Gingivoestomatitis en niños: lo que debes saber

La boca llena de llagas dolorosas es una de las características de la gingivoestomatitis en los niños. Te contamos todo lo que debes saber sobre esta afección tan molesta.
Gingivoestomatitis en niños: lo que debes saber
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 03 febrero, 2022

La gingivoestomatitis es una afección bastante común en los niños y se trata de la infección primaria del virus del herpes simple.

Las lesiones bucales que caracterizan al proceso y el malestar que padece el niño son motivos de preocupación para sus padres. Saber de qué se trata y cómo aliviar a tu pequeño te ayudarán a acompañarlo de la mejor manera.

Entérate todo lo que debes saber sobre este padecimiento de la infancia. ¡No dejes de leer!

¿Qué es la gingivoestomatitis en los niños?

La gingivoestomatitis es el cuadro clínico provocado por la primera infección del virus del herpes simple en los niños. Se presenta como unas lesiones molestas y dolorosas en el interior de la boca, las cuales le producen mucho malestar al pequeño.

En general, la gingivoestomatitis es una patología propia de la infancia, pues la mayoría de los casos ocurren en los menores de 6 años. El virus llega fácilmente al niño a través de la saliva. Por este motivo, el hecho de compartir juguetes, vasos o cualquier objeto personal se convierte en una posible vía de trasmisión.

El desarrollo de la enfermedad depende de varios factores, algunos propios del organismo del infante. En general, esta patología está asociada a una disminución en las defensas o a un déficit de vitamina b o c. También, a la falta de buenas prácticas de higiene y al hábito de llevarse las manos u otros objetos sucios a la boca.

Una vez que se supera la gingivoestomatitis, el virus del herpes simple queda almacenado en el cuerpo del niño y se mantiene en estado latente. Ante determinadas circunstancias favorecedoras (como un descenso en las defensas), puede reactivarse y provocar nuevas manifestaciones, las cuales suelen ser más leves que las primeras.

La exposición al sol o al frío seco, los traumatismos, las infecciones y otros estados de inmunosupresión son factores predisponentes para la reactivación del virus. En estos casos, las lesiones suelen localizarse en los labios o dentro de la boca y adoptan el aspecto de un ramillete de ampollas pequeñas.

Niña con herpes en la boca.

Síntomas de la gingivoestomatitis en los niños

La gingivoestomatitis en los niños tiene unas lesiones muy características y son múltiples llagas dolorosas dentro de la boca del pequeño. En general, se localizan sobre la lengua, las encías, las mejillas, el paladar y la cara interna de los labios. Pero en algunos casos, también puede afectar a la mucosa de la garganta.

Al comienzo del cuadro, estas lesiones lucen como vesículas rojas de contenido líquido. Luego, se rompen y dan lugar a las lesiones ulcerosas, de gran tamaño, que se recubren por una membrana gris amarillenta y se rodean de un halo rojo muy inflamado. Estas úlceras son muy dolorosas y generan gran incomodidad al niño en todo momento.

Además de lo antedicho, el cuadro clínico de la gingivoestomatitis se completa con siguientes síntomas:

  • Fiebre persistente (mayor a 38 °C).
  • Babeo excesivo.
  • Dolor de garganta al tragar.
  • Falta de apetito o rechazo al alimento.
  • Dolor de cabeza.
  • Inflamación de las encías, las cuales lucen hinchadas, rojas y sangran con facilidad.
  • Mal aliento.
  • Cansancio y malestar general.
  • Adenopatías cervicales dolorosas.

Tratamiento de la gingivoestomatitis en los niños

La gingivoestomatitis en los niños suele ser un proceso penoso y molesto, tanto para el pequeño como para los padres. En general, dura entre 10 y 18 días y resuelve sin tratamiento, de manera espontánea.

Por este motivo, todas las medidas terapéuticas son simplemente sintomáticas. Consisten en el uso de medicación y de algunos remedios caseros para ayudar al pequeño a sentirse mejor hasta la resolución del cuadro.

Acudir al pediatra para que evalúe la situación y determine el diagnóstico es el primer paso para ayudar al niño, pues existen otros cuadros similares que requieren de otras medidas.

Una vez confirmado el diagnóstico, puede que el pediatra indique algún tratamiento farmacológico para mejorar los síntomas, como el paracetamol o el ibuprofeno. Eso sí, nunca se debe medicar al niño sin la apropiada prescripción médica.

En algunos casos, el profesional puede indicar el uso de fármacos anestésicos locales para mejorar el dolor, sobre todo durante las comidas. De todos modos, su uso se reserva para casos puntuales, ya que no es la opción más segura para el uso en los niños.

Finalmente, es preciso cuidar la hidratación y la nutrición del niño durante el proceso infeccioso. El dolor en la boca puede llevarlo a rechazar la alimentación, pero debe continuar con una ingesta suficiente de líquidos. Sobre todo, si recibe analgésicos por vía oral.

