Hay quienes piensan que el exceso de las prácticas de crianza modernas impiden que se desarrolle un cerebro sano y un buen desarrollo emocional en bebés, según algunas investigaciones. Esta noticia hace que los padres empiecen a dudar sobre qué es lo que realmente funciona y lo que no funciona a la hora de escoger un estilo de crianza para no perjudicar el desarrollo del niño. ¿Qué es lo que funciona y qué no?
¿Cuáles son estas malas prácticas de crianza?
Las experiencias tempranas en la vida de los niños puede influir en el desarrollo de su cerebro y que además, esta influencia tenga consecuencias a largo plazo también en la formación de la personalidad de los niños. Son muchas las prácticas que recomiendan como poco aconsejables en la crianza de los hijos, unas prácticas que quizá algunos padres y madres aún realizan.
Algunas de estas malas prácticas pueden ser en recurrir a una mala alimentación infantil a causa de las prisas sin pensar en las consecuencias nutritivas de los pequeños, en castigar a los hijos, recriminarles, etiquetarles negativamente, dejarlos solos para que piensen sin después reflexionar, no responder rápidamente al llanto de un bebé o no permitir que exprese su llamada atendiéndole antes de tiempo.
¿Qué deben hacer los padres?
Hay investigaciones que vincula ciertas prácticas de crianza a padres primerizos que después desaparecen gracias a la experiencia de la maternidad/paternidad. Pero muchos expertos empiezan a repensar en algunos de los comportamientos modernos de los padres, en algunas acciones culturales de crianza… Piensan que hay algunas cosas y normas que deberían cambiarse.
Los bebés, cuando lloran necesitan contacto casi constante de sus cuidadores adultos, estas prácticas de crianza son ancestrales y está demostrado que tienen un impacto positivo en el desarrollo del cerebro del bebé. Esto ayudará a que se forma una buena personalidad en el pequeño y además también, que mejore su salud física y su desarrollo emocional.
Hoy en día los bebés pasan mucho tiempo solos, en sus cunas, en los asientos o cochecitos… Mucho más de lo que lo hacían en el pasado. Además, cuando los niños crecen no tienen tanta oportunidad como para poder jugar libremente en la naturaleza, esto sin duda ayuda a los niños a conectar consigo mismos, a crecer y potenciar su salud emocional y también a conectar con la naturaleza.
Ya sea en relación con algunas prácticas de crianza u otras, parece que hay una epidemia de ansiedad y depresión en todas las edades, incluyendo también a los niños pequeños. Existen investigaciones que muestran tasas de comportamiento agresivo y delincuencia en niño y que esto está aumentando, mientras que la empatía y la moralidad disminuyen drásticamente en todas las edades.
La importancia de la crianza positiva
Existen estudios que han demostrado que las siguientes prácticas de crianza temprana pueden influir positivamente en el desarrollo del cerebro, el niño mejorará sus respuestas al estrés, su CI (Coeficiente Intelectual) y también, su bienestar emocional:
- Dar respuesta a las necesidades del bebé sin dejar que llore. Esto influirá en el desarrollo de conciencia del pequeño.
- Tener una respuesta positiva ante el estrés ayudará a que los pequeños desarrollen un mejor control de impulsos y a tener una mejor empatía.
- Potenciar el juego libre en la naturaleza influirá en la capacidad social y en disminuir las conductas agresivas
- Tener un grupo estable de cuidadores (además de la madre) predecirá un buen CI y una mayor capacidad de recuperación (resiliencia) así como la empatía.
Compensar la mala crianza
Otros familiares, profesionales de educación e incluso amigos de confianza pueden tener un impacto beneficioso en el desarrollo de los niños. Cuando un niño se siente seguro en presencia de los cuidadores y otros adultos, sentirá confianza y seguridad, imprescindible para su buen desarrollo. Los niños necesitan sentirse queridos por el entorno más cercano a ellos.
El hemisferio derecho del cerebro, que regula gran parte de nuestra autorregulación, la creatividad y la empatía, puede crecer durante toda la vida. El hemisferio derecho del cerebro crece a través de experiencias de cuerpo como el juego libre o sin un orden específico, el baile o la creación artística de forma independiente. Así que en cualquier momento es idóneo para mejorar la crianza.
Bibliografía
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