Los principales desafíos en la preadolescencia

La preadolescencia se considera una etapa particularmente frágil en la cual los niños comienzan a distanciarse de su rol infantil. Este período involucra varios retos desafiantes.

La preadolescencia es una etapa de transición. También, la podemos pensar como un momento ambiguo a nivel físico y psicológico. O como diría la abuela, ni chicha ni limonada. ¿A qué nos referimos con esto? A que los preadolescentes ya no son niños inocentes con pequeños cuerpos, pero tampoco rebeldes adolescentes dispuestos a confrontar al sistema social o a las figuras de autoridad.

¿Qué es la preadolescencia?

Podríamos situar la preadolescencia, aproximadamente, entre los 9 y los 13 años de edad. Desde ya que no se trata de una etapa exclusivamente determinada por la edad biológica. Esta depende de diferentes variables, como el nivel de maduración psicológica, física y sexual de cada individuo, además de su contexto social e histórico.

Una vez que comienzan a aparecer los caracteres sexuales de los niños, decimos que dejan de ser chicos para ir transformándose, poco a poco, en jóvenes adolescentes.

La preadolescencia es el primer período de la etapa del desarrollo de la adolescencia. Como toda fase de mutación, involucra una serie significativa de desafíos, tanto para los menores como para los adultos.

Estos son los principales desafíos de los preadolescentes

A continuación, nos centraremos en ubicar las principales batallas de los preadolescentes para tratar de entenderlos mejor.

La maduración sexual y emocional

Este es uno de los puntos más relevantes de la preadolescencia. Los que ya hemos vivido esta etapa, bien sabemos lo complejo que es notar que nos crece vello en algunas zonas donde antes no teníamos, que la cadera se ensancha o que nuestra voz ya no es la misma. Ni que hablar de la primera menstruación.

Generalmente, los cambios físicos y hormonales se perciben como elementos disruptivos que irrumpen en la estabilidad emocional. La maduración psíquica suele ser más lenta y progresiva. En cambio, las manifestaciones de la maduración sexual son tan abruptas que parecen no dar tiempo lógico para la elaboración psíquica de ellas. En consecuencia, los hasta entonces niños, no tienen más remedio que adaptarse a sus nuevos cuerpos.

El duelo de la infancia

Bajo cualquier perspectiva, esta es una etapa particularmente frágil y vulnerable. En ella, las pérdidas simbólicas toman protagonismo. La preadolescencia se vive como un duelo de la infancia. Conforme crecen, la inocencia e ingenuidad de los chicos comienza a perder fuerza.

Se trata de una zona intermedia que está llena de contradicciones. Por momentos desean jugar como niños y otras veces prefieren hacer actividades que se asocian más a la adolescencia, como salir con amigos por la noche e incluso tomar algunos tragos de alcohol. Así, se dan, por lo menos, tres procesos de duelo:

  1. Por el cuerpo infantil.
  2. Por la identidad infantil.
  3. Por los padres de la niñez.

“Se trata de una edad frágil, que ha sido definida como una fase de mutación, en tanto el adolescente debe dejar atrás algo de sí mismo, debe pasar por una muda que le es difícil asimilar y de la cual nada puede decir”.

– Correa-Tapia, M. A –

En ocasiones, los preadolescentes necesitan de un cálido abrazo de mamá o papá, mientras que otras veces se avergüenzan de los comentarios que ellos les hacen frente a sus pares.

La búsqueda de independencia

A los nueve, diez u once años es natural que los chicos comiencen a conquistar espacios autónomos y tomen distancia de sus familias. La búsqueda de la independencia suele ser muy notoria e incluso generar mucha incertidumbre y angustia en los padres. Es entonces cuando se inquietan al advertir la cantidad de horas que sus hijos adolescentes pasan encerrados en su habitación. También, se preguntan por qué han dejado de participar en las reuniones familiares. Es difícil aceptar que los hijos ya no son pequeñas criaturas. 
A su vez, los preadolescentes tienen sentimientos ambivalentes con relación a la emancipación, que necesita realizarse de forma progresiva. Por un lado, buscan reafirmar su identidad subjetiva, aventurándose en el mundo exterior, lejos de sus progenitores. Esto les resulta útil para ganar confianza y adquirir habilidades para relacionarse con los demás, así como para superar conflictos por sus propios medios.
Sin embargo, la exploración exogámica no se transita sin una cuota de inseguridad. Así, por momentos, también precisan la orientación y la aprobación de sus adultos referentes. 

Una etapa colmada de cambios

Como vemos, la preadolescencia se trata de un período caracterizado por la metamorfosis. En esta etapa, cambian el cuerpo, los intereses, las preocupaciones y las necesidades. También, surge un intenso deseo por conquistar espacios personales y la necesidad de desarraigo del núcleo familiar se vuelve fundamental. En este momento, comienzan a ver a sus padres más imperfectos y más humanos, por lo que pueden dejar de idolatrarlos.

En definitiva, los preadolescentes se encuentran en el complejo proceso de hacerse libres. Y, si bien la libertad conlleva grandes beneficios como la sensación de independencia y de seguridad, también imparte una gran responsabilidad.

Bibliografía

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  • Correa-Tapia, M. A. (2012). Los avatares de la pre-adolescencia: conflictos y propuestas para su transición. Boletín Científico Sapiens Research, 2(1), 31-35.
  • Mancilla Medina, A., Vázquez Arévalo, R., Mancilla Díaz, JM., Amaya Hernández, A., & Álvarez Rayón, g., (2012). Insatisfacción corporal en niños y preadolescentes: Una revisión sistemática. Revista mexicana de trastornos alimentarios3(1), 62-79. Recuperado en 01 de diciembre de 2022, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-15232012000100008&lng=es&tlng=es.
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