Una madre sobreprotectora no siempre se da cuenta de que lo es; por ese motivo, siempre cabe que te detengas a pensar si al proteger a tu hijo de determinadas situaciones no lo estás privando de una nueva experiencia.
Brindarle a tu hijo un cuidado desmedido tanto a nivel físico, psicológico como emocional no creemos que sea el camino correcto.
La sobreprotección hace más daño del que a simple vista se puede concluir.
En eres mamá nos gustaría ampliar el tema sobre las desventajas y los peligros que tiene para tu hijo el que seas una madre sobreprotectora.
La raíz de la sobreprotección
La sobreprotección viene de raíz. No pocas veces se convierte en la misma vía que nutre a una familia generación por generación.
Si mamá es sobreprotectora, una vez, pudo haber sido una hija sobreprotegida y así sucesivamente.
Porque la protección desmedida puede ser como un gen que nunca muere sino que prevalece a lo largo del tiempo.
El amor de papá y mamá por su hijo es infinito pero, a veces, sobrepasa los límites.
Cuando ese hijo es pequeño, sus padres sobreprotectores asumen las responsabilidades que él tienen con la sociedad, la familia y hasta con él mismo.
Ese infante se educa en un ambiente en el cuál carece de autonomía y libertad para cometer sus propios errores.
El control llega a tal punto que las experiencias y el aprender por sí solo se convierten en un lujo al cual nunca puede acceder.
Las desventajas de ser una madre sobreprotectora
Mamá, debes saber que un niño sobreprotegido se acostumbra al ambiente que le crean en casa.
Él espera en todo momento el cuidado constante de sus padres, a que ellos lo guíen cada vez que lo necesite.
Estas situaciones hacen que dicho niño se relacione poco con otros de su edad, sea tímido, sumiso y se avergüence ante los acontecimientos más simples.
El niño sobreprotegido puede sentir que no está a la altura de los demás, por eso siempre precisa que sus padres hagan todo por él.
No pocas veces se sentirá fracasado e incapacitado para hacer y deshacer por su cuenta.
Para él solamente estando en casa o bajo la mirada de sus padres estará completamente seguro.
Sus padres sobreprotectores tienden a limitarle la exploración del mundo y llegan, incluso, hasta sembrarle el miedo.
Para ellos “afuera” siempre es peligroso.
El niño al cual se le sobreprotege también se siente incapaz de tomar decisiones sin el consentimiento de sus mayores y como cordero con la cabeza gacha siempre buscará la opinión y el fallo que ellos puedan darle.
Para que sea un niño y un adulto feliz
Mamá, es cierto que la educación que nos dieron nuestros padres vale mucho en la enseñanza de nuestro hijo.
Pero, escucha, esto no es pretexto para, dado el caso, mimar a tu niño al punto de sobreprotegerlo.
Haz que se convierta en un hombre o una mujer independiente, seguro de sí mismo, con una autoestima alta, que sea capaz de tomar sus propias decisiones aunque, estas, no siempre sean las más acertadas.
Recuerda que el errar, el caer, el sufrir y el llorar también son parte de la vida.
En toda crianza, la familia debe tener bien claro las consecuencias de construir una burbuja que aleje a su hijo de su entorno.
Al fin y al cabo algún día saldrá de ese ambiente y entonces sí llegarán los errores, los desengaños y el menosprecio.
Vela porque tu hijo, aun desde pequeñito, dé el frente a sus problemas y deberes.
Déjalo que trepe, corra, nade, salte…
Permítele que juegue al aire libre y explore el mundo que le rodea junto a otros niños.
Sabemos que siempre va a quedarte el pellizco en el estómago de si le pasa esto o aquello; que no estarás tranquila al saber que en cualquier momento puede estarte necesitando.
Pero recuerda que tú no vivirás lo suficiente como para cargarlo y sacudirle el polvo todas las veces que se caiga.
Si amas a tu pequeño más que a ti misma, si deseas que se convierta en una persona de bien y quieres que sea ahora un niño y más tarde un adulto feliz… no lo sobreprotejas.
Bibliografía
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