La lactancia materna es una experiencia única y gratificante para muchas mujeres, marcada por una conexión íntima y nutritiva con su bebé. Sin embargo, al dejar de amamantar, la madre experimenta cambios físicos y psicológicos que a menudo pasan desapercibidos.
La apariencia, las sensaciones, emociones y fluctuaciones hormonales que acompañan al proceso de destete pueden sorprender y desconcertar a muchas mamás. Veamos en detalle lo que suele suceder cuando se detiene la lactancia materna. Al comprender mejor estos aspectos, podrás estar más preparada para afrontar este período de transición y tomar medidas para cuidar tu cuerpo y sentirte bien.
¿Qué sucede al dejar de dar el pecho?
Durante el embarazo, las glándulas mamarias experimentan trasformaciones para la etapa de lactancia materna:
- Los pechos aumentan su tamaño y sensibilidad.
- Los lóbulos y alvéolos mamarios crecen y comienzan a producir leche.
- Los pezones y las areolas cambian de forma y coloración, volviéndose más oscuros.
En estos procesos intervienen diversas hormonas, como el lactógeno placentario, los estrógenos, la progesterona, la prolactina y la oxitocina. Estas sustancias trabajan en conjunto para la producción y mantenimiento de la leche materna.
Cuando una mujer decide dejar de amamantar, su cuerpo experimenta una serie de cambios destinados a volver al estado previo al embarazo. Estas transformaciones pueden manifestarse tanto a nivel físico como emocional.
Impacto psicológico del destete
El proceso de dejar de amamantar puede tener un impacto psicológico y emocional significativo tanto para la madre como para el bebé. Este período puede ser experimentado como un duelo por la pérdida de la conexión y el vínculo amoroso que se establece a través de la lactancia materna.
Es común experimentar emociones encontradas durante el destete, que van desde la tristeza o la culpa por dejar de amamantar, hasta la sensación de alivio por la finalización de esta etapa. Así lo señala un estudio testimonial publicado en EC Paediatrics con diferentes madres, en edades comprendidas entre los 20 y 42 años.
El proceso puede desencadenar también cambios de humor que se relacionan con la disminución de hormonas como la prolactina y la oxitocina, que están asociadas con la sensación de bienestar y la conexión emocional.
Los síntomas físicos y emocionales que pueden experimentar las madres incluyen dolores de cabeza, fatiga, pérdida de apetito, irritabilidad, ansiedad, insomnio, melancolía, tristeza profunda e incluso llanto sin motivo aparente. En algunos casos, puede desarrollarse una depresión posdestete debido a la sensación de separación del bebé.
Aunque es normal sentir una amplia gama de sentimientos en este periodo, es importante que te permitas procesar lo que sientes y cuentes con el apoyo de tu pareja, amigos y familiares. Si los síntomas emocionales persisten, son severos o afectan tu calidad de vida, es recomendable buscar ayuda profesional.
La adaptación a esta nueva etapa puede variar en su duración y complejidad para cada mujer.
Mira estos: Consejos para dejar de amamantar
Cambios hormonales al dejar de amamantar
Durante la lactancia, la producción de leche está regulada por varias hormonas, entre las que se destacan la prolactina y la oxitocina. Estas sustancias aportan sensación de felicidad, bienestar y están vinculadas a la conexión emocional entre la mamá y su bebé.
Cuando se suspende la lactancia, los niveles de estas hormonas comienza a disminuir de manera gradual. Este declive de las sustancias responsables de generar sentimientos de calma, amor, relajación y satisfacción, afectan el estado de ánimo y el bienestar emocional de la madre.
Además, el cese de la lactancia puede desencadenar un aumento en los niveles de estrógeno. Como consecuencia, algunas mujeres pueden experimentar sensibilidad en los senos, náuseas, aumento de las secreciones vaginales y otros síntomas relacionados con el ciclo menstrual, ya que el cuerpo reinicia su ciclo reproductivo.
Aunque estas alteraciones pueden causar incomodidad temporal, por lo general se estabilizan con el tiempo a medida que el cuerpo encuentra su equilibrio hormonal otra vez. Sin embargo, si los síntomas persisten o son severos, es recomendable buscar orientación médica para recibir apoyo adecuado.
Para minimizar el impacto de estas modificaciones, es crucial optar por un proceso de destete respetuoso, gradual y progresivo. Reducir las tomas de manera paulatina permite una transición más suave, tanto para la madre como para el bebé, al evitar complicaciones y facilitando la adaptación física y emocional de ambos ante esta nueva etapa.
El ciclo menstrual y la fertilidad al dejar de lactar
El regreso del sangrado menstrual después del parto varía de una mujer a otra. Para muchas, es habitual que el período vuelva a aparecer al dejar de amamantar de manera exclusiva. Sin embargo, es posible que algunas mamás no vuelvan a tener su regla hasta que hayan destetado por completo.
