El parto con ventosa sirve para ayudar al bebé a salir del canal de parto en el caso que no logre hacerlo naturalmente. Se considera un parto asistido y presenta ciertas particularidades. A continuación te detallamos los posibles riesgos y los casos en que es necesario practicarlo.
En qué consiste el parto con ventosa
Puede suceder que el feto esté encajado en el canal de parto y, aunque la madre haya empujado durante largo tiempo, el bebé no logre salir. En ese caso los médicos evaluarán la posibilidad de utilizar ventosa y evitar la realización de una cesárea.
Si aún no se ha roto la fuente de aguas, el obstetra la romperá y posiblemente administrará un anestésico local que se coloca en la pared vaginal. Luego, con las contracciones, pedirá que la madre empuje y ejercerá con la ventosa una pequeña presión hacia fuera. Estas acciones ayudarán al bebé a salir del canal de parto.
La ventosa obstétrica es una copa plástica flexible que se adhiere a la cabeza del feto y funciona por succión. Este instrumento se conecta a una bomba de mano o de aspiración eléctrica. Se genera presión por un sistema de vacío y se acopla a la cabeza del niño que está ubicado en el canal de parto.
“La evolución en tecnología médica hace que actualmente existan ventosas muy pequeñas y desechables, lo cual facilita su aplicación haciéndolas más seguras”
Cuándo se practica
- Cuando la madre ha empujado durante varias horas y el bebé no avanza por el canal de parto.
- Al presentarse signos de agotamiento por parte de la madre.
- Si hay evidencias de peligro o complicación que haga necesario sacar al bebé con urgencia y el parto natural no prospere.
- Ante la presencia de un problema de salud de la madre o el bebé.
Riesgos del parto con ventosa
Los partos asistidos no se consideran casos aislados, todo lo contrario; se practican asiduamente, por lo que los especialistas están acostumbrados a ellos.
Siempre que se realice bajo el control de un equipo médico y el bebé se encuentre lo suficientemente bajo en el canal de parto, se considerará un método seguro. Si bien genera dudas y cierto temor en las embarazadas, no suele presentar complicaciones. No obstante, es necesario que conozcas los posibles riesgos:
Riesgos para el bebé
El bebé es quien se enfrenta a los mayores riesgos, ya que el instrumento se aplica directamente sobre su cabeza.
- Sangrado debajo del cuero cabelludo. A causa del despegamiento de la piel de la parte ósea. Se forma de esta manera un hematoma en la parte superior de la cabeza que en general desaparece después de algunas semanas.
- Presencia de ictericia. Los glóbulos rojos presentes en el hematoma, al descomponerse, liberan bilirrubina. De manera tal que el pequeño adquirirá una coloración amarillenta.
- Hemorragia en la retina a causa de la presión ejercida con la ventosa. Esto no tiene consecuencias a largo plazo.
Riesgos para la madre
Son escasos y similares a los que puede presentar un parto natural.
- Desgarros vaginales y en el esfínter anal.
- Desgarro y dolor en el perineo (tejido que se encuentra entre la vagina y el ano).
- Incontinencia urinaria producto de lo anterior.
Cuándo no es recomendable el parto asistido con ventosa
Sin embargo, hay ocasiones en los que no se recomienda practicar un parto con ventosa o, en caso de que se realice, no prolongarlo.
Una de ellos son los partos en los que el bebé tenga menos de 34 semanas. También cuando exista desproporción entre el tamaño de la cabeza del feto y la pelvis de la madre. De igual manera, en casos en los que la copa se ha despegado del cráneo en más de dos ocasiones debería abandonarse el procedimiento.
Por último, cuando se ha ejercido tracción en siete ocasiones por un período de tiempo mayor a los 15-20 minutos y el bebé no avanza por el canal de parto es aconsejable abandonar el procedimiento y hacer una cesárea lo antes posible.
Si bien la necesidad de recurrir a un alumbramiento asistido puede generar miedo, el uso de la ventosa no amplifica los riesgos materno- fetales. Tanto para el bebé como para la madre, los daños deberían ser mínimos. Las consecuencias asociadas a este procedimiento serán simplemente transitorias y desaparecerán tras unas semanas siempre que la herramienta se utilice correctamente y el equipo médico evalúe la situación particular.