La importancia de las protoconversaciones para el bebé

La etapa preverbal establece una base sólida para la adquisición del lenguaje en los bebés. Las protoconversaciones son uno de los elementos más importantes.
La importancia de las protoconversaciones para el bebé
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 18 junio, 2020

Entre los 18 y los 24 meses de vida, los bebés comienzan a desarrollar el lenguaje propiamente dicho. No obstante, antes de esto, se producen acercamientos y formas de comunicación preverbales que revisten también una gran importancia. Las protoconversaciones surgen de forma natural entre el bebé y sus cuidadores principales, incluso cuando estos no son conscientes de toda la información que le están transmitiendo al pequeño con ellas.

Todo estímulo e interacción con el entorno moldea al niño y favorece sus avances a nivel cognitivo. Así, el hecho de que la madre lo implique en situaciones de comunicación incluso antes de que sea capaz de hablar, repercute positivamente en sus habilidades. Veámoslo en profundidad.

¿Qué son las protoconversaciones?

Antes de que el niño comience a comunicarse de manera completa y formal, tiene lugar una especie de entrenamiento preverbal. En él aprende aspectos básicos de la interacción social que irá integrando para utilizar en un futuro. Así, las protoconversaciones son simplemente intercambios comunicativos que se producen entre el bebé y sus cuidadores principales.

Suelen aparecer en torno a los 8 o 9 meses de vida, por tanto, el niño no es capaz aún de articular palabras ni de comprender por completo su significado. Aun así, la importancia de las protoconversaciones radica en que se genera una situación de comunicación en la que se implica al bebé.

Madre teniendo protoconversaciones con su bebé.

Las madres, de forma natural, comienzan a hacer partícipes a sus pequeños de estas conversaciones desde una edad temprana. Ellas toman cualquier gesto o sonido del niño como una comunicación y, por ende, responden a él. En suma, conciben al pequeño como un socio conversacional y mantienen una interacción con él.

Los sonidos emitidos por el niño no son palabras y carecen de significado. Además, aunque la madre utilice palabras, estas solo cumplen una función de estimulación a través de la entonación y el ritmo con las que son producidas. Es decir, los significados de los sonidos emitidos por ambos no importan tanto; lo relevante es lo que enseña el intercambio.

¿Qué aprenden los niños a través de las protoconversaciones?

Lo fundamental de una protoconversación es que el niño emite un sonido o realiza un gesto con intención comunicativa. Es decir, lo hace para llamar la atención del adulto, y, cuando este responde, se inicia una interacción.

Así, el bebé aprende a iniciar y mantener conversaciones, y a respetar el turno de palabra. Cada emisión del pequeño es tomada como un turno comunicativo y recibe respuesta. Por ello, se ponen en práctica importantes elementos propios de cualquier conversación e interacción social.

Además, recordemos que los niños, durante sus primeros años, aprenden por imitación. De esta forma, las acciones de los adultos durante la protoconversación tienen un efecto directo en el niño. Este observa la entonación, la fluidez, el volumen del habla, los gestos de los que se acompaña…, y va integrando estos aspectos. En un inicio, obtendrá la información a imitar únicamente de sus padres o cuidadores principales, pero más adelante ampliará su repertorio de lo observado en otros familiares y niños.

Mamá hablando con su bebé mediante protoconversaciones.

En definitiva, podemos decir que las protoconversaciones son ensayos de conversación que se producen cuando todavía el niño no puede hablar. A través de ellas, el infante aprende y practica importantes elementos de la interacción social. Y, además, adquiere y copia habilidades verbales y no verbales del adulto con el que “conversa”.

¿Cómo podemos estimular el lenguaje en la etapa preverbal?

Como vemos, la etapa anterior a la adquisición completa del lenguaje proporciona una importante base sólida al pequeño. No debemos caer en el error de pensar que por no poder emitir palabras o formar frases no puede comenzar a comunicarse. Entonces, como padres, podemos realizar varias acciones simples para estimular la socialización del pequeño.

Para ello, el mejor recurso siempre será el juego y la atención. Es importante interactuar con frecuencia con el pequeño, atender y responder a sus gestos y sonidos, y tomarlos como una comunicación.

Démosle la oportunidad de participar en turnos de palabra y permitamos que se exprese, a pesar de su limitada manera. Hablarle con frecuencia le proporcionará elementos para integrar e imitar, y, por otro lado, estimularlo y permitirle participar fomentará que comience a realizar comunicaciones más continuas y complejas.


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