Hay muchas razones por las que poco a poco ser madres nos hace comprender mejor a mamá, sus consejos y su actitud ante la vida. Son muchas las cosas que cambian cuando nos convertimos en madre, no solo se modifica nuestro estilo de vida y nuestro cuerpo, también nuestra mentalidad cambia.
Cuando nos preparamos para tener un bebé siempre nos viene bien una recomendación, pero por lo general la de mamá o la de la abuela son las mejores. Se trata de mujeres que dedicaron sus vidas a sus hijos y trasmitieron un mensaje de amor por muchas generaciones.
Comprenderlas implica sentir igual que ellas y llegar tomar sus consejos al pie de la letra, agradeciendo su dedicación y la oportunidad que nos dieron de perfeccionar nuestras vidas y las de nuestros hijos. Pese a que son muchas las razones por las que ahora comprendo a mamá, hoy lo voy a resumir en siete testimonios.
1. Una madre sacrificada
La principal razón es que ahora conozco sus propias razones para hacer el sacrificio de cambiar su vida por la mía. Son invaluables las largas horas para esperar mi llegada, esas tantas noches sin dormir, un montón de antojos, náuseas y malestares.
Los cambios físicos a los que tuvo que adaptarse, el dolor de dar a luz; todo esto representa para mí el primero de tantos motivos para admirarla, ese coraje para asumir tantas responsabilidades me hace sentirme segura de que estoy bien respaldada en mi camino que me toca recorrer.
2. La necesidad de protección
Tener a nuestro primer bebé en brazos nos hace sentir una inmensa necesidad de protegerlo siempre, de darle amor, de pedir que nada le haga daño. Esto también nos hace temer de la realidad, porque en algún momento lo escucharemos llorar sin saber cómo ayudarlo.
De alguna manera la madurez como madre aparece al entender que no podemos evitar su llanto, pero sí podemos consolarlo cuando esté a nuestro alcance, porque esa es una parte primordial de la maternidad.
3. Un amor más comprensible
Puedo entender su amor tan inmenso hacia mí, puedo ahora valorar todos los momentos que paso junto a ella, esas ganas de que todo esté bien en mi vida, de que logre todo cuanto me propongo, de ponerlo todo a mi favor y a la vez enseñarme a merecerlo.
Quizás a veces una madre no puede describir con una palabra todo ese afecto, pero es seguro que tratará de demostrarlo a lo largo de su vida, tolerando, esperando y dando lo mejor.
4. La intolerancia a las críticas
Cada vez que alguien te dice alguna crítica o sugerencia sobre tu hijo, bien sea sobre su comportamiento o sobre como debes actuar ante ciertas situaciones, muchas veces no sabes cómo reaccionar. Es en ese entonces cuando comienzas a reflexionar sobre aquellas cosas que tuvo que mejorar mamá en tu crianza, cuantas travesuras hiciste que recuerdas como si fuera ayer y con la misma emoción.
Pero también te hace entender que son cosas que prefieres no escuchar, pues ninguna madre se siente contenta de que critiquen a sus hijos, algún extraño los regañe y les dé consejos de lo que debe hacer con respecto a los pequeños.
5. Un esfuerzo interminable
Esforzarse por el bienestar de los hijos, por hacer de ellos personas con valores, buenos hábitos y principios. Todo este esfuerzo nunca termina, pues permanece intacto con el paso del tiempo a pesar de las dificultades, que se han de superar para lograrlo.
Ahora comprendo que mamá tuvo que derramar muchas lágrimas en silencio, lo mucho que ha tenido que aguantar, cuantas cosas la han lastimado sin que sus hijos lo sepan.
Hoy comprendo más que nunca que el solo hecho de ver felices a nuestros hijos, hace que todo valga la pena y que el sufrimiento sea llevadero.
6. Los consejos de crianza
Ahora puedo reflexionar con más experiencia todo lo que me ha dicho mamá sobre lo que es ser madre. Mamá tiene razón y es importante saberla escuchar, pero sobretodo poner en práctica sus consejos.
Debemos saber lidiar con cada carácter diferente, con personalidades opuestas, con rebeldía y situaciones dolorosas, pues he allí donde cobra fuerza nuestro papel de madre. Solo la madre sabe cuánto le cuesta criar a los hijos, moldear su carácter, aceptar sus defectos y verse reflejado en los hijos para mejorar los nuestros.
7. Su dura actitud
Ahora comprendo a mamá y por qué se preocupaba tanto por mí y por asegurarse de que siempre estuviera a su vista, entiendo sus llamadas y la alegría de verme regresar sana y salva de nuevo a casa. Ahora sus advertencias tienen más sentido y comparto toda su inquietud por no saber de mí o por mis momentos de rebeldía.