Consejos para buenos cuidados en el hogar

Además de las medidas que te hemos comentado, vamos a darte algunas recomendaciones para que ayudes a tu hijo a aliviar las molestias causadas por la gingivoestomatitis:

  • Ofrécele alimentos frescos y blandos. Los helados, la gelatina o el puré de manzana son opciones ideales para ofrecer alivio a las mucosas doloridas. Se deben evitar comidas duras o muy saladas, ácidas o picantes.
  • Asegura una ingesta abundante de agua, sobre todo fresca y sin agregados.
  • Ayúdale al pequeño a descansar. Dormir algunas siestas más lo ayudarán a relajarse y a recuperarse más fácilmente.
  • Mantén su boca limpia, con un buen cepillado de los dientes y de la lengua con mucha suavidad.
  • Evita el contagio. El correcto lavado de manos propias y del niño evita la transmisión del virus a los demás. Si el pequeño concurre a una guardería, esos días deberá quedarse en casa hasta recibir el alta médica.

Complicaciones de la gingivoestomatitis

La gingivoestomatitis en los niños suele durar alrededor de 2 semanas, con o sin tratamiento. Al cabo de ese tiempo, las lesiones desaparecen sin dejar secuelas.

Pero en algunas raras ocasiones el cuadro puede complicarse y es necesario tomar algunas medidas más.

Como te contamos, el principal inconveniente es la deshidratación por rechazo de la ingesta de líquidos. Otras consecuencias menos frecuentes son la queratitis herpética (afección ocular) y la paroniquia (infección alrededor de las uñas). Ambas ocurren por la autoinoculación accidental del virus a partir de las lesiones orales.

Finalmente, las esofagitis, la epiglotitis, la neumonitis y la encefalitis son complicaciones mucho más raras, que suelen darse en los niños con deficiencias en su sistema inmunitario.

Por todo esto, es importante acudir al servicio de urgencias si notas que tu pequeño presenta alguno de los siguientes síntomas:

  • Fiebre muy alta y persistente, que no baja con la medicación.
  • Convulsiones.
  • Decaimiento excesivo, tendencia al sueño.
  • Ritmo respiratorio acelerado.
  • Negativa a comer y a beber líquidos.
  • Ausencia de lágrimas.
  • Disminución de la frecuencia de las micciones, o en el número de pañales cambiados en el día.
  • Diarrea, molestias estomacales o sarpullidos.
  • Empeoramiento o persistencia de las llagas luego de 3 semanas.

Acompañar el proceso es la clave

La gingivoestomatitis en los niños es un padecimiento muy molesto y doloroso. Los pequeños sufren mucho con tantas llagas en la boca y esto no les permite seguir con su vida normal. A su vez, los padres padecen el cuadro por no saber cómo aliviarlos.

Pero como te contamos, esta enfermedad resuelve al cabo de unas semanas y no deja daños posteriores. Por eso, es conveniente que lleves a tu hijo al pediatra y que sigas sus recomendaciones para ayudar a tu niño a sentirse mejor.

Acompañar este proceso con paciencia y mucho amor también es clave. Ya verás que al cabo de unos días las ampollitas en la boca de tu hijo solo serán un mal recuerdo.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Pérez Borrego, A., Guntiñas Zamora, M. V., & González Labrada, C. (2002). Valoración del estado inmunológico en niños con gingivoestomatitis herpética aguda. Revista Cubana de Estomatología, 39(1), 24-27.
  • Salinas, Y. J., & Millán, R. E. (2008). Gingivoestomatitis herpética primaria: Conducta odontológica. Acta Odontológica Venezolana, 46(2), 219-226.
  • Tovaru, S., Parlatescu, I., Tovaru, M., & Cionca, L. (2010). Gingivoestomatitis herpética primaria en niños y adultos. Quintessence: Publicación internacional de odontología, 23(4), 165-170.
  • Gutiérrez-Gómez, C., Gargollo-Orvañanos, C., López-Mendoza, F. J., & Ferreira-Aparicio, F. E. (2021). Soy herpes no me operes por favor. Cirugía Plástica, 30(2), 117-122.
  • Gleidis, Y., & García, M. (2021, October). GINGIVOESTOMATITIS HERPÉTICA RECURRENTE MÁS HERPES FACIAL. ASOCIACIÓN POCO FRECUENTE. In X Simposio Visión Salud Bucal y IX Taller sobre el Cáncer Bucal 2021.
  • Daoud, Z., Ramos Amador, J. T., Morillo Gutiérrez, B., & Muñoz Hiraldo, E. (2018). Infecciones por virus del herpes simple 1 y 2. Guía-ABE. Tratamiento de las infecciones en Pediatría. Guía rápida para la selección del tratamiento antimicrobiano empírico. Madrid: Guía-ABE.
  • Sanchez López, C. A. (2021). Prevalencia de lesiones en la mucosa oral en niños que acuden a un hospital nacional de Moyobamba en el periodo enero 2019–enero 2020.
  • Gayretli Aydin, Z. G., Tanir, G., Genc Sel, C., Tasci Yıldız, Y., Aydin Teke, T., & Kaman, A. (2019). Encefalitis por herpes simple resistente al aciclovir en un niño tratado satisfactoriamente con el agregado de foscarnet: A propósito de un caso. Archivos argentinos de pediatría, 117(1), e47-e51.
  • Hayajneh Carrillo, N., Tablado, M., & Carreño Beltrán, A. (2009). Rápida aparición de celulitis preseptal y herpes en niño atópico. Pediatría Atención Primaria, 11, e44-e44.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.