Las posibilidades de quedar embarazada durante la lactancia son bajas, aunque no imposibles. El reinicio del ciclo menstrual después del parto, el paso del tiempo o las tomas más espaciadas pueden ser indicadores de un aumento en las posibilidades de ovulación y fertilidad, tal como señala una publicación de Maternal-Fetal and Neonatal Endocrinology.
Por ello, es importante que consultes a tu médico acerca de la anticoncepción si deseas evitar un embarazo adicional no deseado en el corto plazo.
Aunque las mujeres que practican la lactancia materna exclusiva pueden experimentar una supresión prolongada de la menstruación y la ovulación, una vez que comienzan a disminuir las tomas o si el bebé comienza a introducir alimentos sólidos, es probable que la fertilidad comience a recuperarse.
Transformaciones en los pechos
Al concluir la etapa de amamantamiento, los pechos de la madre también experimentan una serie de transformaciones. Estos cambios son parte del proceso natural de involución mamaria, en el cual las mamas regresan a su estado previo al embarazo.
Durante el embarazo y la lactancia, los pechos cambian: la glándula mamaria se hipertrofia para adaptarse a la producción de leche. Al dejar de lactar, las células glandulares comienzan a atrofiarse y el tejido de la mama sufre un proceso de remodelación estructural que implica la sustitución de muchas células glandulares por tejido graso.
Esto conduce a una reducción en el tamaño y la firmeza de los senos, pues el tejido adiposo tardará alrededor de 6 meses o más en ocupar su espacio y lograr que los pechos recuperen su forma y volumen.
El proceso de involución mamaria varía en cada mujer. Es común que las madres que han amamantado durante varios meses noten que sale o se escapa leche si aprietan su pecho, incluso varias semanas o meses posteriores al destete. Cada mujer agotará sus reservas en un período de tiempo diferente.
Además de la involución mamaria, que ocurre en el interior de los pechos, es común que los senos experimenten cambios externos en su forma y textura. Pueden parecer más chicos, caídos, arrugados o menos llenos debido al estiramiento que ocurre durante el embarazo y la lactancia, también se puede detectar pérdida de volumen y firmeza.
¿Cómo recuperar la firmeza del pecho tras la lactancia?
Restablecer el tamaño y la firmeza de los senos después de la lactancia puede ser un desafío para mujeres preocupadas por su aspecto físico y que buscan recuperar su figura. Con los cuidados adecuados y la práctica de algunos ejercicios específicos para el pecho, es posible lograr resultados satisfactorios.
- Natación, pilates o yoga son deportes para el posparto que ayudan a fortalecer la musculatura del pecho y mejorar la tonicidad.
- Un destete gradual y progresivo ayuda a que los pechos tengan tiempo de recuperarse de manera natural y no se vacíen por completo de manera abrupta.
- Entrenar los músculos pectorales puede ayudar a tonificar y levantar los senos. Las flexiones, press de pecho, planchas y ejercicios con pesas pueden ser efectivos para mejorar la firmeza y la apariencia de los senos.
- Masajes reafirmantes: los masajes circulares, de abajo hacia arriba, usando hielo, compresas frías o aceites naturales como almendra, rosa mosqueta u oliva pueden ayudar a tonificar la piel y mejorar la firmeza de los senos.
- Mantener la piel hidratada y bien cuidada es fundamental para preservar la elasticidad y la salud de los senos. Utilizar cremas o aceites hidratantes, ricos en colágeno y vitamina E, pueden ayudar a mejorar la apariencia de la piel y minimizar la flacidez.
- Usar sujetadores que den un soporte adecuado durante y después del período de lactancia es esencial. Los sostenes ajustados pueden ayudar a prevenir la caída de los senos y mantener su forma natural.
Recuerda siempre que estos son tiempo de cambios
El proceso de destete es un momento de transición, tanto para el bebé como para la madre. Hacerlo de manera gradual puede ayudar a minimizar los efectos propios de esta etapa y permitir una transición más suave para ambos.
Al dejar de amamantar, puedes esperar cambios físicos, emocionales y hormonales. Es importante que abordes este período con paciencia, comprensión, autocuidado y mucho cariño contigo misma.
Durante el destete, debes observar tus pechos a diario. Ante la presencia de dolor, zonas enrojecidas o cualquier síntoma que te llame la atención, y si sientes que algo no anda bien, busca ayuda con un profesional de la salud.
Además de ello, recuerda que es valioso que puedas darte el espacio para procesar tus emociones y recibir el apoyo que necesitas. Por último, ten en cuenta que la conexión con tu hijo no termina con el destete, sino que evoluciona hacia nuevas formas de vinculación y cuidado. Aunque ya no haya leche para dar, tu hijo te necesita y tú sigues ahí para él.
Bibliografía
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