Para la mayoría de los niños, el baño es un momento mágico en el que se divierten con el agua y ponen a volar su imaginación. Sin embargo, muchos pasan por una etapa en la que, extrañamente, no quieren bañarse jamás. Si este es tu caso y tu bebé no deja de armar berrinches, sigue leyendo este artículo y te sorprenderás.
Seguramente, este instante suele ser una actividad gratificante para todos en casa, pero, imagínate que un día, sin motivo aparente, a tu chiquitín no le provoca entrar a la ducha y hace un espectáculo lleno de llantos y rabietas, ¿qué harías? Dejar de bañarlo es imposible y obligarlo nunca es recomendable.
No te frustres si no quiere bañarse, descubre la causa y crea una estrategia
Sin duda alguna, es un escenario crítico que sorprende a cualquiera. Hasta hace poco, es probable que lo hayas tenido que consolar porque ya se había acabado el tiempo de bañarse y, ahora, tienes que pensar en una buena estrategia para que logres convencerlo de que el aseo personal es fundamental para él.
Y así, empieza una batalla que podría durar muchísimo tiempo o, quizás, unos pocos días. Todo dependerá de cómo resuelvas este acertijo en la crianza de tu chiquitín y pongas en marcha una táctica efectiva y delicada, para lograr un objetivo que antes formaba parte de la cotidianidad: bañar a tu bebé.
Berrinches antes del baño: ¿por qué ocurren?
Lo que para ambos era un instante placentero, ahora es un momento lleno de tensión. Por eso, queremos hacer énfasis en que no te angusties, ni te molestes con ese pequeño angelito. Él está atravesando por una etapa y tu deber es ayudarlo a superarla con éxito.
Ahora bien, antes de plantear unas posibles soluciones, es importante que trates de recordar o identificar las posibles causas que lo llevaron a este nuevo comportamiento. En muchas ocasiones, estamos concentrados en bañarlos bien, que no se caigan, que no les caiga jabón en los ojos, etc. y no nos damos cuenta de otros detalles.
Las malas experiencias en el baño pueden generar rechazo a esta actividad
Por lo tanto, si presenciaste una mala experiencia de tu retoñito en la bañera, como, por ejemplo, sintió el agua muy caliente o muy fría o se ahogó por accidente con un sorbo de agua, quizás, piense que esta actividad es desagradable. También puede empezar a sentir miedo del desagüe, ya sabe decir que no o no desea que lo saquen.
Después de este proceso de reflexión, mami y papi tienen que ponerse de acuerdo con la metodología que van a adoptar, para solventar este inconveniente. Ya verás que cuando logre superarlo, habrá encontrado una razón más para confiar en ti.
Estrategias para un baño feliz
Con amor y paciencia, vas a descubrir que todo va a volver a la normalidad. Por eso, queremos ayudarte a que lo logren juntos, sin tantas dificultades, con esta lista interesante de consejos:
- Utiliza la bañera pequeña: sí, es verdad, seguro ya la habías descartado porque casi no entra, pero lo verá como una oportunidad para jugar.
- Por nada del mundo lo obligues: si ves que se pone nervioso, moja una manopla y pásala por su cuerpo con tranquilidad, para que vaya retomando la confianza.
- Vamos entrando poco a poco: si lo ves más tranquilo, pídele que meta las piernas o los brazos y, luego, le dices que quieres jugar con él a bañarlo.
- A las profundidades: toma la bañera y colócala dentro de la ducha o la tina grande. Cuidado cuando vaya a salir porque podría caerse.
- Una actitud firme para enjabonarle la cabeza: no te muestres insegura de este paso. Ponle una visera o unta vaselina en sus cejas para que no entre agua con jabón en los ojos.
- Como mirando las estrellas: pídele que eche la cabecita hacia atrás y vierte agua sobre el pelo, para que no haya riesgos de que le entre champú en los ojos.
- Con el calor de mami: avísale que pronto está por terminar la ducha. Cuando acabes, envuélvelo con una toalla y un abrazo inolvidable.
- Y el tapón para después: procura abrir el tapón de la bañera para vaciarla cuando no esté, porque el ruido puede asustarle.
Como puedes ver, no es un proceso difícil, pero tienes que mantenerte firme y amorosa. Confía en que él va a salir adelante y se van a divertir nuevamente como antes a la hora del baño.
Bibliografía
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