Ventajas y desventajas de los internados para niños

Antes de tomar una decisión respecto del tipo de educación para tu hijo, es importante que dialogues y lo escuches. De esta manera, podrás hacerlo parte de la decisión y conocer sobre sus gustos e intereses.
Ventajas y desventajas de los internados para niños
Maria Fátima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 10 enero, 2023

El momento de elegir qué tipo de educación queremos para nuestros hijos siempre plantea desafíos e incertidumbre. Sabemos que se trata de una herramienta que les brindamos para su calidad de vida y su desarrollo presente y futuro. Hoy en día, las propuestas educativas son cada vez más variadas. Entre ellas, se encuentran los internados para niños. A continuación, veamos sus ventajas y desventajas.

Descubre las ventajas de los internados para niños

Como toda propuesta educativa, los internados para niños tienen sus fortalezas y debilidades. Respecto de las ventajas, encontramos las siguientes:

1- Oferta formativa integral

En general, los internados para niños cuentan con un programa enriquecido que aborda distintas temáticas. De este modo, el aprendizaje se produce en una amplia variedad de áreas.

2- Son útiles para ciertas dinámicas familiares

Con una propuesta rica en actividades, los internados pueden ofrecer un tiempo de calidad y resultar útiles para aquellas familias en donde los progenitores trabajan muchas horas o viajan de manera continua por motivos laborales. También, pueden beneficiarse aquellas familias que viven en sitios remotos y que deberían trasladarse largas distancias todos los días junto con sus hijos.

3- Relaciones duraderas y experiencias inolvidables

Cuando el clima de convivencia escolar es positivo, los niños suelen forjar relaciones estrechas e importantes. Por el tiempo y las actividades compartidas, los amigos terminan por convertirse en una gran familia y en un sostén importante.

Si la convivencia es positiva en el internado, los niños pueden forjar relaciones importantes y considerar a sus amigos como una verdadera familia.

Desventajas de los internados para niños

Entre las desventajas de los internados para niños podemos encontrar las siguientes:

1- Separación de la familia

Es importante tener en cuenta que los internados implican que los niños dejen de convivir con su familia. De acuerdo con cada menor, esta separación se experimenta de manera diferente. Para algunos puede sentirse como abandono y desapego, con consecuencias en el modo de vivir y expresar el afecto. Sin embargo, cuando en el internado también hay otros miembros de la familia, como por ejemplo hermanos o primos, la estancia suele ser más amigable.

2- Costo económico

Algunos internados, con la compleja oferta formativa que ofrecen, implican una cuantiosa inversión que no siempre está al alcance de todas las familias.

3- Grupos cerrados 

Otra de las desventajas de los internados tiene que ver con que los espacios de socialización de los niños se reducen a los mismos compañeros. Esto marca una diferencia respecto de otras alternativas, como por ejemplo cuando el niño va a la escuela, luego a un club o a un centro de idiomas y tiene posibilidad de relacionarse con otra gente.



Socializar siempre en el mismo ambiente es una desventaja, ya que dificulta el contacto con otras realidades. Además, cuando en el internado se producen situaciones de bullying u otros problemas, el niño puede sentir que «no tiene escapatoria».

Escuchar la voz del niño es esencial

Muchas veces, los adultos tenemos valores muy claros sobre lo que consideramos mejor para los niños y adolescentes. Estas ideas nacen de nuestra educación, de la experiencia y de la influencia de la sociedad a la que pertenecemos. Nadie duda de que podamos estar motivados por un buen propósito, pero resulta esencial recordar que nuestras decisiones tienen impacto en la vida de los niños.

Es clave conversar con los niños, sacarles las dudas y preguntarles cómo se sienten y qué les gustaría hacer. Seguramente estemos de acuerdo en que el pequeño no tendrá en sus manos la decisión de bañarse o de ir a la escuela, pero podemos hacerlo parte de ciertos aspectos de esa decisión. Por ejemplo, preguntarle si desea bañarse por la mañana o por la tarde y cómo se siente en tal colegio.

Por otro lado, los hijos también vienen a enseñarnos y a construir con nosotros. De modo que si no se siente cómodo con una propuesta de aprendizaje, en lugar de enojarte o frustrarte con él, puedes buscar otras formas de enseñanza que complementan a la escuela. Por ejemplo, realizar visitas culturales, viajes educativos o actividades en la biblioteca, entre otras. En cambio, obligarlos a hacer algo que no desean, trae consecuencias negativas para su bienestar.



Dejemos que los niños sean niños

Por último, la crianza siempre nos interpela como adultos. Nos invita a preguntarnos qué nos ocurrió de niños, qué quisiéramos repetir y qué nos gustaría cambiar. También, nos habla de reconocer cuáles son los valores que están en el fondo de nuestras decisiones y prácticas. En este sentido, se trata de ponernos en el lugar de esos niños y salirnos del molde adulto.

En ocasiones, nos regimos por parámetros que hablan del futuro, del éxito, del desarrollo del potencial y de aprovechar el tiempo. Sin embargo, muchos de estos aspectos están vinculados con el mundo laboral y tienen cabida en los internados. Por otra parte, quizás debamos pensar más en términos de niños que juegan y que disfrutan del tiempo libre. En definitiva, dejemos que los niños sean niños, que ya tendrán tiempo de ser adultos.


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