La pedagogía sistémica: definición, características y beneficios

La pedagogía sistémica es una estrategia innovadora que ayuda al individuo a solucionar problemas de cualquier ámbito, en especial en el terreno educativo y en la orientación de la conducta. Repasamos sus principales conceptos y características.

La superdotación se puede manifestar de diferentes maneras.

Los padres están siempre en la búsqueda de nuevas estrategias para educar adecuadamente a sus hijos. Una de ellas es la pedagogía sistémica. Esta se basa en la organización, visualización y comprensión de un todo; es decir, familia, costumbres, valores, escuela y comunidad.

La pedagogía sistémica trata de integrar a los padres en la educación de sus hijos creando un enlace entre la familia y la escuela. Los niños toman como patrón de conducta a sus progenitores, al igual que estos a su vez tomaron a los suyos; por ende, es necesario que el docente tenga algún conocimiento de las generaciones que han antecedido al chiquillo.

La pedagogía sistémica enfoca desde sus inicios a la familia, a la comunidad y sus expresiones culturales. Gracias a lo antes dicho, se comprenden con más facilidad las conductas y habilidades que posee el niño.

Tanto en la casa como en la escuela, es necesario que padres y docentes intercambien sus roles y den paso a una enseñanza amorosa en la que tiene lugar la aceptación de habilidades y debilidades.

La pedagogía sistémica no da pie a la exclusión; al contrario, trata de incluir todos los aspectos referentes al niño para desechar desequilibrios o actitudes no deseadas.

¿Cómo aplicar la pedagogía sistémica en las escuelas?

Para integrar la pedagogía sistémica en las escuelas se debe trabajar en conjunto con la pedagogía tradicional; el motivo es que se piensa que una complementa a la otra.

El entorno y la familia del estudiante transmiten conocimientos básicos apoyados en valores como el respeto, la aceptación y la inclusión. Estos son fundamentales para la convivencia.

Es necesario que la familia se sienta incluida en el proceso de aprendizaje del estudiante. Sus impulsores afirman que en él se pueden establecer vínculos muy fuertes y útiles que deben ser aprovechados.

La pedagogía sistémica se apoya en las peculiaridades del estudiante, su contexto y cultura, y lo desarrolla fortaleciendo las actitudes positivas y transformándolas en valores y potencialidades.

La pedagogía sistémica requiere que los padres y los colegios interactúen para la educación de los niños.

Importancia de la pedagogía sistémica

Una de las ventajas más importantes de la pedagogía sistémica es la inclusión. No solo de personas, sino de todo lo que el proceso de aprendizaje implica. Los padres tienen la responsabilidad de educar a sus hijos llenándolos de valores, tradiciones y principios.

Por otro lado, los docentes imparten sus conocimientos tomando en cuenta sus realidades y habilidades. Es necesario que los acepten y respeten como individuos.

La pedagogía sistémica da paso a una relación entre los elementos que rodean al niño junto a su entorno familiar; esta interacción parte de la unión y la reafirmación de conocimientos y valores.

“La pedagogía sistémica no da pie a la exclusión; al contrario, trata de incluir todos los aspectos referentes al niño para desechar algún desequilibrio o actitud no deseada”

Pedagogía sistémica según Bert Hellinger

A principios de los años ochenta, el pedagogo alemán Bert Hellinger desarrolló el método de las constelaciones familiares. Este trabaja con las leyes de los sistemas humanos: familia, escuela y comunidad.

Dichas leyes se enfocan en la reducción de los problemas en los sistemas creando un mejor funcionamiento y operatividad para que cada individuo pueda desarrollarse cómodamente. La familia, como sistema, es uno de los más importantes y afectados; al cambiar uno de sus elementos este afecta todos los demás debido a su estrecha relación.

Según Hellinger, con respecto a la pedagogía sistémica existen tres características de la vida que se deben tomar en cuenta:

  • La primera es que todo individuo tiene derecho a permanecer al sistema en el cual está, sin ningún tipo de exclusión o rechazo. La resistencia para adaptarse a las normas establecidas puede ocasionar desequilibrio en todos los miembros del mismo.
  • La segunda es aceptar que el equilibrio siempre será diferente y necesario en todos los sistemas. Los padres dan mucho más que los hijos, estos reciben lo ofrecido y, al crecer, entregan lo aprendido a sus descendientes.
  • Por último, está el respeto a las normas. Cada individuo, sin importar su orden de jerarquía, debe respetar y regirse por los acuerdos establecidos en los diferentes sistemas.

La pedagogía sistémica requiere un rol activo de los padres en la educación.

Posible aplicación de la pedagogía sistémica

A fin de cuentas, el verdadero reto en cada sistema es afrontar sus realidades y aceptarlas, a la vez que ocupar el lugar que le corresponde y aporta soluciones viables para cualquier problema que se presente.

La pedagogía sistémica enseña a ordenar, aceptar y vincular el amor a la familia, la comunidad y a las normas establecidas en beneficio de todas las generaciones.

Si se aplica dicha corriente pedagógica, se abrirá un espacio para la intercomunicación basado en valores, principios morales y el fortalecimiento del contexto educativo, tanto en la escuela como en el hogar.

Bibliografía

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  • Núñez, Q. Á. (2017). Pedagogía sistémica e interculturalidad: claves para construir un aula inclusiva. Revista Lusófona de Educação.
  • Parellada, C. (2007). La pedagogía sistémica: la educación sigue latiendo al compás de los tiempos. Reflexión.
  • Traveset Vilaginés, M. (2007). La pedagogía sistémica: fundamentos y práctica. Barcelona. Graó. 1a ed.
 
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