
La solución no siempre es la más obvia, no se trata de obligarlos a ir al colegio, pero tampoco podemos eludir el problema. Los niños deben asumir su responsabilidad de asistir a clases, pero es preferible que lo hagan con satisfacción y sin presión.
Además, es conveniente asegurarnos de que no se trata de algo preocupante, como que esté enfermo o tenga problemas en el colegio. Si se trata de dificultad para levantarse temprano, son muchas las cosas que se pueden hacer para mejorarlo; es cuestión de que los acostumbremos y descansen lo necesario.
En cambio, la situación es más compleja cuando su negativa para levantarse sea intencionada para no asistir al colegio. Para saber qué sucede, es muy importante una buena comunicación con el niño; además, es recomendable observar si para otras actividades sí es capaz de madrugar.
¿Por qué no se quiere levantar?
Cada madre conoce a su hijo tan bien como para suponer cuáles son las razones por las cuales este no se quiere levantar por las mañanas. Si tenemos un hijo perezoso, sabemos que por algún motivo no está durmiendo bien o el descanso no ha sido suficiente, es normal que no quiera levantarse y de seguro lo sabremos.
Algunos niños son muy apegados a la familia, quieren permanecer en casa con esta, jugar con el hermanito o porque tienen una mascota de la que no se quieren separar. También es muy frecuente que estén conectados con alguna serie de televisión o desean continuar sacando provecho de su juguete nuevo; pero estas cosas por lo general son temporales, en poco tiempo deberían volver a la normalidad.
Sin embargo, en algunos casos la respuesta no es tan positiva; ser apegado a la familia no es del todo algo malo, pero quizá en el fondo hay una situación que lo está motivando. Si el niño tiene miedo de sus maestros o está enfrentando dificultad para adaptarse en el colegio, es un hecho que prefiera estar con la familia.
Que un niño prefiera estar en casa con la abuela en lugar del colegio con su familia, es una causa común para que no quiera levantarse, pero no es 100% recomendable para su desarrollo. A menos que decidamos educarlo en casa, el niño debería ir al colegio con el propósito de desarrollar sus habilidades sociales con niños de su edad y otros adultos.
Es recomendable asegurarnos de la verdadera razón por la cual al niño le cuesta levantarse para ir al colegio; pues lo que quizá nos parezca normal, puede tener un trasfondo complejo. Si notamos que se rehúsa al punto de enfermarse o mostrar un notable decaimiento, es recomendable aplicar medidas.
- Si está enfermo o en período de liberación de la enfermedad; es oportuno asegurarnos de que tenga fiebre y que su malestar sea real, para dejarlo en casa
- En caso que hayamos decidido permitirle faltar a clases, no olvidemos tratarlo como un enfermo, por si acaso estuviera fingiendo, no reciba beneficios. Nada de ver televisión o hacer su vida tal como si fuera fin de semana
- Pongamos al niño en observación, a ver si su horario para acostarse o levantarse de alguna manera está alterado. Quizá se esté quedando despierto hasta tarde y por eso le cuesta levantarse
- En época de vacaciones por lo general los niños se olvidan de su rutina, esta es una de las principales razones por las cuales se les pegan las sábanas. Si fuera el caso, es mucho más importante hacer todo lo posible porque se levante
- Conocer bien las causas de negación; quizá sea presión por la exigencia académica o está sufriendo algún tipo de acoso. Pero, en ocasiones es un problema de timidez, por lo que al niño le cuesta desenvolverse en presencia de mucha gente.
Recomendaciones generales
Si el niño no nos cuenta la razón de su falta de voluntad para levantarse y en cambio inventa una enfermedad para no hacerlo, la solución puede estar en casa. Si observamos su reacción y comportamiento cuando lo dejamos salirse con la suya, quizá él mismo nos haga saber más o menos los motivos; si tiene hermanitos, primos o amigos, estos nos podrán ayudar a enterarnos de las causas.
Una buena comunicación con los niños y establecer la confianza en la familia, son las principales herramientas para conocer mejor a nuestro hijo y así poder ayudarlo cuando lo necesite. A los niños les cuesta decir mentiras y guardar secretos, porque siempre creerán que están haciendo algo malo; esto lo podemos aprovechar para convencerlos de que deben decir lo que les pasa.