Muchos adolescentes muestran sus reticencias a leer libros y sobretodo las obras de los grandes clásicos. Cervantes, Shakespeare, Calderón de la Barca o Moliere son grandes desconocidos para los jóvenes de hoy en día. A la mayoría no les interesan o simplemente confiesan que les aburren.
Los adolescentes reconocen abiertamente que no suelen tener interés en la lectura de los clásicos. Las razones suelen ser que no se corresponden a sus gustos ni a sus intereses. Además les resulta complicado leerlos por su comprensión lectora. Sumado a ello, tienen mala fama porque se presupone que son libros aburridos y poco interesantes. Se consideran lecturas obligatorias impuestas por el profesor o por la etapa educativa.
La lectura en la adolescencia
Esto se une a que a los 12 o 13 años muchos adolescentes pierden el interés por la lectura. Aunque hayan sido grandes lectores de niños, muchos adolescentes abandonan la lectura. Su mundo está cambiando y tienen muchos intereses diferentes como el deporte, la televisión o los videojuegos. Dejan de tener tiempo para un tipo de lectura que requiere atención y concentración.
Cuando los jóvenes tienen que leer las lecturas obligatorias de esta etapa, suelen tener problemas de comprensión lectora con los textos clásicos. Suelen ser obras densas con un vocabulario más complejo del que han leído anteriormente. Lo normal es que estas lecturas les susciten poco interés y que piensen que van a ser aburridas antes de intentarlo.
Las obras de los clásicos son un problema para los adolescentes por la complejidad de los textos. Esta choca con su falta de destreza lectora. Es complicado que chicos que no leen con frecuencia puedan enfrentarse a estos textos. Preferirán seguro empezar con libros más actuales y de más fácil comprensión como los libros de Harry Potter, El Señor de los Anillos o los Juegos del Hambre.
Consejos para acercarles a los clásicos
Nuestro primer consejo es que no agobies a tus hijos con la lectura. Tiene que ser siempre una ilusión nunca una obligación. Ya sean niños o adolescentes nunca se les debe obligar a leer. Hay que intentar que se interesen por la lectura y que poco a poco se vayan enganchando. Los libros en la actualidad compiten con la televisión, los videojuegos o las tablets en el entretenimiento de los niños y jóvenes.
Para que lean los clásicos tienen que tener interés por la lectura pero también una buena comprensión lectora. Observa si ellos son capaces de afrontar las lecturas obligatorias.
Una buena idea es buscar para las primeras lecturas obras de autores clásicos que estemos seguros de que les puede gustar como las de aventuras Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle.
Una vez que ya hayan disfrutado de estas lecturas, se puede intentar buscar otros títulos más complejos que puedan leer con facilidad. Puedes buscar y hacer un listado con los libros que les pueden gustar después de esta experiencia lectora. Por ejemplo si les encanta la aventura seguro que disfrutarán con los de Julio Verne.
No agobiar a los lectores
Lo primero es respetar sus gustos o intereses. Es muy difícil que se enganchen a la lectura si no les interesa lo más mínimo. Una buena idea es recomendar a los jóvenes lectores un ritmo relajado de lectura. Es importante para que no se agobien. Tienen que saber que pueden dejar la lectura cuando quieran y probar otro clásico si ese no les ha gustado.
Si el libro les ha gustado, seguro que recomendarán su lectura a sus amigos. Esta es una de las mejores formas de difundir la lectura entre los jóvenes. Hay que procurar que se sientan interesados por conocer nuevos libros que les gusten a compañeros de su edad.
Otra buena idea para fomentar su lectura es explicarles el contenido del libro de forma atractiva. Hay que quitarles ese aire de seriedad para que los jóvenes lectores se sientan atraídos por los clásicos.
Una vez que se enganchen a este tipo de lecturas, seguro que habremos conseguido un nuevo lector. Los clásicos al final son una fuente inagotable de lecturas. Los adolescentes que leen clásicos descubren unos textos cargados de valores y de aventuras. No lo dudes y anima a tus hijos adolescentes a que comiencen a leer a los clásicos.
Bibliografía
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