El dilema sobre si los niños son traviesos o tienen una enfermedad o trastorno principalmente lo sufren los padres. Siempre hay claves, además de especialistas adecuados, que pueden despejar esa duda con objetividad. Las líneas entre lo que se considera un comportamiento “normal” y uno patológico son delgadas para nosotros, pero para los expertos son claras, pues se basan en los síntomas
Cada vez se diagnostica a más niños en el mundo con trastornos de conducta como el déficit de atención (TDAH). Según un estudio reciente el uso de fármacos para tratar estos trastornos se ha triplicado desde 1993. Y cada vez más nos preocupamos por el hecho o la posibilidad de tener a un hijo medicado. Nos preguntamos si estará mi hijo enfermo o solo es un niño travieso. Para lo cual es bueno tener los síntomas claros.
Los niños con TDAH presentan problemas de atención, impulsividad, e hiperactividad. Para hacer un diagnóstico, señalan los expertos, esos síntomas tienen que ser persistentes y estar presentes en todos los ambientes en el que se mueve el niño, es decir, la casa, la escuela, etc. Además, debido a estos síntomas tienen dificultades para interactuar socialmente, problemas de comportamiento y mal rendimiento escolar.
Algunos datos sobre la enfermedad
- El TDAH se da con mayor frecuencia en varones que en niñas. Pero su incidencia no presenta diferencias entre diversas áreas geográficas, grupos culturales o niveles socioeconómicos.
- Actualmente, se estima que el TDAH afecta a entre un 5% y un 10% de la población infantil y juvenil, y que representa entre el 20% y el 40% de las consultas en los servicios de psiquiatría infanto-juvenil.
- Es un trastorno heterogéneo del desarrollo de naturaleza neurobiológica. Es un desorden biológico que tiene amplias repercusiones en la conducta de quien lo padece.
- Se caracteriza por una atención lábil y dispersa, impulsividad e inquietud motriz exagerada para la edad del niño.
- Este trastorno es conocido desde 1902.
- Lo que más caracteriza a un niño con este trastorno, es su falta de atención. Cualquier detalle lo distrae, a mayores estímulos su dificultad para concentrarse aumenta.
- En casa tienen dificultades para seguir órdenes, parece que no escuchan cuando se les habla. Son desorganizados, nunca saben donde han dejado sus cosas, sus juguetes, pierden el material escolar y son descuidados.
- En el colegio cometen errores por no fijarse en los trabajos o en las diferentes actividades a realizar. Con frecuencia saltan de una tarea a otra sin terminarla, ya que evitan situaciones que implican un nivel constante de esfuerzo mental.
- Con frecuencia actúan de forma inmediata, sin reflexionar. Sin pensar en las consecuencias o en el riesgo o el peligro, ni para sí mismos, ni para los demás.
¿Cómo diferenciar a los niños traviesos de los que padecen TDAH?
Los críticos afirman que la mala conducta infantil se está sobremedicando y que se están utilizando etiquetas médicas para disculpar la rebeldía infantil. El problema hasta hace algunos años era que no había una prueba para el trastorno, y se diagnosticaba en base a un cuestionario subjetivo.
Por suerte la historia ha cambiado. Investigadores de la Universidad de Cardiff han conseguido establecer, por vez primera, las diferencias genéticas que presentan niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) con respecto a los niños traviesos y sanos. Los científicos esperan que esta constatación permita evaluar clínicamente con rigurosidad una condición muy prevalente en niños y jóvenes, así como ayudar a superar su estigma.
El descubrimiento es claro: el trastorno por déficit de atención con hiperactividad tiene un origen genético. La investigación evidencia que el TDAH es un trastorno del desarrollo neurológico. O, en otras palabras, que los cerebros de niños con TDAH son diferentes a los cerebros de otros niños.
Según declara la investigadora en un comunicado de la Universidad de Cardiff: “demasiado a menudo, la gente cree que este trastorno es causa de una mala educación o de una dieta pobre. Ahora se puede afirmar con confianza que el TDAH es una enfermedad genética, y que los cerebros de los niños que padecen esta condición se desarrollan de manera distinta”.
Por ello, si tienes dudas, lo mejor es consultar con un especialista. A veces nos alarmamos por conductas normales y otras pasamos por alto signos de alerta. La mejor forma de disipar la confusión será pidiendo ayuda profesional.
Bibliografía
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- Pascual-Castroviejo, I. (2008). Trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Asociación Española de Pediatría y Sociedad Española de Neurología Pediátrica. Protocolos de Neurología, 12, 140-150.
- Yunta, J. A. M., Palau, M., Salvadó, B., & Valls, A. (2006). Neurobiología del TDAH. Acta Neurol Colomb, 22(2), 184-189.