Desarrollar el pensamiento simbólico es fundamental para que tus hijos tengan la habilidad de comprender conceptos abstractos. Estos conceptos se adquieren a través del lenguaje y empiezan a expresarse a partir de los 18 meses de edad. En este orden de ideas, se sabe que la máxima evidencia de las representaciones mentales es el lenguaje.
“Se puede decir que con el desarrollo mental la acomodación imitativa y la asimilación lúdica, después de haberse diferenciado, se coordinan cada vez más estrechamente. En el nivel sensorio-motor se disocian; en el juego simbólico, las imágenes imitativas anteriores aportan los significantes y la asimilación lúdica las significaciones”.
– Jean Piaget –
Como lo expresa Piaget, el crecimiento del niño no solo se mide con características físicas. La parte más compleja de monitorear es el desarrollo mental y sensorial del niño. Sin embargo, al conocer las etapas clave del desarrollo cognitivo, será más fácil estimular y acompañar adecuadamente el proceso.
Las bases
Se sabe que se ha llegado a desarrollar el pensamiento simbólico cuando se pueden representar personas, cosas y situaciones que no están presentes, pero pueden evocarse a través de símbolos o imágenes internas. Esta acción es la percepción de la realidad a través de conceptos que son abstractos.
¿Cómo identificarlo en el juego y en la comunicación?
Cuando tu hijo juega a que un trozo de madera es una espada, está demostrando la capacidad de abstraer conceptos reales. Cuando imagina que es un superhéroe o una maravillosa doctora, está pensando a través de los símbolos.
Ahora, cuando un niño usa gestos y sonidos para comunicarse y nombrar las cosas, está dando significado a su realidad. Luego, a medida que avanza en edad y tiene la habilidad de escribir y dibujar, está usando signos para delimitar el mundo de los conceptos.
¿Cómo desarrollar el pensamiento simbólico en los niños?
1. Juegos de rol o sociodramas
Proponle a tu pequeño jugar a que él es la mamá y tú eres el hijo. Plantea situaciones divertidas y empieza a ver cómo tu hijo imita los comportamientos que ve en ti. Comenzará a dejar volar su imaginación y a crear historias fantásticas que te sorprenderán. Usa disfraces, máscaras y objetos para hacer más entretenido el juego.
2. Juegos de tareas
En este tipo de juego se integra la parte lúdica con la ejecución de labores del hogar. Recrea, por ejemplo, espacios en los que el pequeño es un chef y te ayuda con tareas de la cocina. Preséntale las proporciones de ingredientes, pídele que los cuente y que los nombre. Así no solo le ayudarás a desarrollar el pensamiento simbólico, sino que también adquirirá la conciencia de cooperar con las tareas caseras.
3. Juegos de mesa simples
Las escaleras y serpientes, el parchís o el Monopoly son juegos que le permiten al niño adquirir conceptos numéricos. La identificación de signos, iconos y de ilustraciones también es un paso grande en la construcción de simbolismos.
4. Rompecabezas y bloques de construcción
Representar objetos por medio de bloques o construir un todo a partir de pequeñas piezas es elaborar imágenes mentales. El hecho de imitar figuras que no están presentes implica evocar conceptos abstractos.
5. “Spot to”
Este juego es ideal para los momentos de ocio en espacios exteriores o interiores. Consiste en que les formules una pregunta descriptiva sencilla, por ejemplo: “¿puedes ver algo rojo?” Tu pequeño deberá indicarte la ubicación de un objeto con esas características. De esta forma, además de ejercitar la percepción de figuras y fondos, estimularás su dimensión cognitiva.
6. Cuentos, acertijos y adivinanzas
Los juegos de palabras son grandes aliados para desarrollar el pensamiento simbólico. La palabra hace pensar en imágenes, en objetos y en historias. Cuando el niño deja volar su imaginación se dirige a lugares que crea, que personifica y que representan su visión de la realidad. Además, pueden motivar a tu pequeño hacia la lectura y la escritura.
Cuando comiences a emplear estos sencillos juegos en la vida cotidiana de la familia, notarás grandes avances. Tus hijos desarrollarán varias de sus dimensiones simultáneamente y crecerán en conocimiento y habilidades comunicativas. Ten presente que cuando trabajas en su desarrollo lingüístico los resultados tendrán impacto a nivel cognitivo y viceversa. El cerebro de tu hijo es un mecanismo perfecto que reacciona al estímulo de diversas maneras.
Bibliografía
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- Piaget, Jean. (1996). Psychology of Intelligence. New Jersey: Littlefield, Adams, and Company.