Indudablemente, beber leche de otra especie no es necesario para que las personas logren una buena nutrición. Sin embargo, desde los tiempos en que el hombre domesticó animales, adoptó y disfrutó de este fluido como alimento. Actualmente, los tipos de leche más consumidos provienen de vacas, ovejas y cabras.
La principal bondad de la leche de otra especie es su riqueza, que deriva del hecho de estar diseñada para nutrir completamente a los animales recién nacidos. Su principal falla, su especificidad, al estar diseñada para nutrir completamente a los animales recién nacidos.
¿Es natural el consumo de leche de otra especie?
El consumo de leche es un tema muy controvertido en el mundo de la nutrición, por lo que puedes preguntarte si es saludable o nocivo. A continuación, hablaremos de algunos beneficios de incluir leche en tu dieta, para que puedas decidir si es la mejor opción para ti.
Es un hecho biológico que, al nacer, tenemos la capacidad de digerir el alto contenido de lactosa que contiene la leche de nuestra madre. Esta capacidad va disminuyendo paulatinamente después del destete y es la causa de la intolerancia a la ingesta de lactosa. El 70 % de la población mundial adulta no puede digerir la lactosa.
También es un hecho que los pobladores del norte de Europa, establecidos desde hace siglos en tierras con climas severos y dificultades para la agricultura, encontraron en el consumo de lácteos una forma de supervivencia. En tal razón, se convirtieron en criadores de animales de granja. La naturaleza seleccionó una mutación genética en esta población que les permitió conservar la capacidad de digerir la lactosa en la vida adulta.
Pero, además, el robo de alimentos entre diferentes especies es frecuente en la naturaleza, y se le denomina cleptoparasitismo. Es una estrategia de sobrevivencia que practican desde aves a roedores. Pero, aceptémoslo: solo el hombre ha hecho una industria de ello.
¿La leche de otra especie es parte esencial de una dieta saludable?
Es claro que la leche es un fluido rico en nutrientes que puede beneficiar tu salud de varias maneras. Está repleto de nutrientes importantes como calcio, fósforo, vitaminas del complejo B, potasio y vitamina D. Además, es una excelente fuente de proteínas. Actualmente, han sido caracterizadas, desde el punto de vista nutricional, las leches de diferentes especies.
Sin embargo, hay que tener presente que la leche, aunque es rica en nutrientes, no es insustituible. En el caso del calcio, por ejemplo, las plantas de hojas verdes oscuras son ricas en este mineral. Los alimentos con alto contenido de calcio incluyen las algas, rúcula, col, espinacas y hojas de mostaza.
Es importante recordar que, para aprovechar el calcio de la dieta, el cuerpo necesita vitamina D. Cuando no hay suficiente vitamina D, el cuerpo se ve obligado a movilizar las reservas de calcio depositado en el esqueleto. En consecuencia, los huesos se debilitan. Si no eres fanático de la leche, hay otros productos lácteos que tienen perfiles de nutrientes similares. Por ejemplo, el yogur sin azúcar contiene la misma cantidad de proteínas, calcio y fósforo.
En la dieta de los infantes, ¿no existe un requerimiento de ingesta de leche?
A pesar de la polémica que rodea este tema, ha sido establecido que los humanos no tienen requerimientos nutricionales para la leche animal. Lo correcto es que la leche se ofrezca como una opción dietética, no un requisito. Así, si una persona elige o no tomar leche de otra especie, esta debería ser una preferencia personal, no una recomendación médica.
Sin duda, el único requerimiento nutricional para el infante es la leche materna humana. Cuando la lactancia no es posible, el infante requerirá fórmulas especialmente diseñadas.
En la adultez, la leche no es para todos
Aunque la leche puede ser una buena opción para algunos, otros no pueden digerirla o eligen no consumirla. Existen quienes optan por no consumir leche o productos lácteos debido a restricciones dietéticas, problemas de salud o por razones éticas. Esto ha llevado al desarrollo de una amplia variedad de alternativas de ‘leches’ no lácteas, que incluyen: leche de almendras, leche de coco, leche de anacardo, leche de soja, leche de cáñamo, leche de avena, leche de arroz.
Al elegir un sustituto de leche, es importante tener en cuenta que muchos de estos productos contienen ingredientes adicionales como edulcorantes, sabores artificiales, conservantes y espesantes.
Bibliografía
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